Vistas de página en total

lunes, 1 de marzo de 2010

no excento de riesgos el trabajo de investigar sobre el campo San Alberto el mayor yacimiento gasífero. Los Tiempos ha realizado excelente labor!

“Si quieren tomar fotos, para poder entrar al megacampo, tienen que obtener autorización de Petrobras en Brasil. Hay que mandar una solicitud a Sao Paulo que por lo menos tarda tres días en ser aceptada”, nos dijo uno de los responsables de seguridad de San Alberto a los dos periodistas que pretendimos visitar la planta a mediados de diciembre.

Toda una paradoja: la autorización para ingresar al ícono de los hidrocarburos bolivianos no la da un gerente técnico en el lugar, ni una autoridad de YPFB o del Gobierno, ni siquiera Petrobras-Bolivia. La autorización para visitar este megacampo, desde donde Evo anunció la Nacionalización de los Hidrocarburos el 1 de mayo de 2006, viene desde Brasil.

La explicación suena extraña. El megacampo fue nacionalizado, entonces le pertenece a Bolivia. Yacimientos tiene mayoría en los directorios y contratos de operación con Petrobras. Entonces ¿Por qué la autorización deben darla los operadores y no los dueños?

Ya en las oficinas de Petrobras Bolivia, en Santa Cruz, confirman el requisito y el plazo, pero añaden además una cara dificultad. Lourdes Chalup, la encargada de relacionamiento con la prensa dice: “Es muy difícil porque en los últimos años no ha habido visitas programadas por la empresa a los campos. No se han programado viajes para periodistas a los campos en los últimos 24 meses porque se requiere mucho mecanismo de seguridad y autorización de la matriz en Brasil”.

En Tarija, el responsable regional de prensa de YPFB, Alejandro Ayala, señala que el requisito es una carta al Vicepresidente de Administración y Contratos de Yacimientos, Juan José Sosa Soruco. Eso sí, con una imprescindible copia a Petrobras. Ayala además se muestra entusiasta de poder él visitar el megacampo junto al DÍA D, cuando sea recibida la autorización.

Así es el trámite para ingresar a ese colosal reservorio que alimenta el 80 por ciento de las necesidades energéticas de Sao Paulo, con sus 30 millones de habitantes. San Alberto dota de energía a nada menos que la tercera urbe del mundo. Este megacampo se halla alrededor y debajo los pies del pueblo de Caraparí con sus 13 mil habitantes, en pleno corazón del Chaco.

Ellos viven sobre los 11,9 Trillones de Pies Cúbicos (TCF) de Gas que tiene San Alberto. Pero, paradójicamente, las autoridades departamentales y nacionales aún no pueden extraer la “burbujita” completa que dote de gas domiciliario a todo Caraparí. Según reconoció el alcalde Hermaz Pérez, ni siquiera el 20 por ciento de la población goza de ese beneficio. “Eso lo ve la Subprefectura, ahí se han atrasado”. En las afueras de la Alcaldía, aún el pueblo compra caras garrafas que llegan de Yacuiba, o cocina, y huele, a leña. El todavía incipiente asfaltado, no impide que las calles se llenen de barro en este verano y, muy posiblemente, de polvo cuando sea invierno.


SAO PAULO, LA PRIORIDAD

Y el estado de Caraparí genera otra paradoja: a estas alturas, San Alberto y sus pares aledaños San Antonio e Itaú (18 TCF) no sólo debían dinamizar megalópolis como Sao Paulo. También se preveía hace ya cuatro años que su gas llegue abundantemente a El Alto, La Paz y Oruro. Era parte sustanciosa de los planes de industrialización. Se hallaban basados en las plantas separadoras de líquidos y grandes gasoductos internos. Ninguno de esos proyectos se consolidó, pese a que incluso algunos, como el Gasoducto al Altiplano Boliviano (GABO) fueron declarados, por decreto, “prioridad nacional”.

El Doctor en Química, especializado en temas hidrocarburíferos, Justo Zapata, recuerda la particular importancia del GABO y las separadoras de líquidos. Asegura que un pilar estratégico para Bolivia habría sido aquel gasoducto. “Su costo aproximado es de 1.000 millones de dólares. Sin embargo, permitiría cambiar la matriz energética del país y se ahorraría tres millones de dólares diarios que se gastan en la gasolina y el diesel que se importan y se subsidian”. Vale decir que en un año el propio gasoducto, gracias a su rentabilidad, habría pagado su costo. “Adicionalmente, se podrían instalar separadoras de líquidos en El Alto, y ahí sí que se podría industrializar el gas y generar un sinfín de productos”, recuerda Zapata. Y si de mil millones de dólares se trata, la cifra coincide con la del préstamo que el Banco Central de Bolivia realizará a YPFB.

El GABO, según declaró hace unos meses el entonces viceministro de Industrialización Willam Donaire, se quedó “en etapa de estudio”. Pasó a diversas consideraciones entre el Viceministerio y la Superintencia de Hidrocarburos, donde parece haber ingresado al archivo del olvido.

El caso de las separadoras de licuables ha marcado al país desde el escándalo Catler-Santos Ramírez. Pero ya cuando el presidente Evo Morales lanzó el proyecto en la región de Río Grande, adolecía de serias observaciones. Zapata no se explica por qué tanto la planta que abortó por el escándalo de enero de 2009 como la recién licitada son de tan limitadas dimensiones.

“Mandamos a Brasil más de 20 y hasta 30 millones de pies cúbicos (MMPC) de gas por día; pero construyen una planta para apenas 6. A la Argentina apenas podemos mandarle 3 MMPC, incumpliendo los acuerdos, pero querían licitar a ese lado una planta como para 40 MMPC, proyecto que en años no avanza. Es cosa de locos”, dice el analista.

Y los grandes proyectos de industrialización parecen languidecer. Pesa el hecho de que las separadoras de licuables no cristalizarán en más de cinco años de gestión porque, según explicó el actual presidente de Yacimiento, Carlos Villegas, se prevé que la primera planta funcione en 2011. Eso en el mejor de los casos y bajo las limitadas dimensiones ya anotadas. Pero además pesa la forma en que se exporta un gas que lleva esos componentes licuables de “regalo”. Tanto en el lado brasileño como en el argentino existen plantas que separan gasolinas, GLP y otros compuestos para aprovecharlos industrialmente apenas llega el gas de Bolivia. En el caso brasileño se ha calculado que el beneficio adicional varía entre los 140 millones (según el Gobierno) y 500 millones de dólares (según Zapata). En el lado argentino, la paradoja radica además en que ese país le vende a Bolivia GLP. Las plantas de refinación y separación pertenecen en ambos casos a Petrobras (Ver Recuadro).

EL ARCHIVO DEL OLVIDO

Pero el ideal de la industrialización gozó además en pasados años de una lluvia de proyectos con significativas y oficiales garantías. Surgieron esos planes que se traducen, en decenas de países, en fertilizantes, material plástico (polietilenos y etilenos), explosivos, etc.

Así, hubo en el curso del lustro que empieza a terminar más planes oficiales de industrialización paralizados sin mayores explicaciones. Entre 2006 y 2008, el entonces Gerente de Industrialización en YPFB, Saúl Escalera y un equipo de profesionales diseñaron 13 proyectos de industrialización hidrocarburífera. Se preveía distribuir plantas y complejos en cuatro polos de desarrollo: Villa Montes, Puerto Suárez, El Chapare y Uyuni. “Ahora duermen el sueño de los justos”, explicó el ingeniero Escalera, el mes pasado a los medios. Considera que con ese freno se le ha privado al país un ingreso anual de 2.000 millones de dólares.

Según Escalera, la gerencia de Industrialización de YPFB recibió 27 proyectos de industrialización del gas natural por parte de firmas extranjeras. De ellos se eligió nueve para su implementación y se elaboró cinco estudios de pre-factibilidad para industrializar el gas natural. El ex Gerente de YPFB -destituido en abril de 2009, sin mayores explicaciones- señaló que los nueve proyectos escogidos más los cinco estudios de pre-factibilidad mostraron indicadores económicos y financieros muy favorables.

Los estudios mencionados fueron enviados a la Presidencia de YPFB en La Paz para que la empresa busque financiamiento, que permita la Ingeniería Básica y de Diseño Final de cada planta. “Lamentablemente, los presidentes de turno de YPFB ignoraron algunos de ellos y sólo dos proyectos (fertilizantes NPK y etanolaminas) fueron considerados para su financiamiento dentro el plan quinquenal, indicó la ex autoridad, a la revista Energy Press.

¿NUEVAMENTE EXPORTAR O MORIR?

Tras anunciar que en esta nueva gestión sí se preocupará de la industrialización, el Gobierno ha defendido su postura relanzando el proyecto de la planta separadora de Río Grande. Sin embargo, no procedió a ninguna renegociación técnica con Brasil para proyectar el aprovechamiento de los licuables del gas. La licitación publicada por YPFB para contratar servicios de una empresa consultora que haga el "estudio conceptual básico" de dicha instalación obliga a limitar su trabajo a las condiciones establecidas en el contrato de exportación de gas a Brasil, denominado GSA (Gas Supply Agreement). Éste se firmó el año 1996 y se lo ratificó el 18 de diciembre de 2009, cuando el presidente interino de YPFB, Carlos Villegas, suscribió la cuarta adenda.

Tanto el GSA como la cuarta adenda firmada por Villegas, constituyen poderosos frenos para hacer realidad la propuesta del Salto Industrial que ha postulado eventualmente en sus discursos el presidente Evo Morales. La cuarta adenda ha formalizado la entrega de materia prima para esta industria a Brasil. La pequeña planta separadora que acaba de licitar YPFB sólo servirá para extraer una mínima parte de licuables (Ver Recuadro).

En cuanto a otros proyectos de industrialización al Plan de Inversiones 2009-2015 de YPFB parece haber bajado marcadamente las expectativas: un proyecto para convertir gas en diesel ecológico y dos plantas de fertilizantes hasta 2014 (en el Chapare y el Chaco) suman lo esencial. No menciona nada sobre la producción de polietilenos y etilenos.

La modestia del plan contrasta con un renovado entusiasmo exportador en las filas gubernamentales. En enero, llegaron garantías de todo tono desde Brasil para el contrato binacional. El vicepresidente García Linera y Carlos Villegas anunciaron junto con autoridades argentinas un preacuerdo firmado este martes 22 en Tarija para enviar paulatinamente más gas a ese país.

Esos pronunciamientos merecieron más pompa que el plan de industrialización. Incluso el diario chileno El Mercurio pareció sumarse. Hace dos semanas aseguró que había negociaciones para que el gas boliviano se industrialice en puertos trasandinos. Surgieron en La Paz enérgicos desmentidos oficiales, no libres de matices.

Paradoja: “Gas por Bolivia y para Bolivia”, decía el MAS el año 2004. Incluso consolidó esta postura en el referéndum sobre el gas realizado en el Gobierno de Carlos Mesa. Las pregunta 5 partía del principio de exportar el gas para luego industrializarlo.

La 4 planteaban usar el gas como factor de negociación marítima con Chile. La instructiva masista pidió un NO a ambas preguntas. Consistían en una clara antítesis a las posiciones defendidas durante el proceso de privatización transnacionalizada que encabezaron los partidos neoliberales de los años 90. “Exportar o morir” era en cambio el eslogan neoliberal expresado recurrentemente por Gonzalo Sánchez de Lozada. Hacía clara referencia a una venta masiva y acelerada de los hidrocarburos nacionales. El aspecto de la industrialización era complementario, basado en los excedentes de una alta venta que hipotéticamente permitiría la conformación de industrias.

Paradoja: uno de los firmes postores del “exportar o morir” fue el por entonces dirigente cívico tarijeño Roberto Ruiz Bass Werner. Ruiz ahora es un entusiasta aliado del MAS, infaltable en las grandes movilizaciones que Evo Morales genera en la capital chapaca. Lo paradójico al parecer no es que Ruiz haya cambiado. Por el contrario, el ex cívico mantiene sus posturas en el tema petrolero. “La nueva Ley de Hidrocarburos tiene que eliminar las rigideces que hoy impiden la inversión petrolera, que trae tecnología y la posibilidad de apertura de mercados, como es la propia Petrobras (…).Tenemos que explorar las relaciones con Chile, ahí podríamos colocar entre 10 y 15MMCD utilizando los ductos del norte argentino (…). “Planteo lo mismo (con las petroleras) que propuse desde el Comité Cívico, un relacionamiento en el cual maximicemos los ingresos del país”, dijo hace dos semanas en la plaza de la capital chapaca. En realidad, lo paradójico resulta que las principales autoridades gubernamentales ahora coincidan con Roberto Ruiz, y quien sabe ahí cuadre la afinidad de la sorpresiva alianza.

Paradójico para el proceso, pero no sorpresivo en cuanto a los protagonistas. Los aliados que en el tiempo fue sumando el Gobierno no fueron ajenos precisamente a las petroleras. El ex ministro Walker San Miguel fungió como miembro del Directorio de Petrobras Bolivia en 1995. El ex cívico y candidato a diputado masista, Jorge Blacud, realizó obras con su empresa para la petrolera brasileña mientras además ocupaba un puesto en el directorio de YPFB.

En ese marco, el virtual portazo recibido en el megacampo San Alberto y las carencias de Caraparí parecen generar continuas interrogantes. ¿Qué curso sigue de la política hidrocarburífera de esta singularmente histórica administración Evo Morales Ayma?

¿Adiós al cambio de matriz energética? ¿Adios a la industrialización? ¿“Exportar o morir en tiempos de cambio”? Tal vez los beneficios de la Nacionalización hayan permitido ese paradójico giro en el Gobierno. Finalmente, aunque aún no gas domiciliario, llegaron generosas regalías y, con ellas, algo de asfaltado, un hospital y un coliseo deportivo a Caraparí. Incluso, y sobre todo, una vistosa nueva plaza central que cambió el rostro de la “capital del gas”.¿No es cierto don Hermaz?

-“No”, aclara el Alcalde carapareño. “La plaza la donó el presidente Hugo Chávez”.

Una pequeña planta separadora

El gas "seco" (metano), que Bolivia se comprometió a exportar al Brasil, tiene un poder calorífico de 8.900 kilocalorías por metro cúbico (kcal/m3). Los "negociadores" bolivianos del GSA el año 1996 (gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada), obligaron a YPFB a entregar a Petrobras un gas con poder calorífico de 9.200 kilocalorías por metro cúbico. Luego de ese acuerdo el principal negociador boliviano fue contratado, hasta la fecha, por la petrolera brasileña.


Para llegar a ese valor, el gas, necesariamente debe contener otros gases, como el etano, propano, butano y otro tipo de moléculas que, con procedimientos relativamente sencillos (Planta Separadora), pueden ser retirados del torrente de gas metano y utilizados como materia prima por excelencia para la industria petroquímica.


Desde 1999, cuando se inició el bombeo de gas a Brasil en virtud del GSA, Petrobras recibió diariamente gas rico (con poderes caloríficos de hasta 9.400 o más kcal/m3). Sin embargo pagó como si recibiera gas metano de 8.900 kcal/m3. Los licuables separados en territorio brasileño son utilizados para una rica industria petroquímica que produce hoy un plusvalor de hasta 1.000 millones de dólares anuales, según estimaciones de técnicos que trabajaron en YPFB en años recientes.


¿Por qué la Separadora de Líquidos que YPFB acaba de licitar tendrá la capacidad de procesar tan sólo la quinta parte del volumen de gas que se exporta a Brasil (6 de los 30 millones de metros cúbicos diarios). La respuesta parece estar en la Cuarta Adenda firmada por Villegas el 18 de diciembre.


En ésta YPFB, en vez de negociar la modificación del GSA para entregar a Petrobras gas metano puro, con 8.900 kcal/m3, se obliga, por el contrario, a seguir entregando gas enriquecido de al menos 9.200 kcal/m3 hasta la finalización del contrato.

La adenda estipula que entre enero de 2008 y diciembre de 2012 podrá entregar gas con valores caloríficos de hasta 9.400 kcal/m3. Esto significa que Bolivia renunció a la petroquímica con la que puede generar aquellos productos valorados en más de mil millones de dólares anuales, a cambio de recibir pagos de entre 100 y 180 millones por año.

La cuarta adenda ha formalizado la entrega de materia prima para esta industria a Brasil. La pequeña planta separadora que acaba de licitar YPFB sólo servirá para extraer una mínima parte de licuables, aquella necesaria para entregar el gas con 9.200 kgal/m3.

No hay comentarios: