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domingo, 20 de diciembre de 2009

la inseguridad jurídica se ha convertido en una cruz para los argentinos. qué cosa tendríamos que decir de similar fenómeno en Bolivia. (La Nación.BA)

Pasó otras veces: un emisario de un gobierno extranjero ha transmitido una impresión negativa de los empresarios de su país radicados en la Argentina. En este caso, las firmas norteamericanas tienen escasa disposición para invertir por la falta de seguridad jurídica. En el hipersensible gobierno de los Kirchner, varios ministros formaron fila para rebatirla y, en lo posible, matar al mensajero antes de preguntarse el motivo de esa decisión y, de ser cierto que no hay seguridad jurídica, cómo se puede modificar esta incontrastable realidad que perjudica al país.

Como no se pueden esperar milagros, ni Aníbal Fernández ni Jorge Taiana ni Florencio Randazzo ni Julio Alak, entre otros hombres de la Presidenta, reaccionaron de ese modo. Prefirieron ser obedientes y reprocharle al nuevo secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos, Arturo Valenzuela, su virtual complicidad con el Consenso de Washington, en los noventa, por haber ocupado su actual cargo y otros durante el gobierno de Bill Clinton, admirado por el matrimonio Kirchner.

También le reprocharon a Valenzuela sus reuniones con la presunta derecha encarnada en el vicepresidente Julio Cobos; el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y el diputado Francisco de Narváez. En los noventa, ahora satanizados, la Presidenta y su marido, así como muchos de sus ministros, abrazaban con optimismo las reformas económicas y solían elogiar al ahora denostado Carlos Menem. Llegó a ser para el entonces gobernador de Santa Cruz "el mejor presidente de la historia".

En su primera visita al país como responsable de la región en el gobierno de Barack Obama, Valenzuela, ex profesor de la Universidad de Georgetown de origen chileno, señaló que, en comparación con 1996, era notable la falta de disposición de los empresarios norteamericanos para invertir en la Argentina "a menos que haya algunos cambios". No formuló una crítica. Transmitió una observación que, en circunstancias normales, debería ser analizada a fondo para confirmar su veracidad y, en ese caso, hacer los ajustes correspondientes. Sin negarla, todos cargaron contra el mensajero.

Lo curioso es que la crítica, de serlo, no es nueva ni es patrimonio de los empresarios norteamericanos, cuyas 500 compañías brindan empleo a 150.000 argentinos. En las previsiones de las principales empresas españolas para el año próximo, la Argentina no figura entre los destinos más atractivos para invertir. Estos son Brasil, México, Chile y Perú, según el informe 2010: Panorama de Inversión Española en Latinoamérica, de IE Business School y Kreab & Gavin Anderson. ¿La razón? En principio, esas empresas ven superada la crisis económica y, a su vez, observan en esos países atributos que no transmite el nuestro.

¿Son Luiz Inacio Lula da Silva y Michelle Bachelet, entre los presidentes de los países preferidos, "noventistas" empecinados que renunciaron a las banderas de izquierda con las cuales ganaron las elecciones a cambio de los índices de adhesión popular más altos de la historia de Brasil y Chile? ¿Por qué la Argentina, entre los países en los cuales las empresas españolas prevén aumentar su presencia comercial y sus exportaciones, ocupa el módico antepenúltimo lugar de la lista?

El riesgo más serio para las inversiones en la Argentina, según el estudio, es la inseguridad jurídica. Está por encima de otros factores negativos, como la inestabilidad política, el tipo de cambio y los vaivenes económicos. Esto significa que la preocupación de los empresarios norteamericanos, transmitida por Valenzuela, no es otra de las "operaciones basura" que la Presidenta atribuyó a los Estados Unidos cuando estalló el escándalo de la maleta proveniente de los dominios de Hugo Chávez. Es una preocupación real que debería ser interpretada como tal por las autoridades en lugar de convertirla en un problema ideológico con reminiscencias del pasado.

Es llamativo que los mismos ministros que cargaron contra Valenzuela por exponer esa situación no hayan rebatido el informe anual Latinobarómetro 2009 . En él, la Argentina está por encima de Honduras, en los últimos lugares de la lista de 18 países de la región auscultados, al ser evaluada la imagen de progreso que transmite como país a sus propios habitantes. Es, a su vez, el menos satisfecho con la economía: apenas un 8 por ciento en una lista que encabeza Uruguay, con un 56 por ciento. Y es, también, el más crítico con su gobierno por la forma en que encaró la crisis económica: un 17 por ciento frente a Chile, el primero, con un 78 por ciento.

Tantos signos negativos en medio de un clima de creciente convulsión social con piquetes cotidianos deberían ser llamados de atención para aquellos que sólo ven en el pasado las causas de la debacle, sin pensar que ningún país ha prosperado de ese modo. Es de necios insistir en negarlo sólo para contentar a los jefes de turno.


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