En ésta ocasión se pregunta como todos nosotros. Qué viene después del 4 de mayo?
Esa es la pregunta que todos nos hacemos: ¿qué pasará después del 4 de mayo? Cada uno de nosotros ventura una respuesta basada en la interpretación que hacemos de las experiencias previas y en la percepción que tenemos de los actores y protagonistas de la política actual. El impacto más probable del referéndum será un aumento de las posibilidades de la concertación política, aunque no exento de crecientes tensiones entre el gobierno y las regiones. Esa no es mi conclusión, sino la que condensa los resultados de una encuesta realizada a 31 expertos en todo el país. En Columnistas.Net, una red de profesionales comprometidos en aportar al debate y a la reflexión como medio de ejercer la libertad y fortalecer la democracia, nos propusimos investigar cómo nuestros colegas responden a esa pregunta, y enviamos una encuesta a varios de ellos. Llenaron el cuestionario, de forma anónima, 31 analistas de diversas disciplinas y residentes en todo el país. Como no se registraron datos personales, lo único que sabemos del grupo es que se trata de profesionales con elevada formación y, posiblemente, con experiencia académica y capacidad analítica. Cerca de la mitad de los expertos considera que el referéndum mejorará las opciones del diálogo político, pero una proporción similar cree que también aumentará la confrontación entre el gobierno y los departamentos de la media luna. Hay un grupo significativo que teme que estos hechos desencadenen acciones que debiliten la democracia. Solamente uno de cada diez piensa que el referéndum del 4 de mayo desencadenará acciones que pongan en riesgo la unidad del país. Cuando consultamos de manera específica este tema, pidiéndoles que evalúen los riesgos de que la confrontación derive en un conflicto de tipo separatista, muy pocos dijeron que no existe tal riesgo, mientras que más de la mitad cree que hay ese riesgo pero que es bajo. Pero esto muestra que 4 de cada 10 expertos evalúa ese riesgo como alto. Esto quiere decir que el referéndum autonómico de Santa Cruz, y los que se preparan en Tarija, Beni y Pando, en realidad representan una oportunidad para establecer un escenario político más abierto al diálogo y la concertación. Pero que si esta oportunidad no es aprovechada adecuadamente podría generar mayor confrontación e incluso conflictos con una orientación separatista. En ese sentido, la encuesta muestra que los analistas no han perdido el optimismo pero están muy preocupados por la situación en que se encuentra el país, marcada por el debilitamiento de las instituciones, la confrontación política y la improvisación en la gestión de la economía. De hecho, la mayor parte de los encuestados identificó ésta, y la inflación, como las principales fuentes de erosión de la credibilidad del gobierno, reprochándole implícitamente la escasa capacidad que ha tenido para aprovechar las oportunidades económicas para impulsar el crecimiento. Una amplia mayoría, 7 de cada 10 expertos encuestados, está "muy de acuerdo" en que la Asamblea Constituyente ha fracasado. Ninguno estuvo "en desacuerdo" con esa frase, de manera que el resto está "algo de acuerdo" en que la Asamblea fracasó. Sin embargo, 6 de cada 10 encuestados cree que, a pesar de ello, el gobierno intentará forzar un referéndum para buscar la aprobación de su proyecto de reforma constitucional. Si ello ocurre querrá decir que el gobierno está dispuesto a persistir en su proyecto, descuidando la gestión de la economía y dando prioridad a la política, que es la que ha generado el clima de crisis y confrontación en que nos encontramos. Como no es suficiente el diagnóstico sino que deben avanzarse propuestas que permitan resolver los problemas, al finalizar la encuesta se pidió a los expertos expresar una recomendación. Lo primero que creo necesario destacar es que ninguno se inclinó por medidas de fuerza, ya sea de parte del gobierno, de la oposición o de ajenos. Una cuarta parte propuso adelantar las elecciones, de los cuales varios recomiendan hacerlo habilitando al Presidente Morales como candidato. Esto, como se sabe, no está permitido por la Constitución vigente pero tiene antecedentes en la habilitación de Jaime Paz en 1984-85. Otra cuarta parte de los encuestados recomendó actitudes más flexibles de parte del gobierno y un menor énfasis en la reforma política para dedicarle más esfuerzos a la promoción del desarrollo económico. La mitad de los expertos, conformando la mayoría, concentró su recomendación en una sola propuesta: "cambio total del gabinete y formación de un gobierno de coalición". A la luz del conjunto de respuestas dadas por el grupo de expertos consultados en esta oportunidad, la remoción del gabinete de ministros podría interpretarse como una opción adecuada para aprovechar la oportunidad de reorientar el proceso político boliviano y dar señales de realismo en un escenario político que será modificado por los referéndums autonómicos. En síntesis, podría decirse que lo que suceda después del 4 de mayo no es algo que ya está escrito y sea inevitable, sino que dependerá de la manera en que los bolivianos procesemos sus resultados y la medida en que seamos capaces de aprovechar las oportunidades y de reducir los riesgos que ellos mismos traen. Una actitud orientada a desconocer la fuerza social de la demanda autonómica podría conducirnos hacia el peor de los escenarios. Por el contrario, aceptar que las autonomías serán un nuevo principio de organización del Estado y que el nuevo liderazgo político se encuentra en las regiones nos ayudaría a reencontrarnos como país y a encontrar nuestro camino de progreso en democracia.
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