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martes, 8 de mayo de 2012

Finalmente alcanza al gran público María Angélica Kirigin, con un enriquecedor trabajo sobre aquel 25 de septiembre de violencia policial y represión feroz. Resulta en documento imperdible para la historia del TIPNIS.






TIPNIS: EXPRESIÓN DE LIBERTAD
                                                                                                                                                                              María Angélica Kirigin

En un acto inédito,  la Asociación de Periodistas de La Paz reconoció el trabajo de los periodistas que cubrieron la VIII Marcha Indígena en Defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Securé TIPNIS,  que provocó la adhesión de todo el país por su fuerza y determinación. Sus alcances fueron transmitidos  al mundo por periodistas y comunicadores que realizaron su labor pese a las inclemencias del tiempo, la distancia con sus lugares de trabajo y las dificultades en el Parque, un territorio que muchos de ellos desconocían.

El Presidente de la APLP, Pedro Glasinovic, destacó el trabajo de los periodistas que, al informar durante más de dos meses sobre las penurias,  anhelos, experiencias, anécdotas y vicisitudes de la movilización,  contribuyeron al fortalecimiento de la democracia y a la difusión de los derechos ciudadanos y de la libre expresión. “Transmito el orgullo del directorio y de los más de mil afiliados de la institución por la labor desempeñada en la marcha en defensa del TIPNIS, que representa un aliciente para fortalecer la institución y su misión de defender la libertad de expresión y de prensa”, señaló al inicio del evento.
El propósito del foro fue conocer de viva voz de los protagonistas las vivencias y emociones que no se dicen de manera directa en las noticias. El valor testimonial de la tertulia permitió advertir el carácter profundamente humano y real del trabajo periodístico.
La experiencia de los periodistas que acompañaron la marcha fue descrita como única, inolvidable y motivadora, como el episodio que marcó con fuerza  la nueva hora del país en la defensa de los derechos.  Durante el foro, los periodistas participantes describieron con sentimiento, a veces incontenible, el recorrido de  más de 600 km. y  enfatizaron que en la vida de los países hay sucesos memorables que se inscriben en su historia, trascendiendo más allá de su espacio y tiempo. Para ellos la marcha en defensa del TIPNIS y contra la construcción de la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos atravesando el Parque, fue un acto valiente, humano y contundente de protección a la vida, a la naturaleza, al origen, a la identidad y  a la libertad.  
Cuatro periodistas rememoraron coloquialmente su trabajo, en representación de los colegas que cubrieron el movimiento en sus distintas etapas.
UNA HISTORIA DE PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS DE VIDA
Israel Gutiérrez, de Red Uno, describió la defensa del TIPNIS como una historia, matizada por percepciones muy fuertes, que otorga un mayor valor a la vida y a la naturaleza, como fuente de vida. Con su compañero de viaje Miguel Ángel Flores dieron alcance a la marcha  en Puerto San Borja, a 110 km. de Trinidad. Allí los marchistas sostenían reuniones de coordinación interna para definir aspectos logísticos sobre la provisión de alimentos a lo largo de los 100 kilómetros restantes, hasta llegar a la población de San Borja. Este tramo resultaba dificultoso al no existir las condiciones de abastecimiento para la movilización.
 “Cuando llegamos eran las 3:00 de la mañana. Del frío intenso de la cumbre pasamos al calor del trópico. La jornada se perfilaba muy intensa aquella tarde, cuando se reunían los líderes indígenas con los ministros. Al medio estaban los asesores y alrededor de todos ellos los periodistas: los de prensa escribían rápidamente en los teclados de sus computadoras, los de radio relataban minuto a minuto el curso de las negociaciones; allí estábamos nosotros con nuestro equipo de filmación, casi sin respirar para no perder detalle ni palabra”, describe Israel.
“En medio de un profundo silencio, mientras aguardamos los resultados de las reuniones,  irrumpieron incontenibles exclamaciones de susto y sorpresa, vimos saltos súbitos y rostros azorados.  Nos preguntamos ¿Qué pasa? Las cámaras enfocaron a dos víboras verdes que parecían venenosas en su sigiloso y sinuoso transitar.  Mujeres y hombres subieron despavoridos a las sillas. De pronto la cámara enfocó a un indígena que  agarró la cabeza a la serpiente, la llevó cerca a su boca, la acarició luego y la colocó alrededor del brazo, como si fuera una larga y enorme pulsera. Estábamos extasiados: era el contacto genuino del hombre con la naturaleza, en pleno corazón del bosque. A partir de ese momento supimos que esta cobertura periodística sería única”, continua el relato.
Mientras, los ministros y los líderes indígenas seguían hablando sobre el Parque y los 16 puntos de la plataforma de las demandas: el camino versus la naturaleza, la paralización de las actividades hidrocarburíferas, las garantías en la legislación agraria para los territorios indígenas, la vigencia de la Ley de Bosques, la construcción de la Universidad Indígena, la incorporación de los pueblos indígenas como beneficiarios del Seguro Universal de Salud, el censo de población y vivienda y los  planes de vivienda, entre otros.  No  llegaron a ningún acuerdo.

NATURALEZA, INOCENCIA Y SOLIDARIDAD
El contacto con la naturaleza marcó  la primera diferencia fundamental en la cobertura del equipo de Red Uno.
La inocencia de los niños, enriquecida por su imaginación y creatividad,  aportó a los periodistas una lección sobre el impacto de las cosas simples de la vida. Así lo reconocieron, cuando captaron el mundo mágico de bidones  convertidos en automóviles, escobas transformadas en caballos y muñecas de piedra lavada de río.
“En Horeb, mientras los padres instalaban las carpas para pernoctar, los niños jugaban disfrutando de la naturaleza, pródiga en libertad. En este centro, descansaron luego de la fuerte lluvia que cayó en la región. El contingente policial vigilaba y los periodistas esperaban entrevistar a los líderes para conocer sus futuros planes. En Yucumo, 45 kilómetros más allá,  los colonos mantenían el bloqueo para evitar el paso de los marchistas.
El compañerismo, la solidaridad y la empatía fueron los otros valores percibidos durante la marcha que se reflejaron de manera colectiva por la muerte de los niños que no llegaron a nacer y el fallecimiento de un menor, debido a un estado grave de deshidratación. Pese a la impotencia, las penas y  la falta de agua que se sentía y sufría dolorosamente, se mantenía firme la decisión de avanzar 30 kilómetros por día. Cualquier avance inferior era calificado como inaceptable en el afán de llegar a La Paz y mostrar la decisión irrenunciable de defender el TIPNIS.
Israel Gutiérrez destacó que la fortaleza de los marchistas, luego de la represión policial del 25 de septiembre, conquistó mayor admiración.  Los indígenas se reagruparon en  Quiquibey, a 43 kilómetros de Yucumo,  y reanudaron la  marcha rumbo a La Paz el 1º de octubre
De  allí partieron 300 personas y luego se fueron sumando más. En el recorrido,  no les importaba el clima ni las dificultades del camino.  La larga columna humana se convirtió en una sólida manifestación de libertad de expresión.
Para el equipo periodístico de Red Uno, el TIPNIS constituye el aprendizaje de sencillez, humildad y valentía.  Fue la oportunidad de valorar  el amor a la naturaleza. “Hemos sido parte de la historia y agradecemos a los medios de comunicación, a las personas que confiaron en nosotros, a nuestros jefes de prensa por habernos  concedido el privilegio de participar en la cobertura de la VIII Marcha Indígena.


CORAJE INDÍGENA
El equipo de Cadena A, integrado por Luis Guerrero, Hugo Machicado y Miltón Cruz, acompañó a los marchistas durante varias semanas. La cobertura realizada fue la base para la producción del documental “Coraje Indígena”, ganador de la categoría documental de investigación del Premio Nacional de Periodismo 2011.
Con ese mismo nombre tituló Luis Guerrero su participación en el evento. Contó cómo los líderes indígenas le habían expresado su preocupación sobre la propaganda negativa que estaba recibiendo la Marcha y que impedía el conocimiento de la población nacional sobre la verdadera problemática del Parque. “No marchaban  solamente para evitar que la carretera parta en dos el TIPNIS, sino para defender su tierra, la naturaleza, sus costumbres y tradiciones. La situación se fue poniendo cada vez más tensa y no había avance aparente en las negociaciones. La situación entre colonizadores e indígenas era de apronte”, relata Guerrero.
¡QUEREMOS AGUA, QUEREMOS AGUA!
La descripción de Guerrero aborda el conflicto, agravado por la carencia de agua. “En el sector del Puente Chaparina, la Policía impidió el paso a los marchistas, señalando que tenían órdenes superiores de evitar un enfrentamiento con los colonizadores de Yucumo.
Los indígenas llegaron hasta el lugar con whipalas y banderas blancas con el patujú, mientras que los colonizadores de Yucumo coincidieron su llegada con la barricada policial. Ante la negativa de la policía, los indígenas decidieron acampar sobre el camino, indicando que no se enfrentarían con nadie porque protagonizaban “un movimiento pacífico”.
Los días de conflicto fueron duros y complicados. Los niños tenían sed y el calor era muy fuerte, por eso pidieron que les dejaran pasar al río para refrescarse. “Queremos agua, queremos agua”, coreaban los indígenas, insistiendo en acercarse al río Chaparina. 
Guerrero describe que la desesperación por el agua desfiguraba el rostro de las madres. Esa fue la actitud expuesta cuando las mujeres obligaron a caminar al Canciller David Choquehuanca y a comprobar la existencia del cerco policial y del bloqueo en Yucumo. Con el Canciller, las mujeres caminaron hasta el lugar donde estaba el primer contingente policial que les había impedido el acceso al  riachuelo
Pasado el medio día del sábado 24 de septiembre, por decisión de la dirigencia indígena, el Canciller, el viceministro César Navarro y el Gral. Foronda fueron liberados.

El domingo 25 de septiembre percibimos que la situación estaba más tranquila.
“San Borja era nuestro punto de operaciones. Desde allí reportábamos todos los días, editábamos las notas periodísticas y efectuábamos el seguimiento a las negociaciones en Chaparina o  Limoncito, a  17 kilómetros de Yucumo.  Allí entrevistábamos a los dirigentes para conocer sobre el futuro de la marcha. Ellos esperaban una invitación del gobierno para poder reunirse en la noche del 25. A las 5 de la tarde de aquel día fuimos comunicados  de la represión policial.
Tomé la cámara y partimos velozmente en el vehículo que redujo a mitad el tiempo que habitualmente tomaba llegar a Chaparina.  El camino parecía interminable.
Cuando llegamos vimos el traslado de la gente en camionetas y buses y advertimos el llanto de madres y padres que buscaban a sus niños. Logramos entrevistar a los indígenas que estaban en las camionetas y lloraban desesperados al no poder encontrar a sus hijos. 
Las escenas posteriores fueron desgarradoras cuando  encontramos una casa a la que habían llegado varios niños, aterrados al no encontrar a sus padres; los voluntarios recorrían el bosque buscando a los menores que corrieron despavoridos hacía los árboles durante la intervención policial. Ya en San Borja encontramos  a los policías y a  los marchistas, con las vestiduras rasgadas, con “masking” en las manos,  amordazados y embarrados de tierra, pedían clamorosamente  agua, que  no pudimos darles. Habíamos dispuesto de ella en las proximidades del río Chaparina, cuando los niños la necesitaban de urgencia”
LAS IMÁGENES DE LAS CÁMARAS DEL TIPNIS
Guerrero continúa: “fueron valerosos los camarógrafos y periodistas indígenas que registraron la intervención policial y facilitaron a la mayoría de los medios televisivos las imágenes que dieron la vuelta al mundo  La única entrevista registrada aquel día fue con el ex comandante que dijo que no había detenidos y que se había procedido de una manera tranquila a desalojar a los indígenas.  
Cuando nuestra colega facilitó las imágenes, nos reunimos los periodistas de ATB, Red Uno, UNITEL, Cadena A y Fides TV. Las copiamos para difundirlas en los noticiosos del lunes 26 de septiembre.  De esa manera se reflejó lo que había pasado. El equipo de Cadena A  mantuvo el principio de decir solamente lo que veíamos”.
La cobertura de los comunicadores indígenas imprimió una tónica nueva al trabajo realizado, a la oportunidad del despacho, a los respaldos en las filmaciones y grabaciones. Sin estos elementos no hubiera sido posible contar con las  imágenes impresionantes del suceso.
HACIA CARANAVI Y LA PAZ
En Chaparina,  los indígenas se sentían amenazados ante la posibilidad de los conflictos que se anunciaban en Caranavi.  Sin embargo, todo fue distinto cuando los marchistas ingresaron a Caranavi en  medio de aplausos, saludos y palabras de aliento.  Fue una entrada en la que se observó la solidaridad.
Eso les dio fuerza para continuar su recorrido hacia la sede de gobierno.  A lo largo del trayecto  sufrieron además de las inclemencias del tiempo el pánico y vértigo en el tramo de la muerte, desde la zona de Alto Sacramento hasta Chuspipata. Luego el asfalto y la Cumbre.
En la tranca,  la solidaridad paceña se manifiesto a través de  pancartas,  flores y música de bandas.  La cobertura siguió. A la llegada a La Paz,  las escenas  se tornaron más conmovedoras. Los paceños  se alejaron de su rutina cotidiana para recibir a los marchistas del TIPNIS. La ciudad se unía en un solo gesto de bienvenida.
Fue el valor que tuvieron los marchistas al defender sus ideales, la naturaleza, los valores humanos, éticos y el respeto a la Constitución lo que inspiró al equipo de Cadena A, a preparar un documental completo que recibió el título de Coraje Indígena.
VIDA Y MUERTE DETRÁS DE LA MARCHA POR EL TIPNIS
Así nominó su  exposición Luis Mealla, periodista de Página Siete, quien señaló que la muerte que envolvió a los marchistas fue un rasgo que  lo conmovió profundamente.
“Más allá de periodistas,  somos seres humanos.  Todos somos hijas e hijos,  madres y padres, todos tenemos hermanos y amigos.  Cuando realicé  el trabajo en el TIPNIS,  pensé como padre de tres niños en los sentimientos y emociones  y me puse en el  lugar de los marchistas. Percibí el dolor de la madre que había perdido a su pequeño y  que pese a ello decidió seguir caminando, con fuerza,  porque la muerte de su niño era la razón para defender la vida”, destacó Mealla.   
Cuando la entrevistó le dijo “voy a seguir, mi hijo ha fallecido, esto me da más fuerza para seguir porque nadie me va quitar mi casa,  nadie me va quitar mi legado, lo que mi abuelo me ha dado”.
La muerte del bebé de 8 meses  se debió a una infección intestinal que no pudieron tratar los médicos de San Borja, quienes pidieron su traslado inmediato al Hospital de Trinidad, pero nada se pudo hacer, el niño falleció a las pocas horas ante la mirada atónita de sus padres. Todas las banderas de la marcha estaban con crespón negro. En el velorio las mujeres y los hombres de la comunidad manifestaron su dolor. Había cansancio y fragilidad.

En la Marcha hubo otros decesos lamentables. El primero fue de un muchacho de 13 años, que cayó accidentalmente de  uno de los camiones que llevaba víveres para los marchistas.  El joven no pudo sujetarse y cayó. El golpe fue fuerte y  a las pocas horas falleció.
Otra pérdida sentida fue la del dirigente Eddy Martínez, cacique de salud de la Organización Indígena Chiquitana, quien falleció en el accidente del avión de Aerocon que cayó cerca a la Laguna Brava, en el monte de Chuchini, a escasos kilómetros de Trinidad.  También se registraron otros casos de abortos durante la Marcha.

Ninguna de estas situaciones frenó el ímpetu de seguir adelante.
“Nuestro deber fue informar sobre estas penas. La marcha no era una caminata turística o un paseo.  Hubo dolor, pena y muerte y también vida  nueva,  como señal de esperanza.  Al término de la movilización nacieron tres niños en La Paz. Las madres fueron atendidas y los niños llegaron al mundo con las muestras de cariño de los paceños”, destacó el periodista de Página Siete.
“Seguramente estos niños tendrán la oportunidad  de contar a sus hijos y a las futuras generaciones que fueron parte, en el vientre de sus madres, de la Marcha por el TIPNIS,  que nacieron en La Paz, volvieron a su territorio y crecieron en él”, enfatizó.
PERIODISTAS DE LA DERECHA RECALCITRANTE
“El seguimiento periodístico implicó también algunos riesgos, uno de los más graves fue cuando la camioneta, en la que viajábamos para asistir a una conferencia de prensa en Yucumo, giró peligrosamente y nos dejó pasmados de miedo. Nuestra labor estuvo orientada a informar con objetividad cuanto acontecía en el conflicto y observar las costumbres, tradiciones y forma de vida en el TIPNIS, aspectos poco conocidos”, evocó Mealla.
Destacó la susceptibilidad en los dirigentes indígenas que “sentían que los medios de comunicación oficiales no comunicaban con imparcialidad los acontecimientos y por ello no les dejaban ingresar. Esto  indignó a las autoridades de gobierno  que  reclamaron el ingreso de  estos medios, señalando que eran del pueblo y del Estado, mientras que nosotros, según decían, representábamos a la derecha recalcitrante. Con este nombre nos quedamos hasta el final del conflicto. No lo tomamos en serio, sino como una anécdota de esta travesía que no fue una aventura sino la lucha de mujeres, hombres y niños valerosos que marcharon, sufrieron en el camino y  llegaron a La Paz, logrando su cometido.
Luis Mealla concluyó señalando “Ojala puedan lograr lo que ellos vinieron a buscar, eso depende de nosotros porque cuando nosotros actuemos, demos lo mejor de nosotros y hagamos lo que sabemos hacer,  que es informar con la realidad, estaremos haciendo un bien  a toda la sociedad.”
LA REPRESIÓN DEL 25 DE SEPTIEMBRE
Eddy Andrade Valdez, periodista de Red Erbol, describió la intervención policial a la marcha indígena como la experiencia más difícil en su vida. “Fueron cuarenta minutos que pasaron rápidamente, por mi retina, viendo cómo, una vez más,  la brutalidad de la Policía también puede aplicarse en este tipo de circunstancias”.
La cadena de emisoras ERBOL fue de las primeras en transmitir la represión policial que se produjo alrededor de las cinco de la tarde. Eddy Andrade  narró el nerviosismo que se sentía minutos antes de la represión, tanto en el lado de la Policía como entre los indígenas. Los policías estaban atemorizados por la destreza de los indígenas que al flechar a los pájaros al vuelo, les atravesaban el corazón,  mientras que los indígenas se sentían cada vez más rodeados.
Cuando sucedió la  intervención había cuatro periodistas en el lugar, entre ellos los periodistas de Canal 7, Patria Nueva y el camarógrafo de PAT, que pudo lograr las imágenes que fueron presentadas horas más tarde en ese medio. Andrade manifestó su admiración por la valentía del camarógrafo de PAT que captó las imágenes, sin tener miedo. Cuando empezó la represión les pidieron a los periodistas echarse al suelo.  Andrade evocó los momentos de la represión violenta de la que varias personas resultaron heridas y varios niños  desaparecidos, que corrieron a los árboles en medio de la confusión. Vio como la gente huía despavorida en esta estampida humana, atravesando los alambres de púa, sin siquiera reparar en ellos.
Contó su angustia al no poder realizar el primer reporte. No tenía la señal adecuada. Luego informó que 500 uniformados dispersaron la marcha que rompió un obstáculo policial en la mañana del sábado 24.  Como resultado de la represión, fueron capturados los marchistas, entre ellos mujeres, algunas embarazadas, niños, ancianos que  fueron trasladados hacía San Borja en 4 buses  y 9 camionetas. El despacho de ERBOL describió los golpes propinados durante la intervención.  
A las 17:50 del 25 de septiembre, cuando  la intervención había concluido,  el ambiente continuaba invadido del pánico y el miedo. Más tarde, las imágenes de TV mostraron a personas, entre ellas una mujer, inmovilizadas por la fuerza y con la boca cubierta por bandas adhesivas de plástico para impedirles gritar, que eran arrastradas de cabeza hasta los camiones. Había un número impreciso de detenidos, decía el reporte.
Eddy Andrade terminó su relato, señalando que: “el 25 de septiembre es parte de los hechos que nunca podrá olvidar y que en Bolivia, así como hay gente buena, hay gente muy mala”.
Del Editor: M.Angélica Kirigin ha documentado su crónica con gran cantidad de fotografías tomadas a lo largo del histórico evento. Limitaciones técnicas, nos impiden por el momento mostrarlas aquí, aunque sí editaremos sendos mosaicos del registro de los sacrificados comunicadores que fueron testigos tanto de la masacre de Chaparina, como de la llegada a la ciudad de La Paz, en medio del alborozo y respaldo del pueblo paceño.

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