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jueves, 21 de febrero de 2008

Erika Brockman Quiroga política boliviana destacada que fuera elegida senadora y diputada en legislaciones pasadas nos invita al análisis

Ajedrez político: ¿jaque o tablas?

El ajedrez de las movidas políticas se complica. Si hasta hace unas semanas el Gobierno parecía estar muy cómodo con un Tribunal Constitucional deliberadamente descabezado, súbitamente la figura ha cambiado. ¡Cómo no hubiesen deseado contar con este máximo órgano de control constitucional cuando el prefecto cruceño decidió acelerar y convocar el referéndum ratificatorio de su Estatuto Autonómico! De pronto, la torre de control constitucional se hace imprescindible para unos y no tan urgente para la ‘media luna’. Bajo el impecable argumento del silencio administrativo expresamente establecido en la Ley del Referéndum, la iniciativa se da por aprobada dado que el Tribunal no se pronunció de oficio dentro del margen de tiempo establecido por ley. ¿Que el Tribunal está sin quórum y no estaba en condiciones de actuar? ¡Poco interesa! Los autonomistas retrucan con vehemencia acogiéndose al principio jurídico de que “nadie puede alegar un error propio a su favor”, ya que no puede cobrarse a su iniciativa la incompetencia o deliberada omisión de un Congreso que no se pone de acuerdo para llenar las vacancias del Tribunal. Una por otra. Fue el turno de la ‘media luna’.
Por ello no es casual que el Vicepresidente decida convocar al Congreso para debatir políticamente la ilegalidad de la movida cruceña, colocando en el centro de la escena y al apronte a alfiles y caballos congresales. A estas alturas, ¿de qué vale tratar las supuestas ilegalidades de esta convocatoria, si ésta surge como respuesta táctica y estratégica radicalizada en su contenido a los también cuestionados procedimientos ilegales y arbitrarios del oficialismo para hacer viable una propuesta constitucional que hace aguas? No olvidemos el pronunciamiento contundente de la Federación de Asociaciones Municipales observando la Constitución de Oruro y las voces que suman deslegitimándola.
Mientras tanto, el organismo electoral apela a la consabida imparcialidad administrativa y ‘viabilizadora’ de los comicios, aludiendo que no puede pronunciarse sobre el fondo de los problemas jurídicos subyacentes en los más de 17 procesos demandados que se alinean pacientemente en su potencial agenda anual. Por otra parte, el Presidente pierde la calma y con su usual incontinencia verbal insinúa a sus peones defender su proceso de ‘cambio’ con movilizaciones y con armas, dejando en mal pie no sólo el intento de enfriar sus desinteligencias con el país del norte luego de la serie novelera sobre ‘espionaje’, sino también el discurso de su revolución democrática y pacífica. En este complejo tablero de movidas políticas, queda claro que las posibilidades de jaque de uno u otro bando son múltiples e interminables. El problema es que mientras se diseñan y planifican las jugadas, en mi criterio, insulsa e inútilmente, el Gobierno ha instalado una lógica que no se compadece de los problemas cotidianos de la gente. Tampoco entiende que los problemas con los que deberá lidiar este año no tendrán el efecto anestésico de la bonanza económica, la lealtad étnica y la tolerancia ciudadana del pasado reciente. Pese a la iniciativa de los autonomistas, no se observa que bando alguno gane la partida. En la jerga de los aficionados al deporte ciencia, esto tiene un nombre: tablas. En la política prefiero denominarla ‘empantanamiento catastrófico’. ¿No será hora de dar por finalizada esta partida de concurso de ilegalidades que no nos llevará a ninguna parte? ¿Por qué no empezar una nueva partida tomando en cuenta las lecciones aprendidas? Hay un ‘paréntesis táctico’ cuyas consecuencias podemos lamentar. Tarde o temprano, el diálogo deberá reinstalarse en busca de consensos mínimos y certidumbre.
* Politóloga y psicóloga, erikabrockmann@yahoo.com.mx

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