el escándalo ha sido, es de tales proporciones porque afecta en forma clara y directa al segundo hombre del MAS, partido que ayudó a fundar. ramírez cuando se desempeñó como presidente del senado ocupó interinamente la Presidencia de Bolivia. contó con la ilimitada confianza de morales al punto que cada paso que daba en el negoción develado contó con los decretos supremos del presidente. aún cuando ramírez está en la cárcel queda un tufo maloliente en palacio...estará allí la mano que alentó a ramírez y que fue parte del botín. el texto que sigue correponde a un editorial de El País de Madrid.
Evo prisionero de sí mismo
¿Alfiles y carceleros? El recambio en YPFB, provocado por las graves sospechas de corrupción en esa institución, ha desnudado la dramática soledad del presidente y el virtual cierre de un círculo político que controlaría sus decisiones. Claramente, el escándalo por el contrabando de 33 camiones (destapado por un funcionario de alta confianza del propio gobierno), que involucra a su ministro de la Presidencia, ex representante de RESDAL (Red de Seguridad y Defens de América Latina, financiada por el National Endowment for Democracy de Estados Unidos) y ex funcionario del Ministerio de Defensa en tiempo de Banzer, ha tenido un desenlace distinto del que afecta a Santos Ramírez, fundador del partido de gobierno y que pertenece a otra corriente politica interna del MAS-IPSP, pese a que en ambos casos los indicios son comprometedores.
Sin embargo, las sospechas de corrupción contra Quintana, que controla el aparato de inteligencia y seguridad del gobierno, afectan y manchan de forma diferente que las que pesan sobre la cabeza de Ramírez. Al confirmar al primero en su cargo y destituir al segundo, Morales parece entender que debe luchar de forma selectiva contra la corrupción.
Pero lo anterior - que es un síntoma claro de la influencia de un grupo cada vez más poderoso que rodea al presidente - se ve agravado cuando en el recambio el presidente desnuda su dramática orfandad, al nombrar como presidente interino de la estatal a quien desde el Ministerio de Hidrocarburos se ha empeñado en postergar y dilatar cualquier iniciativa para avanzar en la industrialización del gas y en el incremento del consumo interno de este energético, posturas que sólo benefician a las petroleras extranjeras.
La solución se torna peor que la enfermedad que intenta curar Morales. La “banda” delincuencial que actuó en la Tejada Sorzano no parece ser exactamente la misma que fue presentada por la Policía. Al menos uno de los detenidos denunció maltratos, torturas y abusos en su detención y afirma no tener nada que ver con el asunto. ¿Quienes proporcionaron información a la verdadera banda delincuencial para ejecutar el “operativo”? Los asaltantes y asesinos, según todos los síntomas, no actuaron solos, y los que andan presos no parecen ser todos los que debieran estar.
YPFB, a la deriva, en manos de Villegas, el que, de acuerdo a Morales Olivera, supo y avaló los cambios de los Anexos D de los contratos petroleros de octubre de 2006. El Ministerio de Hidrocarburos, convertido en repartición marginal, está prácticamente descabezado, lo mismo que la Superintendencia del sector, uno de cuyos funcionarios estaría involucrado en el “operativo” asalto y asesinato que derivó en la destitución de Ramírez. ¡Que felicidad para Petrobras, Repsol YPF y las demás “socias pero no patronas”!
Si a lo anterior le sumamos que el actual ministro de Defensa, Walker San Miguel, fue otrora representante de Petrobras en Bolivia y que Ashmore/Shell (Enron), estarían logrando ventajosos acuerdos con el Ministerio de Defensa Legal (Hector Arce, que trabajó con la asesoría del abogado Eric San Miguel, hermano del ministro de Defensa), como resultado de una “nacionalización respetuosa” (reducida a efectuar auditorías para ocultarlas) como el propio presidente de la República ha afirmado, podemos tener completo el cuadro que revela quien realmente controla los hidrocarburos en Bolivia. A los patrones no les gustan las sociedades que quiere nuestro iluso presidente.
La corrupción se está devorando al gobierno de Evo. No sólo la de 450 mil dólares (resulta hasta extraño que se haya descubierto esa presunta “coima” relacionada a la separadora de líquidos del gas que va al Brasil, precisamente). Es la multimillonaria corrupción, la que usa transferencias bancarias a bancos off-shore. La Unidad de Investigaciones Financieras de la Superintendencia de Bancos no tiene un lente que las alcance, además de estar controlada por el mismo entorno palaciego.
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