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jueves, 1 de mayo de 2008

Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica hoy sobre "los tres apocalipsis".

(el artículo fundamental que sigue, lo hemos dividido en dos partes para facilitar su lectura. la primera que publicamos ahora y la segunda que añadiremos 36 horas después)
Lo que parece, en primer término, una expresión surrealista y demente (que el capitalismo combata al hambre que genera), es lo que se han propuesto las naciones centrales más desarrolladas, que a través de sus instituciones y organizaciones advierten sobre las implicancias y el peligro que entraña lo que llaman "crisis alimentaría mundial" y cuyos efectos ya se proyectan por medio de estallidos sociales y revueltas de los pobres por todo el planeta.
En su dinámica histórica concentradora de riqueza en pocas manos (y como producto de la propiedad privada explotada sin planificación) el capitalismo ha depredado los ríos, la fauna y los bosques, produciendo las condiciones para un "Apocalipsis natural" de la mano del calentamiento global y de la extinción de los recursos naturales esenciales.
En un segundo frente, las guerras intercapitalistas por la conquista de mercados y el negocio con el armamentismo han creado las condiciones para un "Apocalipsis nuclear" de la mano de los arsenales atómicos que las potencias centrales acumulan como "efecto disuasivo" contra sus rivales, y cuya utilización efectiva nadie puede prever en el futuro.
Y hay un tercer frente que se suma: La plaga del hambre que ya se extiende como una epidemia por las áreas empobrecidas del planeta generando las condiciones para un "Apocalipsis social".
No hace falta mucha imaginación (el fenómeno ya se verifica en la realidad) para mensurar el factor apocalíptico masivo que representaría para el sistema el avance de ejércitos de hambrientos buscando comida para supervivir en las grandes urbes, enfrentando con la violencia a la represión militar o policial.
¿Que puede detener a un hambriento? Se trata del instinto de conservación, el primer sistema de señales que guía la conducta de un ser humano o de un animal en situaciones extremas de lucha por la supervivencia.
¿Acaso se utilizarían tanques, aviones y arsenales nucleares para detener a los miles de millones de pobres atacados de "hambre celular" que se abalanzarían masivamente sobre las ciudades para conseguir alimentos por los medios que fuesen?
¿Con qué discurso los políticos del sistema podrían contener a los atacados de incontinencia alimentaria y reencauzarlos por la senda de la "civilización" y de la "gobernabilidad democrática" capitalista?
¿Cuanta propiedad privada concentraría un "empresario" capitalista antes de que las multitudes de hambrientos saqueen su casa y destruyan todo lo que encuentran a su paso, incluso su vida y la de su familia?
¿Cuantas balas o misiles alcanzarían a disparar las tropas militares antes de ser destrozadas por las multitudes enfurecidas por el hambre y la reacción instintiva de la búsqueda de supervivencia a cualquier costo?
Estallidos en Haití por demanda de alimentos.
No se trata de una revolución racional y planificada por la toma del poder político, se trata de la "barbarie" en su escala primitiva, una regresión al hombre prehistórico, sin ningún molde de "civilización" o de "convención social" que lo contenga en su búsqueda de alimentos para supervivir en la inmediatez.
A excepción de los marginados masivos de la sociedad de consumo capitalista, que no alcanzan a cubrir los niveles esenciales de supervivencia, el resto de la sociedad mundial (tanto en el mundo dependiente como en el mundo de las potencias capitalistas dominantes) está programada a partir de una estructura piramidal de individuos-masa nivelados por la ideología del consumo capitalista.
La manipulación psicológica con el consumismo (para vender productos capitalistas) desarraigó al individuo-masa de los valores de su propia cultura, historia y tradiciones de origen, y lo convirtió en un alienado universalizado y sin conciencia

1 comentario:

Ad Humanitatem dijo...

Este hombre tiene que vivir diez mil años más.
No puede morir
Tenemos que mantenerlo vivo
De lo contario morimos todos