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viernes, 27 de junio de 2008

lo que se viene es la mayor represión, la causa de la salida del Embajador y de USAID porque allí se instalará el aparato represor del régimen actual

La injerencia que mantiene el presidente venezolano en Bolivia, nos obliga a usar otra lógica para comprender los hechos que se están suscitando. Desde este punto de vista consideramos que detrás de muchos hechos existen motivos que obedecen a maniobras del gobierno de Chávez, que es quien está dando gran parte de las directrices en nuestro país.
Recordemos que ante cualquier situación de conflicto el presidente Morales viaja a Cuba y pasa por Venezuela para recibir la receta y las debidas instrucciones de su mentor y financiador.
Hemos tenido evidencias de la presencia chavista en la toma del aeropuerto de Viru Viru, en el episodio del avión venezolano que tuvo que escapar de Riberalta dejando un maletín repleto de dinero, los cheques venezolanos que reparte Evo, la amenaza de vietnanimizar Bolivia que ha lanzado repetidas veces el mandatario venezolano, y para abreviar, actualmente hemos encontrado la mano venezolana en el incidente ocurrido en Yacuiba, ya que el militar que perpetró el atentado se entrenó en Venezuela y el automóvil en el que este se desplazaba fue alquilado por la embajada de ese país.
En medio de la presente crisis los cocaleros, de los que Evo es jefe, han expulsado a USAID del trópico del Chapare, bajo la acusación de que esta agencia no gubernamental financiaba planes conspirativos y a grupos como la Unión Juvenil Cruceñista, al cual el gobierno endilga todos los males del país, entre los que le ha atribuido el mayor invento del gobierno actual, cual es la acusación de un mal armado atentado para asesinar al Presidente Evo Morales.
De cualquier manera el haber "limpiado" a USAID de la zona del Chapare, no tiene por supuesto nada que ver con las denuncias que se han esgrimido contra esta agencia, porque tanto Chávez como Evo Morales se han vuelto expertos en mentir y armar fábulas de acusaciones que no tienen porqué tener ningún asidero en la realidad, porque ellos responden al libreto de Castro, que sólo denuncia y luego no respalda, puesto que su único objetivo es el de justificar las maniobras que vienen por detrás y que quieren esconder.
Pues bien señores, ajustémonos los cinturones, porque lo que viene por detrás es la mayor represión de la que tengamos conciencia, este es el motivo por el que se ha hecho huir al embajador Norteamericano y ahora a los funcionarios de USAID. Podemos estar seguros que la represión está cerca y que Evo Morales con su socio Chavez han elegido a El Chapare como la "Zona libre" para montar e instalar su aparato represivo. Geopolíticamente saben por qué lo hacen, responde al plan B, porque el plan A, era sacarse a los prefectos de encima con el fraude del Referendum Revocatorio, si es que estos hubieran actuado como pusilánimes e incautos al aceptarlo. Ante el fracaso de esa tomadura de pelo, Morales ha echado a andar su plan B, que consiste en iniciar las operaciones represivas- terroristas a fin de imponernos su plan totalitario, desde El Chapare.
Las supuestas conspiraciones de los chicos con un mausser viejo, de la Embajada de los EE:UU y de USAID, la paliza y persecución a los miembros de la Unión Juvenil, no son más que el pretexto de esta treta macabra para reducirnos y someternos en nuestra propia tierra.
Esta y no otra es la razón por la que se ha declarado a El Chapare "territorio libre de injerencia norteamericana". Esta es la razón por la que Evo estuvo de acuerdo con la quema de la embajada y con la expulsión de USAID. Esta es la razón por la que 10 mil fusiles AK-47 rusos, están en poder del Ejército, lo que ha sido confirmado por el comandante del Ejército, general Freddy Mackay.
Recordemos que esta era el arma que tenía en su poder el militar que perpetró el atentado en Yacuiba. Para completar el cuadro, también se tiene noticia de que el día miércoles de la presente semana, alrededor de las 5pm, aterrizó en Cochabamba, en la pista de la Fuerza Aérea, un avión ruso con matrícila venezolana sin ningún permiso de Assana o de Sabsa, luego se pudo advertir que descargaron "algo" a caimanes. También se pudo ver que uno de los helicopteros presidenciales que es también ruso, estaba ahí.
Este tema va muy de la mano con el traslado de policías a Santa Cruz y otras ciudades de Bolivia, la salida de USAID del trópico de Cochabamba y de Bolivia. Todo nos lleva a pensar que estamos ante una inminente invasión venezolana con inicio de acciones terroristas; no hay que olvidar los Vietnams que Chavez prometió en nuestro país.
(escrito por Centa Reck y publicado en www.hoybolivia.com)

martes, 24 de junio de 2008

bolivia se enfrenta a un dilema: o autonomía o prosecusión de un centralismo asfixiante aún cuando queda la vía electoral

dante pino explaya la idea de la vía de solución en éste artículo imperdible:

La única salida a la crisis

La realidad es testaruda, reza el viejo dicho y cuando se la niega seguro te estrellaras contra la roca. El 22 de este mes fue una fecha histórica al haber culminado el proceso autonómico.
Con el cierre de este proceso tenemos una Bolivia y dos caras: la Bolivia centralista en cinco departamentos y la Bolivia autonómica en cuatro. Pero el proceso nos indica que las autonomías avanzan seguras en seis de los nueve departamentos.
El centralismo se agita y se desgana negando la legalidad de las autonomías, el costo de su proceso y acusa a sus autores de golpistas. Si el Gobierno creería en lo que dice y se sentiría con ese respaldo que dice tener en el pueblo, si estaría seguro de que vivimos en un Estado de Derecho y que por tanto le corresponde aplicar la ley a los que la violaron, ya debía haber enviado a los fiscales para que inicien los procesos legales respectivos y deberían estar presos esos Prefectos acusados de haber violado la Constitución y las leyes. ¿Por qué no es así? Por la sencilla razón de que el Gobierno no gobierna. Está reducido a una presencia en tres de los nueve departamentos. Con el cierre autonómico en Tarija y la elección de la nueva Prefecto en Chuquisaca, sumada a la rebelión potosina estamos ante una verdadera crisis de gobierno o sea de administración nacional.
La crisis de Estado ha llegado a un punto de no retorno. Las autonomías son una realidad objetiva, mientras que el centralismo agoniza irremediablemente. Esta situación no tiene una salida para ambos. Es decir: las autonomías no pueden negarse a sí mismas y el centralismo ya no tiene fuerza para vencerlas, por eso no se trata de voluntarismo (dialogo) en “las partes” sino de su viabilidad. ¿Qué es realmente viable: el centralismo agónico o las autonomías nacientes?
Esta pregunta sacude el centro nervioso del centralismo sin embargo, su fin ha tenido en la decisión de PODEMOS de otorgarle el Referéndum revocatorio una salida inesperada. Prolongar su agonía hasta un límite intolerable para la economía nacional. Me explico: el revocatorio es el último acto al que puede recurrir el gobierno de Evo Morales para prolongarse, modificando a su favor una correlación de fuerzas políticas que le permita destruir todo lo avanzado en el proceso autonómico imponiendo una constitución que “legalice” al centralismo nuevamente y le de atribuciones para la reelección indefinida.
PODEMOS ha logrado sin duda colocar todo el proceso autonómico en riesgo. Sigo insistiendo que lo hizo con el propósito de agudizar la polarización actual hasta llegar al límite peligroso de la división nacional. Todas las otras explicaciones (farra incluida) pecan de simplistas y no guardan relación con todo el peligro en que se coloca al patrimonio nacional autonómico.Por esto, el revocatorio es la salida política que necesita el MAS, pero es, a su vez, el detonante de una posible escisión nacional. Este es el epicentro del problema, que como usted verá, no puede ser reducida a “una cosa de machos”. Yo no estoy de acuerdo con la tesis de que el revocatorio “no resuelve nada”. Sí que resuelve, porque soluciona la debilidad, aislamiento y pérdida de la base social del gobierno colocando a las autonomías en una posición límite de supervivencia, que es lo mismo que prender la mecha de la explosión. Porque las autonomías no reconocerán la continuidad de Evo Morales ni este la de los Prefectos reelegidos.
Y esta es la responsabilidad que tienen ahora los Prefectos de las autonomías. Preservar lo avanzado y consolidar el proceso. Los Prefectos autonómicos tienen ahora un origen distinto a los Prefectos del centralismo, responden a la voluntad de sus soberanos para aplicar sus Estatutos y no pueden dejar esta obligación a un lado para colocar al país en una situación inaudita de escisión solo para darle el gusto al MAS de que prolongue su agonía centralista.
¿Qué queda entonces? La salida lógica, ante un nuevo país, que tiene dos realidades: un centralismo agónico y unas autonomías florecientes, son NUEVAS ELECCIONES GENERALES. Para que el nuevo Gobierno consolide el proceso autonómico y encamine el centralismo que resta en los otros departamentos a la nueva Bolivia autonómica. Es decir necesitamos un Gobierno comprometido con el cambio autonómico y consciente del nuevo papel que le toca desempeñar manteniendo la UNIDAD NACIONAL y preservando los intereses de la Patria.
Esta salida es la única que tiene la crisis de Estado, porque evita el enfrentamiento nacional, aleja el peligro de una escisión y pone en manos del soberano la definición del nuevo pacto social basado en el reconocimiento de las autonomías como eje central de la nueva Bolivia.

jueves, 19 de junio de 2008

james petras pertenece a la izquierda norteamericana y siendo profesor universitario es crítico al sistema imperialista a las guerras inducidas

"cómo hacer que los estadounidenses apoyasen el nuevo programa bélico para Oriente Próximo se pregunta petras, a falta de cualquier tipo de amenaza visible, creíble e inmediata...necesitan un incidente terrorista catastrófico que pudiera desencadenar la nueva guerra mundial... encontrar un elemento que permitiese movilizar un apoyo masivo y ciego al inicio de una guerra... en suma se necesitaba un pretexto valedero para lanzar una guerra permanente" el pretexto fue el 11-s y la guerra afganistán primero y luego Irak.

Veamos en primer término el ejemplo del ya experimentado episodio el ataque a Pearl Harbor y la Segunda Guerra y luego el 11-s con todos sus ingredientes de crueldad y odio al árabe musulmán.

Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 sirvieron a los fines de los constructores militaristas del imperio de Estados Unidos e Israel. La destrucción del World Trade Center y la muerte de casi 3.000 civiles sirvió de pretexto para una serie de guerras coloniales, ocupaciones coloniales y actividades terroristas en todo el mundo, y consiguió el apoyo unánime del Congreso estadounidense a la vez que desencadenaba una campaña de propaganda masiva en todos los medios, a favor de la guerra.


Provocación y pretexto en la guerra contra Japón.
El presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR) puso muy alto el listón en materia de provocación y creación de pretextos capaces de socavar el sentimiento mayoritariamente contrario a la guerra, y de unificar y movilizar el país para el conflicto. Robert Stinnett, en su brillante y documentado estudio Day of Deceit: The Truth About FDR and Pearl Harbor (El día del engaño. La verdad sobre FDR y Pearl Harbor) demuestra que Roosevelt provocó la guerra con Japón al seguir metódica y deliberadamente un programa de ocho pasos de hostigamiento y bloqueo contra Japón desarrollado por el comandante Arthur H. McCollum, director del Departamento de Extremo Oriente de la Oficina de Inteligencia de la Marina de Estados Unidos. En el estudio se presenta una documentación sistemática de los telegramas estadounidenses en los que se informaba del seguimiento de la armada japonesa hacia Pearl Harbor, que demuestran claramente que Roosevelt supo de antemano del ataque japonés a la citada base, al haber seguido cada paso de la flota japonesa a lo largo de su recorrido.
Peor aún, Stinnett revela que al almirante H.E. Kimmel, encargado de la defensa de Pearl Harbor, se le negó el acceso a los decisivos informes del espionaje estadounidenses relativos a los movimientos de aproximación de la flota japonesa, con lo que le impidió la defensa de la base. El ataque furtivo de los japoneses, que produjo la muerte de más de 3.000 militares estadounidenses y la destrucción de un gran número de buques y aviones, provocó con éxito la guerra que FDRoosevelt había deseado. En la etapa anterior al ataque, el presidente Roosevelt había ordenado la ejecución del memorando de octubre de 1940 elaborado por los servicios de inteligencia de la Marina y cuyo autor fue el citado McCollum, con las ocho medidas concretas equivalentes a acciones de guerra, entre otras el bloqueo económico de Japón, el suministro de armas a los enemigos de Japón, impedir a Tokio el acceso a determinadas materias primas de valor estratégico para su economía, y la denegación de acceso portuario, con todo lo cual se provocaba la confrontación militar. Para superar el rechazo generalizado a la guerra, Roosevelt necesitaba que Japón cometiese una acción espectacular, destructiva e inmoral contra una base militar estadounidenses claramente defensiva que convirtiese a la pacifista opinión pública norteamericana en una máquina de guerra cohesionada, indignada y biempensante. De ahí la decisión presidencial de rebajar la defensa de Pearl Harbor al negar al almirante Kimmel, datos básicos sobre el previsto ataque del 7 de diciembre de 1941. El precio pagado por EE UU fue de 2.923 muertos y 879 heridos, y una acusación y juicio contra el almirante Kimmel por negligencia. A cambio, Roosevelt consiguió su guerra. El exitoso resultado de la estrategia de Roosevelt condujo a medio siglo de supremacía imperial en la región de Asia y el Pacífico. Sin embargo, un resultado no previsto fue la derrota de las tropas imperiales japonesas y estadounidenses en China continental y en Corea del Norte por los victoriosos ejércitos comunistas de liberación nacional.

El pretexto del 11 de septiembre y las invasiones de Iraq y Afganistán
En 2001, la gran mayoría del público estadounidense estaba preocupado por una serie de problemas internos: la recesión económica, la corrupción empresarial (Enron, WorldCom, etc.), el estallido de la burbuja punto com o cómo evitar un nuevo enfrentamiento militar en Oriente Próximo. No se percibía en Estados Unidos ningún interés en ir a la guerra por Israel, ni lanzar una nueva contra Iraq, especialmente después de la derrota y humillación de este país diez años antes, y de las brutales sanciones económicas que se le habían impuesto. Las compañías petroleras estadounidenses negociaban nuevos acuerdos con los países del Golfo y tenían en perspectiva, con algo de suerte, un Oriente Próximo estable y en paz con el único borrón de Israel y sus salvajes ataques contra los palestinos y sus amenazas a sus adversarios. En la elección presidencial del año 2000, George W. Bush fue elegido a pesar de haber perdido en la votación popular, en gran parte gracias a manejos electorales (con la complicidad del Tribunal Supremo) que impidieron el voto de parte de la población de raza negra en Florida. La belicosa retórica de Bush, y su énfasis en la seguridad nacional, tuvo ecos sobre todo en sus asesores sionistas y en el lobby pro israelí; el resto de estadounidenses hizo oídos sordos. Esta brecha entre los planes para Oriente Próximo de sus principales cargos sionistas en el Pentágono, la oficina del vicepresidente y el NSC, y las preocupaciones del pueblo estadounidense en general con sus problemas internos era llamativa. Ni los artículos de los periódicos sionistas, ni la retórica y la teatralidad anti árabe y anti musulmana proferida por Israel y sus portavoces en EE UU tenían repercusión sobre la opinión pública. En general, nadie creía en una amenaza inminente para la seguridad nacional por un ataque terrorista catastrófico, definido como un ataque con armas químicas, biológicas o nucleares. La opinión pública estadounidense estimaba que las guerras de Israel en Oriente Próximo y la exigencia por parte de sus voceros en Estados Unidos de una intervención no formaban parte de sus vidas ni de los intereses nacionales.
El principal desafío de los militaristas del gobierno de Bush era cómo hacer que la opinión pública estadounidense apoyase el nuevo programa bélico para Oriente Próximo a falta de cualquier tipo de amenaza visible, creíble e inmediata por parte de un país soberano de Oriente Próximo.
Los sionistas gozaban de posiciones privilegiadas en todos los puestos clave de gobierno como para lanzar una guerra ofensiva de alcance mundial. Tenían ideas claras sobre qué países atacar (los adversarios de Israel en Oriente Próximo), habían definido la ideología pertinente (guerra contra el terrorismo, defensa preventiva), habían proyectado una secuencia bélica, y habían vinculado su estrategia bélica regional a una ofensiva militar global contra todo tipo de gobiernos, movimientos y líderes opuestos a la construcción imperial por los medios militares estadounidenses. Lo único que necesitaban era coordinar a la élite para facilitarle un incidente terrorista catastrófico que pudiera desencadenar la nueva guerra mundial que habían expuesto y defendido públicamente.
La clave del éxito de la operación consistía en incitar a los terroristas y en propiciar una negligencia calculada y sistemática, marginando deliberadamente a los agentes de los servicios secretos y los informes de organismos de inteligencia que identificaban a los terroristas, sus planes y sus métodos. En subsiguientes audiencias de investigación, era preciso fomentar la imagen de negligencia, ineptitud burocrática y fallos de seguridad a fin de cubrir la complicidad del gobierno en el éxito de los terroristas. Era absolutamente esencial contar con un elemento que permitiera movilizar un apoyo masivo y ciego al lanzamiento de una guerra mundial de conquista y destrucción centrada en los países y los pueblos árabes y musulmanes, y este elemento era un acontecimiento catastrófico del que pudiera responsabilizarse a éstos.
Después del choque inicial del 11 de septiembre y la campaña propagandística desencadenada, que saturó los hogares estadounidenses, algunos elementos críticos comenzaron a cuestionar los preparativos del atentado, especialmente cuando algunos informes de organismos de inteligencia nacionales y extranjeros comenzaron a difundir que los responsables estadounidenses de las políticas tenían informaciones claras de los preparativos del ataque terrorista. Tras muchos meses de presión popular sostenida, el presidente Bush procedió a crear una comisión de investigación de los hechos del 11 de septiembre, presidida por antiguos políticos y funcionarios gubernamentales. Philip Zelikow, académico y ex funcionario gubernamental, destacado defensor de la defensa preventiva (es decir, la política de guerra ofensiva promovida por los militantes sionistas del Gobierno), fue nombrado director ejecutivo encargado de preparar y redactar el informe oficial de la Comisión de Investigación del 11 de septiembre. Zelikow estaba al corriente de la necesidad de un pretexto –como el del 11 de septiembre– para lanzar una guerra permanente de ámbito mundial que él mismo había recomendado. Con una sagacidad que sólo podía venir de alguien familiarizado con el montaje que condujo a la guerra, Zelikow había escrito: “Como Pearl Harbor, este acontecimiento dividiría a nuestro pasado y nuestro futuro en un antes y un después. Estados Unidos (sic) podría responder con medidas draconianas, reducción de las libertades civiles, una mayor vigilancia de los ciudadanos, la detención de sospechosos y la utilización de fuerza letal (tortura)”, (véase Philip Zelikow y otros, Catastrophic Terrorism – Tackling the New Dangers, Foreign Affairs, 1998).
Zelikow dirigió el informe de la Comisión que eximió al gobierno de todo conocimiento o complicidad en el 11-S, pero que convenció a pocos estadounidenses, al margen de los medios de comunicación y el Congreso. Las encuestas realizadas en el verano de 2003 sobre los datos y las conclusiones de la Comisión mostraron que una mayoría de la opinión pública estadounidense, especialmente la población neoyorquina, expresaba públicamente un alto grado de desconfianza y rechazo. El público sospechaba de la complicidad del Gobierno, especialmente cuando se reveló que Zelikow había consultado a algunas de las principales figuras investigadas, como el vicepresidente Dick Cheney y el gurú presidencial Karl Rove. En respuesta a los ciudadanos escépticos, Zelikow tuvo un rapto de locura y calificó a los no creyentes de “gérmenes patógenos cuya infección debía combatirse.” Con un lenguaje que recordaba la retórica social-darwinista hitleriana, se refirió a las críticas al encubrimiento de la Comisión como “bacterias que pueden infectar el cuerpo entero de la opinión pública.” Sin duda, este berrinche pseudocientífico reflejó el miedo y asco que Zelikow siente por los que lo involucraron con un régimen militarista que inventó el pretexto para una guerra catastrófica en favor del Estado favorito de Zelikow: Israel.
A lo largo de la década de 1990, la construcción imperial desarrollada por EE UU e Israel había tomado una renovada virulencia: Israel siguió despojando a los palestinos y ampliando sus asentamientos coloniales; y George Bush senior invadió Iraq y destruyó sistemáticamente la infraestructura económica militar y civil de este país, a la vez que fomentaba la creación del estado satélite de Kurdistán, tras la adecuada limpieza étnica, al norte del país. Como su antecesor, Ronald Reagan, el presidente George H. Bush dio su apoyo a fuerzas irregulares anticomunistas en su conquista de Afganistán, fuerzas que libraron una guerra santa contra un gobierno laico nacionalista y de izquierdas. Al mismo tiempo, intentó equilibrar la construcción imperial por vía militar con la expansión del imperio económico estadounidense, sin ocupar Iraq y tratando, sin éxito, de frenar la expansión colonial israelí en Cisjordania.
Con la llegada de Bill Clinton a la presidencia, se retiraron todas las trabas a la construcción militar del imperio. Clinton provocó una destructiva guerra balcánica, bombardeó sin piedad y desmembró Yugoslavia, bombardeó periódicamente Iraq y amplió las bases militares estadounidenses en los Emiratos Árabes. Bombardeó la principal fábrica de productos farmacéuticos de Sudán, invadió Somalia e intensificó el criminal boicot económico a Iraq que produjo la muerte de unos 500.000 niños. En el seno del gobierno de Clinton, algunos sionistas liberales pro Israel se unieron a los constructores del imperio en posiciones clave para la elaboración de políticas. La expansión militar y la represión israelíes alcanzaron nuevas cotas a medida que los colonos judíos financiados por EE UU y las fuerzas militares israelíes, fuertemente armadas, asesinaban a adolescentes palestinos desarmados que protestaban contra la presencia en los territorios ocupados durante la primera Intifada. En otras palabras, Washington amplió su penetración y ocupación militar en los países y las sociedades árabes, desacreditando y debilitando así el poder de sus gobiernos satélites sobre sus respectivos pueblos.
Estados Unidos puso fin a la ayuda militar que había dado a los grupos armados anticomunistas islámicos de Afganistán, una vez alcanzados los objetivos estadounidenses de destrucción del régimen laico apoyado por la Unión Soviética (acompañada por el asesinato de miles de maestros.) Como consecuencia de la financiación estadounidense se creó una vasta y desestructurada red de combatientes islámicos bien entrenados dispuestos a la lucha contra otros regímenes. Muchos de ellos fueron trasladados por el gobierno de Clinton a Bosnia, donde los combatientes islámicos combatieron en una guerra por delegación y separatista contra el gobierno central, laico y socialista, de Yugoslavia. Otros recibieron financiamiento para desestabilizar Irán e Iraq, y fueron considerados por Washington como fuerzas de choque para futuras conquistas militares estadounidenses. No obstante, la coalición imperial de Clinton, formada por colonialistas israelíes, combatientes mercenarios islámicos y separatistas kurdos y chechenos se deshizo a medida que Estados Unidos e Israel avanzaban hacia la guerra y la conquista de Estados árabes y musulmanes, y Estados Unidos ampliaba su presencia militar en Arabia Saudí, Kuwait y los Estadosos del Golfo.
No fue fácil vender la construcción del imperio basado en el dominio militar contra Estados nación existentes; ni al público estadounidense, ni a los constructores del imperio basado en el mercado de Europa Occidental y Japón, ni a los emergentes de China y Rusia. Washington tuvo que crear las condiciones para una provocación de gran envergadura, que superase o debilitase la resistencia y oposición de los constructores del imperio rivales. Más concretamente, Washington necesitaba un acontecimiento catastrófico capaz de dar la vuelta a la opinión pública, que se había opuesto a la primera guerra del Golfo y que luego apoyó una rápida retirada de las tropas estadounidenses de Iraq en 1990.
Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 sirvieron a los fines de los constructores militaristas del imperio de Estados Unidos e Israel. La destrucción del World Trade Center y la muerte de casi 3.000 civiles sirvió de pretexto para una serie de guerras coloniales, ocupaciones coloniales y actividades terroristas en todo el mundo, y consiguió el apoyo unánime del Congreso estadounidense a la vez que desencadenaba una campaña de propaganda masiva en todos los medios, a favor de la guerra.

martes, 17 de junio de 2008

altamente preocupante que los llamados "ponchos rojos" estén interviniendo como milicias

la denuncia está contenida en el análisis que realiza Centa Reck en un sesudo comentario: Poncho-Milicias

Vamos llegando a donde desea encaminarnos el gobierno de Evo Morales, que entre sus planes contempla la sustitución de las instituciones encargadas de impartir justicia, controles y contrapesos, por milicias sometidas al poder sísmico del Ejecutivo.
Esta es la razón por la que los Pochos Rojos desfilaron como militares ante la presencia de un jefe de las FFAA, al tiempo que desde el palacio de gobierno se informaba que se sumaban a la "lucha contra el contrabando", bajo la complicidad del Gral. César López, hoy presidente ejecutivo de la Aduana Nacional de Bolivia, premiado con este puesto por su servil colaboración e implicación en la masacre del 2003, razón que le ha valido el nombramiento de recaudador de la Aduana, puesto apetecídisimo como conocido botín de guerra de todos los gobiernos de turno.
Hablemos brevemente del General César López y su implicación en la masacre de 2003, circunstancia en la que se desempeñaba como "Jefe del Estado mayor del Ejército", cargo desde el que habría dispuesto que la Fuerza Contra el Terrorismo "Chachapuma", FCTC, destruya antenas de determinados medios de comunicación y detenga a dirigentes sociales.
Lo grave es que además de no haber sido imputado por la masacre del 2003, tampoco asistió a prestar su declaración, razón por la que se emitió una orden de apremio en su contra, la que no fue ejecutada hasta la fecha, quedando pendiente así la recepción de su declaración, así como la determinación del grado de su responsabilidad en la masacre. El que participe del actual gobierno como presidente ejecutivo de la Aduana Nacional, deja en claro que ha sido premiado y esto nos lleva a exigir una respuesta.
¿Por qué Evo Morales lo premia, si está supuestamente persiguiendo a Goni y los otros culpables a los que quiere encarcelar, razón por la que alienta cercos y quemas a la Embajada Norteamericana, por haberles dado asilo político?
Lo que está haciendo Evo Morales es inadmisible; la trama de esta película de terror es simplemente escabrosa, porque en realidad nos deja ver que se gestó un plan para desatar esa masacre de la que el Gral López es un posible cómplice. Todo nos lleva a sospechar que el mentado Gral López obedeció a Evo y no a Goni, de lo que se deduciría que la mano asesina de los movimientos sociales es otra y no precisamente la de Sánchez de Lozada, que para entonces no tenía ya ni perro que le ladre, ni ningún mando dentro de las FFAA, puesto que estas ya habían sido perforadas por el poder en ciernes del Siglo XXI, que fue quien desató la carnicería matando a su propia gente para que los muertos les sirvan de escalera en su ascenso al poder.
No amigos, esto no es ciencia ficción, es la cara oculta de la horripilante pesadilla y la historia paralela que no consta en la historia oficial, pero que tengan por seguro que es la verdadera historia del actual régimen, pues hasta el sentido común nos indica que el Jefe de Estado Mayor del Ejercito tiene que haber estado implicado en los hechos de la represión y la masacre de octubre del 2003, o que por lo menos tiene conocimiento de quienes fueron los responsables, a consecuencia de las atribuciones que la misma Jefatura del Estado Mayor de las FF.AA le otorgaban.
Dentro de la política infame que se desarrolla ante nuestros ojos, se apedrea y se cerca la embajada de EEUU para esconder la verdadera mano asesina, pues el gobierno se rasga las vestiduras porque Goni y Sánchez Berzaín recibieron asilo político, mientras que el brazo armado de la masacre recibe no sólo impunidad sino también un premio del gobierno que hoy se hace la víctima.
De ello resulta que la masacre del pueblo boliviano en el 2003 tiene autores oficiales y otros que están ocultos y agazapados y pretenden seguir ejerciendo el poder a costa de nuevos horrores y masacres de las que se responsabilizarán a otros. Lo que estamos viviendo hoy es tan terrible como la manipulación y los crímenes que por el poder cometió Calígula, Cesar Borgia y Hitler, entre otros monstruos que parió la humanidad.
Los vampiros del 2003, han vuelto a salir de sus tumbas preparando una nueva sangría, razón por la que han firmado un "acta de entendimiento" para la participación de los "ponchos rojos" en la lucha contra el contrabando.
El Gral. López entregó 70 certificados de capacitación a "ponchos rojos" diciendo que recibieron instrucción en técnicas aduaneras y lucha contra el contrabando y el agio. En el acto en que se selló el acuerdo participó también el Gral. Ramiro De la Fuente, comandante del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, responsable de reprimir al contrabando en la frontera con Perú y también el canciller de la República, David Choquehuanca, en representación del Presidente de la República, Evo Morales Ayma.
¡En manos de quienes estamos! y en semejante terrorismo de estado todavía algunos analistas, presentadores de noticias y comunicadores, muchos cruceños, salen a romperse las vestiduras porque la Unión Juvenil Cruceñista se enfrenta con las hordas masistas comandadas por los verdaderos asesinos, convulsionadores, violentos ejecutores de un plan de hegemonía de poder que no respeta ni a los propios movimientos sociales, que han aportado con muertos a esta causa de acumulación de poder, que han sido utilizados como carne de cañón para criminalizar a los actores políticos, sociales y lideres que han derrocado y esperan seguir derrocando a fin de concretar su proyecto dictatorial y un macabro plan de toma del poder.

domingo, 15 de junio de 2008

ernesto carmona consejero del colegio de periodistas de chile y secretario ejecutivo de la comisión investigadora de atentados a periodistas escribe

En Chile están ocurriendo cosas tan extrañas como una fallida operación secreta de la CIA para secuestrar en Iquique a un ciudadano libanés supuestamente vinculado a Hezbollah. Esta historia, revelada por el diario de gobierno La Nación, no tuvo ninguna repercusión. Nadie preguntó quién autorizó esas operaciones extranjeras que suponen el ingreso de armas, equipos de espionaje y efectivos que en cualquier país ameritarían una autorización del Congreso Nacional.
La historia de espionaje CIA, relatada por Luis Narváez y Javier Rebolledo en el diario La Nación [1] del domingo 8 de junio, ocurrió en 2002, bajo el gobierno de Ricardo Lagos, pero salió a la luz en un informe reciente del departamento de Estado.
Bajo el título «El frustrado secuestro de la CIA», el diario asegura que en marzo pasado, un informe del Departamento de Estado norteamericano confirmó un episodio hasta hoy desconocido de la guerra de Bush contra el terrorismo islámico.
Con autorización oficial, la CIA practicó seguimientos, escuchas telefónicas y fotografías a árabes residentes en Iquique. Pero la colaboración se acabó cuando la agencia intentó plagiar a un ciudadano libanés vinculado a Hezbollah y la policía civil se negó a ser parte en el secuestro. Pareciera que la Agencia Nacional de Inteligencia de Chile (ANI) no enfrentó esta amenaza «terrorista», porque La Nación no le atribuye ningún protagonismo en esta intriga internacional, sino a una rama de la Policía de Investigaciones llamada Jefatura de Inteligencia Policial (Jipol).
¿Quién es el ciudadano libanés? El matutino asegura que le cambió la identidad para protegerlo, llamándolo «Arafat Ismail». Se trataría de un comerciante que se instaló en la zona franca de Iquique después de la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre 2001. Sin embargo, pareciera que la presa de la CIA era Assad Ahmad Barakat, supuestamente vinculado a «Arafat Ismail».
Para la CIA, Barakat es la cara visible de los negocios de una supuesta red de Hezbollah en Ciudad del Este, Paraguay, zona franca enclavada en la Triple Frontera con Argentina y Brasil, paraíso del contrabando y la falsificación industrial de relojes Rolex, cámaras, perfumes y toda clase de productos de “marca”.
Según La Nación para «la Secretaría de Prevención del Terrorismo de Paraguay, Barakat es jefe militar de Hezbollah en la triple frontera. De acuerdo a los antecedentes que maneja investigaciones, ingresó a Chile el 25 de junio de 2001, momento en que realizó los trámites para concretar su solicitud de residencia, registrando como domicilio particular Avenida Arturo Prat número 2748, departamento 11, Iquique". El diario dice que es el mismo domicilio que después dio "Ismail».
La Nación aseguró que una «fresca mañana de marzo de 2002 un equipo de agentes encubiertos de la CIA en Iquique preparaba la que sería una de las acciones más audaces en la región». Añadió que «cinco personajes esperaban las órdenes del líder del grupo, una mujer robusta e impecablemente vestida, que se movilizaba en un vehículo con patente roja: era M. T. Para el común de la gente, ella sólo cumplía labores diplomáticas, pero en verdad era la jefa de la CIA en Chile».
Destino: Guantánamo
La Nación : «El plan que tenían los estadounidenses parecía simple. Harían todos los arreglos para que ingresara un avión de transporte indetectable a los radares. Aterrizaría a poca distancia de Iquique, en pleno desierto. Los policías chilenos debían cumplir con el trabajo operativo: apresar al libanés y transportarlo hasta el lugar. Ahí terminaba su labor. Si bien los estadounidenses no comentaron donde lo llevarían, señalaron que necesitaban urgentemente someterlo a un interrogatorio. Aunque nunca se conversó de manera explícita, los agentes de la policía civil sabían que su destino sería la cárcel de Guantánamo o algún centro clandestino. Lo que sí se encargaron de asegurar los integrantes de la CIA es que Chile no se vería involucrado, ni siquiera de forma indirecta, en la operación. Se informaría oficialmente que Ismail había sido apresado dentro de las fronteras de Estados Unidos. Como argumento a su favor, los estadounidenses contaban que cuando Arafat Ismail ingresó a Chile, entregó como domicilio privado el mismo departamento de calle Arturo Prat en que había fijado su residencia Barakat».
El «reportaje» se basa también en un informe publicado el 30 de marzo de 2007 por el Departamento de Estado «donde comunica detalladamente al Congreso de su país las actividades realizadas en todo el mundo a partir del 11/S de 2001, especialmente las de los últimos años». Según ese documento, "funcionarios (chilenos) monitorearon posibles vínculos entre extremistas de la Zona de Libre Comercio de Iquique (Zofri) y los del área de la Triple Frontera, cuando aumentan los lazos comerciales entre ambas áreas".
En lo medular, el diario destacó “la cooperación desde un comienzo con Estados Unidos una vez firmados los convenios sobre la lucha antiterrorista tras los ataques en Nueva York y Washington”. Y añadió que “en la práctica, esto derivó en un intercambio no sólo a nivel policial, sino en la creación de un sistema que facilitó la intervención, en toda Sudamérica, de los organismos de inteligencia de EEUU, especialmente de la Agencia Central de Inteligencia, (CIA)”.
Entrado marzo de 2002, “los funcionarios de la CIA eran cada vez más insistentes respecto a la necesidad de apresar a Arafat Ismail”, dijo La Nación. “Un testigo ocular de una tensa conversación entre la diplomática y uno de los jefes del grupo de policías chilenos aseguró a La Nación Domingo que "se hizo una petición explícita para que el equipo chileno apresara al libanés en el menor tiempo posible".
¿Policías «buenos»?
Pero también existirían policías «buenos», o por lo menos respetuosos del estado de derecho. La Nación: «La presión que ejercieron los agentes de la CIA fue extremadamente fuerte. Al arduo trabajo de los seguimientos, escuchas telefónicas, fotografías y análisis a las empresas de los ciudadanos de origen libanés en Chile, ahora se sumaba la voluntad expresa de la inteligencia estadounidense de cometer una acción que, para los chilenos, era absolutamente ilegal y contraria al Estado de Derecho».
Según el diario, «los detectives se ciñeron la Constitución chilena y se excusaron señalando que no tenían una orden judicial ni razones concretas para sospechar que Ismail había cometido un ilícito en territorio nacional. La misma fuente, relató que ‘la funcionaria dijo que lo único que teníamos que hacer era agarrarlo y llevarlo para que ellos lo sacaran en un avión’. Los policías chilenos insistieron en que llevar a cabo esa acción importaba una abierta violación a los derechos de Ismail, lo que, según las mismas fuentes, a la larga resultó determinante para evitar el secuestro».
«No sólo era una acción ilegal y contraria al Estado de Derecho. Si hubiésemos colaborado, habríamos puesto al país en riesgo máximo de recibir una represalia de alguno de los movimientos islámicos fundamentalistas, como ha ocurrido en otros países", aseguró a La Nación “un alto jefe policial de la época».
El diario afirmó que “los antecedentes con que cuenta este medio indican que los funcionarios chilenos que se negaron a cumplir la misión especial de la CIA, dieron cuenta al director de la Jipol, Luis Henríquez”.
Epílogo y preguntas que nadie formula
El epílogo fue que “Arafat Ismail” abandonó Chile “por su cuenta” a mediados de 2002 y no fue a parar con sus huesos y en secreto a Guantánamo donde 270 seres humanos se pudren en una inhumana “prisión preventiva” acusados de “terrorismo”, muchos sin saber de qué se les acusa y la mayoría sin que se les hayan formulado cargos específicos, excepto 19 juicios militares sin ninguna garantía de equidad, todavía no iniciados y ahora en tela de juicio por una decisión de la Suprema Corte del 13 de junio permitiendo por tercera vez que los detenidos acudan a tribunales civiles federales donde el gobierno de Bush debe justificar sus acusaciones.
Las dos decisiones anteriores de la Corte no fueron tomadas en cuenta por el “estado de derecho” impuesto por la virtual dictadura de Bush. Y un segundo epílogo fue que en octubre 2002, M.T., la funcionaria de la embajada de EEUU en Chile y encargada de la CIA también abandonó el país”.
Pero más allá de la CIA haya terminado frustrada, quedan flotando muchas preguntas sin respuesta:
–¿Quién o quiénes autorizaron el ingreso de estos agentes al país?
–¿Cómo ingresaron los agentes de la CIA al país?
–¿Con qué documentos de identidad pasaron las fronteras y el control de la Policía Internacional?
–¿Con qué armamento e instrumentos tecnológicos de persecución y utilización policial ingresaron al país y cuánto dinero acreditaron para su estadía en Chile?
–Si ingresaron con documentación falsa, ¿fueron advertidos los policías que controlan el ingreso al país de cualquier ciudadano?
–¿Qué lección sacaron los detectives de Policía Internacional tras su experiencia con el ingreso de Alberto Fujimori a Santiago en 2005?
–¿Cuántos procedimientos de control policial se violaron con el ingreso de los agentes CIA?
–¿Quiénes elaboraron y archivaron las bitácoras de ingreso de los agentes de la CIA a Chile?
–¿Qué vehículos ingresaron al país?, ¿utilizaron placas diplomáticas para desplazarse en Chile?, ¿eran vehículos de la Embajada o vehículos arrendados a empresas chilenas colaboradoras de la CIA?
–¿En qué lugares y cuándo se alojaron los agentes durante su permanencia en Santiago, Iquique y otras ciudades del país?
–¿Cuáles fueron sus contactos con la ANI en Santiago, con los policías de Investigaciones y con funcionarios del Gobierno?
–¿Contaron con el apoyo logístico de otras embajadas, aparte de la de Estados Unidos?
–¿Qué han dicho sobre este tema los voceros del Gobierno, de la policía de Investigaciones, ministerio del Interior, Relaciones Exteriores?
Etcétera. Todas estas preguntas pueden originar a su vez otras interrogantes. Pero nadie las formula.
Ernesto Carmona (Fundador y miembro permanente de la -foto- Red Voltarie)

jueves, 12 de junio de 2008

guillermo bedregal cumplió en el pasado eficiente labor al mando de los diputados organizando la cámara y sentando bases institucionales que persisten

en un enjundioso artículo nos habla hoy de los 66 años del MNR
Hace 66 años, un grupo de excombatientes de la Guerra del Chaco, procedentes de diversas clases sociales fundó el MNR. Un acto histórico por las ideas que acompañaron a esta decisión política innovadora, nacionalista y ante todo democrática. Descubrió la categoría filosófica para organizar un bloque histórico dentro del principio de la alianza de clases: obreros, campesinos y gentes de la clase media progresista. Un proyecto nuevo sólo podía prosperar y alcanzar el poder político haciendo de la democracia una forma de vida, la cual se instrumentó para la formación de cuadros de hombres y mujeres de este partido de nuevo estilo. Su vigencia durante más de 66 años ha producido una nueva cultura política. Derrotamos al “superestado minero feudal” y al “latifundismo semiesclavista”; abrimos el país para la diversificación económica e integramos a las masas en nuevas estructuras de clase. En el Gobierno del precursor Gualberto Villarroel(1943-46), el MNR fundó en 1944 la Federación Sindical de Trabajadores Mineros, sobre cuyo núcleo se organizaron otros sectores sindicales cuya potencia dio luz, en abril de 1952, a la Central Obrera Boliviana. El MNR es la única estructura política con capacidad y vigencia para responder a los nuevos desafíos. Después de los lamentables acontecimientos de octubre de 2003, la realidad de Bolivia tiene nueva fisonomía. El MNR procede a una nueva dinámica en su democracia interna. Esto quiere decir que devolvemos al pueblo movimientista la soberanía a través de la aplicación de una nueva legalidad interna. El voto soberano de los movimientist@s, en particular de las promociones jóvenes, tiene el deber y la responsabilidad política de impulsar el cambio que trascienda en propuestas electorales que precisa nuestro país, para retomar la vanguardia popular para la democracia participativa y el Estado nacional unido. Nuestro partido es el fundador de la democracia boliviana moderna (“de una democracia de castas a una democracia de masas”). Si tenemos ese acerbo, si existimos como el único partido de la historia de Bolivia que ha sabido luchar en búsqueda de construir la Nación de Verdad (Paz Estenssoro) y la democracia de plena participación, nuestro deber en la actualidad de incertidumbres, confusiones e imposturas, es profundizar la reorganización “desde adentro y desde abajo”, para transferir a las juventudes la dialéctica innovadora del Nacionalismo Revolucionario y retomar la ruta histórica de la Revolución Boliviana para el siglo XXI. Nuestro pensamiento y praxis política deben tener la puntualidad histórica que demandan los cambios revolucionarios. Para ello, la democracia interna y sus valores deben conjugarse con una sustancial toma de conciencia desde la izquierda nacional, democrática y participativa, pero ante todo, proyectada hacia la unidad de la Patria, en todas sus regiones y sus clases. El pensamiento de la paz democrática para la liberación del país, frente a los factores internos y externos de la dependencia, la contrarrevolución y la impostura, es esencial. Las próximas elecciones internas expresarán la urgencia de modificar la propia legalidad interna para adecuar los estatutos y reglamentos a los nuevos requerimientos de la lucha inacabada, planteada por los visionarios fundadores encabezados por Víctor Paz Estenssoro, ese 7 de junio de 1942.

jueves, 5 de junio de 2008

las trampas del ausentismo nueva forma de mentir ante la estadística y disfrazar la extorsión según nos lo cuenta Centa Reck

El cinismo y la degradación de la política son los pilares en los que se sostienen las estrategias del gobierno actual. Este es el motivo por el que ante el fracaso rotundo que está experimentando el centralismo, se ha ingeniado para dar nacimiento al neonato del ausentismo por fórceps.
El gobierno en su moral cínica y con una estructura política perversa, pretende hacernos creer que el ausentismo es un fenómeno que implica un rechazo a las autonomías.
Quienes hemos observado el proceso de Pando y Tarija, sabemos ahora a ciencia cierta cuál es la causa de la no afluencia a las urnas, que no es para nada un voto de rechazo, pues quienes no están de acuerdo con las autonomías han votado abiertamente por el no y esto es lo lógico.
El ausentismo es sin duda consecuencia del fraude montado por el gobierno en todos los referéndums por estatutos, fraude que ha sido planificado y que se ha montado reteniendo carnets de identidad en algunas alcaldías e instituciones públicas Masistas, bajo la amenaza de no pagarles los sueldos si estos no dejaban sus cédulas de identidad durante el pasado fin de semana. Además, se tiene información de que también han pagado entre 100 y 500 bolivianos por carnets retenidos hasta después de la votación.
La perversión del gobierno ha llegado a límites insospechables, hasta el punto de que también han cercado poblaciones a fin de evitar que la población llegue a votar, han quemado ánforas y han generado acciones de violencia para desanimar a los ciudadanos a que salgan a emitir su voto.
En Trinidad se salvaron las ánforas de Villa Corina, entre otras, porque las brigadas de jóvenes que fueron de Santa Cruz contrarrestaron con su presencia las acciones violentas de pandilleros contratados por los Masistas que montados en motocicletas merodeaban algunos recintos electorales para robar y saquear ánforas.
También debemos tomar en cuenta que venezolanos vestidos de overoles rojos habían estado realizando un trabajo sostenido para boicotear los referendums por estatutos de nuestros hermanos departamentos, todo a punta de dinero facilitado por el gobierno, que está erogando ingentes sumas del erario público a fin de realizar fraude y compra de votos, de comprar las conciencias obstruidas por la pobreza y el marginamiento a la que nos ha condenado el centralismo secante, que ahora pretende perpetuarse y seguir vigente en el totalitarismo Masista.
En definitiva, queremos dejar sentado que la categoría de ausentismo que se pretende utilizar en Bolivia como un voto en contra de los procesos autonómicos, no es real, ha sido fabricado por el Mas para tratar de desprestigiar los procesos autonómicos y el voto emitido por los bolivianos que estando a favor de las autonomías han sido coartados en su posibilidad de sufragar, puesto que las poblaciones han sido amenazadas, amedrentadas y exigidas a que no emitan su desición bajo la amenaza de la retención de sus salarios o de la compra de sus conciencias.
Esto hace a Evo Morales y a su gobierno doblemente repudiables porque están traficando votos, corrompiendo consciencias, pervirtiendo la democracia y convirtiendo al régimen actual en un factor de obstrucción y distorsión de la voluntad popular. Esta y no otra cosa son las prácticas que se están llevando a cabo bajo acciones del Ejecutivo actual que pretende ejercer actos de gobierno desde una perspectiva en la que las prácticas de fraude, las intimidaciones, los atropellos, los cercos, los bloqueos, se convierten en estrategias que están llevando a una sociedad al limite de la ilegalidad y del avasallamiento de las leyes.
El ausentismo es un trabajo de fórceps con el que se trata de hacer nacer un país totalitario, la antidemocracia, el autoritarismo. El pantano en el que proliferan los batracios que pretenden engullirse el Estado de Derecho, las elecciones libres y las libertades ciudadanas.
No aceptemos estas trampas y mecanismos armados para llevarnos a la obstrucción de nuestra capacidad de ser y actuar dentro del marco jurídico vigente. No demos lugar al fraude y la antidemocracia.
Exijamos el libre ejercicio de nuestra autodeterminación para que nada ni nadie nos conduzca al matadero Masista.
Luchemos porque Bolivia, sea soberana, democrática y autonómica. (de www.hoyBolivia.com)