En la actual coyuntura por la que atraviesa el gobierno cerca ya de llegar a la “comezón des séptimo año” de mandato ininterrumpido del líder de los seis sindicatos de coca del Chapare y también presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Evo Morales, sus asesores y miembros del cuerpo de ministros que merodean su gestión, seguramente preocupados por la herida que ha provocado en el masismo y en la figura de su jefe máximo las desacertadas políticas que han venido generando, le prepararon una contramarcha para mostrarle que el pueblo todavía lo aclama y le obedece.
Sus asesores y miembros de su gabinete deben estar muy preocupados porque como suele ocurrir invariablemente en estas circunstancias el jefe ha comenzado a exigir respuestas, a buscar culpables, a pedir que le expliquen en que fallaron los que fallaron, porque los jefes de esta categoría nunca asumen que ellos fallaron o por lo menos dieron curso a los enjambres tácticos y estratégicos palaciegos que con seguridad terminaron en el resultado no esperado pero fiel reflejo de lo que se engendró.
Lo que Evo Morales sabe pero no quiere confesarse a sí mismo, es que lo siguen engañando, le siguen dando alargues, hablándole sandeces al oído que ahora aguarda entre rabioso y ansioso alguna explicación para la desgracia que parece que ahora no sólo ha herido al partido u otros que puedan ser sacrificados, sino a su tan cuidada imagen de indígena reivindicador.
Evo Morales sabe que lo que su entorno hace son chismes de cocina y que estas mismas tonterías se las podrían decir cualquier ciudadano que tenga interés en halagarlo y punto, pero quiere creer en la salvación y quiere encontrar una explicación y entonces ellos se la dan: Jefecito los culpables de todo este desmadre son los disidentes del régimen que hay que destruirlos de una vez, son los opositores a los que ahora les vamos a meter duro con la maquinaria represiva judicial que muy pronto tendremos en nuestras manos, son los cruceños que siguen armando subversiones y acciones de terrorismo y separatismo pero los vamos a hacer sonar, son los indígenas de tierras bajas del oriente que son unos cuanto gatos y están cuchicheándose con las ONGS que los asesoran, pero ya a la ONGS las tenemos en la mira e hicimos una comisión en el parlamento para ponerlas en su sitio, etc, etc.
Pero las preocupaciones y temores del Jefe no lo dejan dormir, no se concibe ni remotamente alejado del poder, quiere el poder para siempre, vino para quedarse le cueste lo que le cueste, pise a quien pise, destruya a quien destruya y encarcele a quien encarcele y el entorno palaciego sabe que la mejor cura para el insomnio es fabricar jolgorios, hacer show y he ahí que le fabricaron una contramarchita, total el aparato del estado es grande y puede obligar a los malpagados y temerosos funcionarios públicos a que vayan a la marcha y que se enganchen así nomás a dos personas y que además donen parte de su flamante bonito para alimentar a los acarreados de provincias y otros departamentos.
El esfuerzo valió la pena, el jefe se animó, le volvió el alma al cuerpo y en señal de complacencia dijo: Hermano Álvaro no estamos solos, hermanos ministros no estamos solos y luego recitó ese nuevo invento que es otro salvavidas que pretende renovar fabricando un traje nuevo de los harapos que quedan del masismo que ha perdido su propuesta y sus consignas en el camino de desaciertos recorridos. Entonces lanzó la propuesta que pretende ser renovadora para alentar nuevas esperanzas, porque los gobiernos populistas viven de mentir y de darles ilusiones a sus pueblos. No es su cometido cumplirlas pero necesitan tener a todos esperando recibir algún día las migajas derramadas. Claro que nunca llegarán pero pueden perpetuarse entre ofertas y ofertas luego incumplidas.
Como el Mas ya está arrugado y envejecido prematura y aceleradamente, se está intentando mostrar que ya se cumplió una agenda que nunca se cumplió, ahora el jefe proclama que “todos”, incluso los perseguidos, los atacados, los odiados serán constructores de esa agenda. Es necesario meter a todos a la bolsa de gatos para que “todos” vuelvan al redil y luego sin saber cómo vuelvan a ser perseguidos y sacrificados. Eso no importa, lo que importa es la promesa que se sabe de antemano que es sólo un artificio y que luego volverá a ser incumplida. Lo importante para los caudillos es darse oxigeno, volver a distraer a los descontentos, volver a alentar ilusiones y vivir de promesa en promesa, tal como lo hacen los Don Juanes que a todas sus conquistas les aseguran que las aman, que las desposarán, que son las elegidas, aunque al darse media vuelta no sólo las engañen y traicionen sino que también pueden decidir ensañarse con ellas para que no le estorben y sacárselas de encima cortándoles la cabeza.
¿Quién cree en la nueva agenda? Por favor no nos hagamos los incautos y bobos, ya no se cumplió la primera agenda, no se cumplirá ninguna, es una versión más del viejo cuento del tío.
Estamos entrando en la etapa de las agenditis agudas, un antibiótico para tratar de salvar la cuasi peritonitis que ahora padece el gobierno.
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