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jueves, 4 de noviembre de 2010

compara El Dia la revolución del MNR con las acciones del MAS y le asalta el temor de un retorno a la desintegración productiva y la inflación. será?

Cuando el MNR se propuso crear un verdadero Estado en Bolivia, en primer lugar se dirigió al oriente boliviano, tal como se lo había sugerido el Plan Bohan, buscando la sostenibilidad de este país, cuyo fracaso estaba cantado por el carril de la monoproducción minera. La migración fue el segundo componente, no sólo interna, sino que se viabilizó la llegada de agricultores japoneses, quienes trajeron mano de obra calificada, tecnología y miles de años de cultura basada en el trabajo y en la producción. El tercero fue la vinculación caminera que de por sí acarrea desarrollo y oportunidades para la gente. El último fue el factor de la industria y fue el Ingenio Azucarero Guabirá el puntal de la expansión de una actividad que se ha convertido en el motor de la economía más importante del país.
Pese a que hay quienes tratan de hacer comparaciones entre el MAS y el MNR, proceso que tuvo sus páginas oscuras y muchos desaciertos, hoy se están viendo acciones totalmente contrarias a las que buscaba aquel régimen, que pese a todo, hay que reconocer que tenía como objetivo la consolidación de una infraestructura económica, con producción, con mercado, con exportaciones, empleo y sobre todo, que le ayude al país a salir de un esquema feudal por un lado y un sistema de subsistencia por otro lado, que lamentablemente sigue absolutamente vigente en gran parte del territorio nacional.
Totalmente enceguecido en la búsqueda de la destrucción de sus enemigos políticos, el régimen del MAS ha tratado en estos años de aniquilar el sistema productivo del oriente boliviano que tiene, desde hace más de 50 años, a la caña de azúcar como uno de sus componente básicos. También atacó a las cadenas de la soya y del maíz y hoy se están viendo las graves consecuencias de semejante enajenación.
Nadie hubiera imaginado hace unos años, ni siquiera en el contexto del peor escenario climático, que la gente tenga que hacer fila de varias horas para conseguir un kilo de azúcar, similares a las que se están haciendo en las agencias de distribución de cemento. Hasta el año pasado los ingenios bolivianos estuvieron exportando parte de su producción porque el mercado interno estaba sobreabastecido hasta que llegó la prohibición. Este tipo de determinaciones ejercen un condicionamiento inmediato a la producción, hecho que se pudo notar en la presente zafra, con menor entrega de caña. Con el maíz pasó lo mismo hasta registrar la caída del 75 por ciento de la superficie cultivada. A esto hay que sumarle la sequía y el contrabando que el Gobierno no es capaz de frenar. Para el próximo año habrá que hacer cola también para comprar pollo y muy posiblemente carne vacuna. El Estado Plurinacional, a su vez, tendrá que alistar miles de millones en divisas para importar todos estos alimentos que, si no lo impiden las autoridades, irán a parar también a Perú o Argentina, como está sucediendo en la actualidad incluso con la gasolina, el gas licuado y el diesel que se importan.
¿UDP? Es la pregunta que se hacen todos. No ha habido proceso más destructivo del Estado Nacional que aquel periodo de desintegración del aparato productivo. ¿Estamos yendo por el mismo camino? Las filas para conseguir comida es el primer indicador y la inflación, que tanto se trata de disimular, es el segundo componente. Depende del Gobierno para que la espiral no se extienda.

¿UDP? Se preguntan todos. No hubo proceso más dañino para el Estado que aquel de desintegración productiva. ¿Vamos por el mismo camino?

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