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jueves, 13 de enero de 2011

coinciden todos en una bajada catastrófica de popularidad de Evo, como resultado del gasolinazo, menos Evo claro está. incontestable el análisis LP,LP


Tres medios extranjeros, un dirigente social y un analista coinciden en que el gasolinazo y su posterior abrogación comprometieron severamente la imagen de Evo Morales, daño que difícilmente será revertido. Sólo un analista cree que el Gobierno no se verá afectado por esta razón. El politólogo Carlos Cordero calificó la situación como “uno de los fracasos políticos más estrepitosos que ha tenido el Gobierno. Este momento ha afectado a la imagen y la credibilidad del Gobierno. La confianza se ha roto. Y está teniendo, hoy día, efectos en su gobernabilidad. La gente y los movimientos sociales se sienten influyentes. Sienten que le han doblado el brazo al Gobierno”. Cordero sostuvo que la imagen de Evo Morales “no se va a recuperar fácilmente, pese a que el Gobierno va a hacer todo lo posible por recuperar la confianza y la credibilidad con anuncios de mayor inversión, de mejorar los bonos. Pero recuperar esa confianza rota va a ser difícil para el Gobierno”. La revista ecuatoriana Vistazo también se ocupó del tema en un editorial, en el que señala que “lo que ha ocurrido en Bolivia encierra dos lecciones para el resto de América Latina. En primer lugar, el modelo populista es insostenible. Segundo: la lógica del populismo autoritario apunta a una radicalización cada vez mayor precisamente porque es insostenible”. El editorial agrega que “las empresas que solían invertir en petróleo dejaron de hacerlo debido a los bajos precios internos fijados por el Gobierno. Algunas apostaron su dinero al gas natural en condiciones draconianas; otras se dieron por vencidas”y así se debió importar ingentes cantidades de combustibles a precios internacionales. El Mercurio, de Chile, sigue la misma línea al indicar que “para Evo y su entorno queda claro, ahora, que necesitan más inversiones en ese rubro, pero también se han dado cuenta de que no hay incentivos para que las empresas arriesguen su capital en Bolivia en prospecciones que no saben cómo les redituarán”. Señala que en ese escenario, la Administración Morales “levanta, como tantos gobiernos que lo precedieron, el tema de su aspiración marítima y de la posibilidad de acudir a La Haya, provocando la oportuna reacción de la Cancillería chilena que, con mesura y ponderación, pidió explicaciones”, que bajaron la tensión. El dirigente social Óscar Olivera, quien lideró en 2000 protestas ante la privatización del agua potable en Cochabamba, anota que “la gente, de manera muy organizada pero autónoma, salió a las calles a protestar, a oponerse al gasolinazo. Pero no se salió solamente en los lugares tradicionales de rebelión popular, sino que se salió en todo el país. Incluso en el Chapare, el bastión de Evo, los pobladores bloquearon las carreteras. Yo creo que iba a haber una respuesta popular muy seria, que pondría en riesgo la estabilidad del Gobierno”. Olivera alertó de que “nadie quiere la vuelta de la derecha fascista, pero el Gobierno está creando las condiciones para que esto suceda. En este proceso se han generado espacios de articulación de la derecha como son los comités cívicos. Lo más grave de la arrogancia, de la descalificación del Gobierno, es que no hay referentes políticos aparte de Evo Morales, no hay ni cuadros, ni referentes organizacionales, ni personales, creíbles. Ni en lo alto, ni en lo bajo, ni en lo medio de sus estructuras políticas y sociales, no los hay. Todos son vasallos del caudillo”. El rotativo La Hora de Ecuador señala, por su parte, que “el ‘gasolinazo’ fue del 57 al 82 por ciento, con efectos inmediatos en el abastecimiento cotidiano. El Gobierno alegó que estaba terminando con una herencia del ‘neoliberalismo’, pero no atinó a explicar por qué tardó tanto. No lo hizo antes porque estuvo atado a una ideología antineoliberal primaria, de la que fue víctima. Por razones ideológicas el Gobierno empezó denunciando que los que protestaban eran unos pocos desestabilizadores de oposición, y no la población pobre”. “El Gobierno no se ha debilitado” El analista político Hugo Moldiz, afín al MAS, sostuvo que el alza de los precios de los combustibles “no tuvo, políticamente, el efecto de afectar a la imagen del Presidente y del Gobierno. Fue un buen jalón de orejas para el Gobierno, en términos de la medida que estaba llevando adelante, pero no al conjunto del proyecto político, estrategia, legitimidad y fortaleza que tiene el Gobierno y particularmente el Presidente”. Moldiz dijo que la reacción popular se dirigió contra una decisión concreta que “se la ha considerado como una continuación de las viejas recetas que durante dos décadas nos aplicó el modelo neoliberal. Por lo tanto, el rechazo fue a una medida, no fue contra el comportamiento de la actual administración”. El analista atribuyó, además, la reacción popular a que “parece que los movimientos sociales han sido llamados a una tregua. Parece que lo que los unía en el pasado era la necesidad de enfrentar a los neoliberales. Después de cuatro años y medio de la primera gestión del presidente Evo Morales, al momento de desaparecer esa causa común afloran las reivindicaciones propias y naturales de los movimientos sociales”, que causaron las protestas de diciembre. Para destacar Una encuesta levantada entre el 4 y el 6 de enero mostró que la popularidad de Evo Morales cayó al 30% por el gasolinazo. El rechazo al Primer Mandatario alcanzó al 67 por ciento, pero el Gobierno intentó minimizar esa consulta. En otros hechos anteriores, los responsables fueron ministros o parlamentarios, nunca el Jefe del Estado. La credibilidad del Presidente del Estado quedó en entredicho, según el analista político Carlos Cordero. Textuales “El aura de Evo se vio afectada. Se convirtió en una suerte de rehén de los movimientos sociales. Su autoridad se debilitó; el Presidente flaqueó ante el temor de que se reeditaran las protestas de 2003 y 2005, que botaron varios gobiernos. Evo, probablemente, nunca pensó que enfrentaría la furia de los sectores que lo encumbraron a la Presidencia, y por eso decidió negociar. Lo han dicho él y otros de su gabinete: es prioritario eliminar los subsidios, pero ahora están dispuestos a hacerlo en forma gradual. El tema de fondo en este problema es que la nacionalización de los hidrocarburos no le ha traído a Bolivia la bonanza económica esperada. Tampoco se ha logrado un aumento en la producción de gas y petróleo. De los 10.200 barriles diarios de hidrocarburos que se extraían hace dos años, en 2010 la producción cayó a 4.900 barriles por día. Los bolivianos consumen 60.000, por lo que deben importar la diferencia”. El Mercurio / Santiago de Chile “Las imágenes muy impactantes de la televisión recordaban el alzamiento de los años 2000 contra los ‘neoliberales’. Para evitar lo peor, el Gobierno apresuró un viraje de 180 grados, anunciando, sin decreto, la ‘abrogación’ del decreto. Dos decisiones contradictorias sin antecedentes en el pasado del país. El Gobierno, extraviado en el camino por la fuerza de la presión social que lo detuvo, abdicó de su responsabilidad de gobernar, pidiendo que los ‘movimientos sociales’ le digan cuándo debe hacerse el reajuste diferido. La situación crítica le hizo perder su cotidiana arrogancia. Es la mayor derrota política de Evo Morales en cinco años. Se entrampó solo en su propia encrucijada. Cualquier decisión que tome en adelante tendrá sus costos políticos y sociales. Víctima de sí mismo, salió muy debilitado, vencido no por la oposición sino por su propia gente, que ahora pide cabezas”. La Hora de Ecuador / Quito

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