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jueves, 12 de enero de 2012

Karen Aráuz hace como Evo culpa de todo lo que sucede a los "chambones estadounidenses" y entre broma y en serio dice muchas verdades



Impensable que la ineficiencia de los norteamericanos se esté develando en variados flancos y en tan breve lapso. Hugo Chávez opinó sobre el cáncer de tiroides de su colega Cristina Fernández, sembrando con impactante lucidez la sospecha que tantas enfermedades del mismo nominativo en varios presidentes sudamericanos es muy, muy extraño. Lo que no imaginó es que la supuesta tecnología americana para inocular la enfermedad pudiese fallar tan groseramente.

Porque resulta que la biopsia a la que sometieron a la Sra. Kirchner que dio como resultado la urgencia de una cirugía para extirpar la glándula maligna, tiene como consecuencia un afortunado, digamos, diagnóstico erróneo. Pues a menos de una semana que La Cámpora entre otros seguidores organizara una conmovedora vigilia en los predios del centro médico y se provocara en el pueblo gran solidaridad, oficialmente se admite que la supuesta enfermedad nunca existió.

No me gustaría bajo ningún concepto estar en los zapatos de los galenos argentinos por la divulgación de un diagnóstico tan conmovedor como inexacto.

Pero como la política es tan dinámica y las grandes medidas se deben tomar anteponiendo el gran amor a la patria (como cuando acá se lanzó el gasolinazo en ausencia propicia de SE) impactantes normas se lanzaron aunque relegadas como es lógico, de los titulares a las páginas secundarias.

Para nadie es un secreto que Cristina Fernández comparte con varios de sus colegas progresistas, una marcada aversión por los medios de prensa que no controla, siendo La Nación y El Clarín los más personalizados antagonistas de su gobierno así como fueron en la administración de su difunto predecesor y esposo.

La solidaridad y la sensibilidad popular, logró que pase desapercibido el ilegal allanamiento gubernamental a la privada Cablevisión además de la evacuación de la norma que declara de interés público, la producción y distribución de papel de diario en claro hostigamiento e intención de controlar a los dos medios escritos más críticos y grandes de la Argentina apoyándose en la funcional justicia para atropellar los derechos de personas y empresas. (¿Suena familiar?) Pero los errores de los gringos no se quedan en la fracasada implantación de la temida enfermedad. ¿En qué están pensando? Portaaviones norteamericanos andan bravuconeando en el Estrecho de Ormuz para demostrar que los iraníes no podrán cerrar el paso de crudo de toda la zona hacia el mundo libre. Tienen a todo el mundo con la piel de gallina mientras tanto Ahmadineyad muy sonriente se da el lujo de dar una vuelta de popularidad latinoamericana. Es probable que éste piense que la diplomacia de los pueblos pregonada por los socialistas del siglo XXI, es más impactante que los juegos de guerra. Sus cuatro grandes cuates sudamericanos, detentan ahora el dudoso honor de ser considerados sus mejores amigos y como tales lo reciben y lo esperan.

Son tan machos que la posibilidad de ser catalogados en breve como terroristas ellos mismos por su afinidad con Ahmadineyad, los tiene sin cuidado mientras las cadenas internacionales -sobre todo la aborrecida CNN- les brinden toda la cobertura que se merecen. Una basecita en las costas venezolanas o ecuatorianas le vendría muy bien para tener con qué ponerse pendenciero en la vecindad y mandar el mensaje de “si ustedes van hacia allá, yo vengo hacia acá”. Como dos de los presidentes –algo petroleros también- son muy mediáticos y fotogénicos, las imágenes de tantos honores militares que recibe en las indias, le son muy útiles al persa para remontar su imagen interna y espantar el fantasma de la revolución de los jazmines -que sin ser árabes precisamente- está empezando a aromatizar el horizonte.

Para finalizar con este recuento de la alarmante ineficiencia norteamericana que nos afecta empezando el 2012, me parece un verdadero papelón que un organismo no gubernamental llamado National Endowment for Democracy, que ladinamente por muchos años colaboró con diversas instituciones para el fortalecimiento de la democracia, se haga pescar con Juan Ramón Quintana invirtiendo en desestabilizar un gobierno (el nuestro) con miserables treinta y seis mil dólares americanos anuales.

Su operador por supuesto, no podría ser otro que la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia. Si cuatro lucas son suficientes para causar la aparición desquiciada de Quintana y denunciar la subvención norteamericana a tan diabólico plan periodístico de dar fin a la estabilidad de un gobierno de tan reconocida vocación democrática, ya estamos muy devaluados.

Creo que nos están ninguneando. Morales goza de extraordinaria salud. El terrorista iraní no llega a Bolivia. El precio de un auto chuto es suficiente para causar pánico y voltear a nuestro gobierno. Parece que nuestros problemas van más allá de nuestra bajísima autoestima.

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