Nardi Suxo, la famosa zarina anticorrupción, instalada desde el primer momento que el MAS tomo el poder, enero del 2006 en el Ministerio de Transparencia y Lucha Contra la Corrupción, finalmente se quitó la máscara y lo hizo con una declaración pública donde pide a los fiscales del ministerio enjuiciar a aquellas personas que se prestaron a dar dineros a los corruptos, a cambio de algunos favores judiciales. Suxo hace una exageración del aforismo de que no solamente es corrupto quien recibe, sino también quien otorga.
“Solicitamos al Fiscal General del Estado iniciar de oficio, los procesos contra las autoridades de los cuatro órganos del Estado así como a todas las personas que aseguran haber sido víctimas de extorsión y que hubieran entregado dádivas de algún tipo a servidores públicos, para obtener beneficios personales, pues esas acciones también son consideradas como un hecho de corrupción, de acuerdo al Art. 158 del Código Penal”, dice parte del comunicado desde el despacho de la ministra Nardi Suxo
Los centenares de personas que dieron miles de dólares a los abogados del Ministerio de Gobierno, como Fernando Rivera o a fiscales como Isabelino Gómez lo hicieron sobre todo por la angustiosa retardación de Justicia que impera en el país. “Es dando que se recibe”, decían los corruptos y extranjeros como el americano Jacob Ostreicher o ciudadanos bolivianos no tenían más que pagar para esperar que su causa sea alguna vez atendida. Cuando no lo hacían su causa terminaba en el completo olvido en los sótanos de los tribunales de Justicia.
En oposición frontal a Nardi Suxo, el Ministro de Gobierno, Carlos Romero, pidió que todas las personas extorsionadas por los corruptos presenten sus denuncias y que no corren el riesgo de ser detenidas.
“Si hay otras denuncias no solamente en el caso de Jacob Ostreicher, sino en otros procesos les vamos a dar garantías como Gobierno nacional, que presenten sus denuncias y si necesitan protección tendrán, con el objetivo de esclarecer esos hechos”, aseguró Romero.
Es bueno señalar que Nardi Suxo nunca se ocupó, ni de lejos, de investigar a la red mafiosa instalada en el propio Ministerio de Gobierno y en el de la Presidencia, que funcionaba desde hace cinco años. Resulta completamente inadmisible que un trabajo que tenía que haberlo realizado y, que sobre todo viene siendo investigado por la prensa del país, séa amenazado o frenado en sus revelaciones por una ministra que hizo nada para luchar contra esta espantosa lacra cobijada en las instalaciones del funcionalismo público, y que nos invita a sospechar que ella sí conocía esta red mafiosa, y que además operaba con ella, de acuerdo a lo que dejan entrever las declaraciones de Santos Ramirez.
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