
Bitar, Cristina
Arrebatándoles otra bandera
El Gobierno estudia un proyecto que permitirá asegurar a todos los chilenos un ingreso ético familiar que, según la información de los medios de comunicación, sería de 240 mil pesos, el cual sería anunciado en el primer mensaje presidencial del próximo 21 de mayo. Esta idea significa un salto gigantesco hacia el desarrollo y colocaría al gobierno de la Coalición por el Cambio en la vanguardia de la protección social a nivel internacional, con un liderazgo evidente en nuestro subcontinente latinoamericano.
Tradicionalmente la centroderecha ha sido vista
Este ingreso ético significa un cambio de paradigma de consecuencias políticas impredecibles y muestra, una vez más, la decisión
Ahora avanza más allá y se mete al corazón de lo que fue el sello de la Presidenta Bachelet, esto es, la red de protección social. No hay duda de que destinar, como ha trascendido, 2 mil millones de dólares a asegurar un ingreso mínimo familiar, situándolo en el orden de los 500 dólares, saca definitivamente este tema del patrimonio de la izquierda y lo convierte en una prioridad de Estado, que la centroderecha asume con el mismo énfasis, pero incluso con la pretensión de hacerlo con mayor eficiencia y eficacia que las que en su momento tuvo la Concertación.
Las últimas elecciones presidenciales, incluida la más reciente en que finalmente la Concertación fue derrotada, significaron siempre para la UDI y Renovación Nacional la dificultad de tener que enfrentar verdaderas campañas del terror social. Se dijo, en su momento, de Lavín y luego del propio Sebastián Piñera, que un triunfo de ellos ponía en grave riesgo la protección social y los derechos de los trabajadores. Se anunciaron cosas tan descabelladas
El cambio es demasiado profundo para anticipar sus consecuencias, pero lo que durante años fue una disputa que se jugaba —por decirlo de una manera gráfica— en una cancha inclinada por el pasado y los prejuicios sociales, a partir de este gobierno y gracias a sus primeras políticas, se convierte de ahora en adelante en una disputa en que ya no caben las caricaturas y en que la Concertación necesitará “mojar la camiseta” bastante más de lo que hizo hasta ahora. Con esto, más que ganar la Coalición por el Cambio, ganan el país y los más pobres.
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