Vistas de página en total

jueves, 11 de febrero de 2010

Cástulo Martínez es escritor chileno cristiano y humanista que sale en defensa de Bolivia con relación a las aguas del Silala. Honor al Comité ProMar

Increíble historia de cómo dos empresas chilenas, una estatal y la otra privada, consumen y comercializan agua boliviana sin pagar ni un centavo. Esta es una denuncia reflejada en el libro: "Las aguas del Silala", del Historiador chileno Cástulo Martínez, que causó una enorme polémica en Chile en el año 2004. Aquí la entrevista con el propósito de terminar con la desinformación en Chile y orientar a los propios ciudadanos chilenos sobre lo resultados del despojo a Bolivia.

Cástulo Martínez, escritor chileno, nacido en Curicó y diplomado en investigación documental de la Universidad Rice, Houston-Estados Unidos de Norteamérica. Investiga hace muchos años la verdadera historia de las relaciones entre Bolivia y Chile. Es autor del libro "Mar boliviano", en cuyas páginas demuestra que Bolivia nació a la vida republicana con un litoral en el océano Pacífico.

También escribió el libro "Chile el Depredador", causando siempre polémica con otros historiadores de su país. El distinguido profesor de Historia afirma: "No es necesario seguir acumulando evidencias -de toda índole- para llegar a la única gran solución: ¡Chile le debe un puerto a Bolivia!".

Indudablemente los datos revelados en el libro desnudan a los verdaderos beneficiaros del robo impune de nuestras aguas. Realizamos la entrevista meses atrás para una corresponsalía y por sus datos reveladores cobran una gran vigencia en la coyuntura actual.

P. ¿Qué motivó a Cástulo Martínez a escribir el Libro "Las aguas del Silala?

R. El propósito de este libro es poner los antecedentes de esta situación irregular al alcance del pueblo chileno que se halla desinformado, en todo caso, mal informado en esta materia, y al mismo tiempo, hacer un llamado a la conciencia de las autoridades chilenas para que reparen esta injusticia que los padres de la patria jamás habrían consentido.

P. ¿De acuerdo a los datos de su libro, el Silala está compuesto por manantiales y no es un río, como afirman algunas autoridades, cuál la verdad?

R. El Silala es una cuenca hidrográfica de 70 kilómetros cuadrados, que contiene como 100 manantiales activos de cada uno de los cuales brotan aproximadamente dos litros de agua por segundo. Los manantiales no forman un flujo o curso que conduzca el agua a algún sitio determinado ya que son corrientes de agua subterránea que afloran a la superficie en un punto específico, sin que circulen en ninguna dirección. Esta zona de manantiales, se halla enteramente en territorio boliviano, y el agua que brota de ellos es conducida hasta la frontera chilena por medio de canaletas construidas para ese propósito, pocos años después de terminada oficialmente la Guerra del Pacífico. Pero ojo, que esos usos fueron acordados sólo para el ferrocarril. Sin la construcción de este sistema hidráulico artificial, el agua del Silala jamás habría llegado en forma natural a territorio chileno.

P. ¿Cómo descubrió Chile la importancia de las aguas del Silala?

R. La ventaja que siempre tuvo Chile sobre Bolivia fue el estudio y la elaboración de estrategias sobre los Recursos Naturales y para responderle mejor voy a proporcionarle los siguientes datos textuales de mi libro: "En mayo de 1877, la compañía minera "Huanchaca" de Bolivia -entre cuyos principales accionistas estaban los chilenos Melchor Concha y Toro y sus hermanos Enrique y Domingo, así como Elías Balmaceda el cual era hermano del ex-Presidente de Chile, José Manuel Balmaceda compró la línea férrea de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta que operaba en territorio boliviano. En 1887, Enrique Villegas -Cónsul de Chile en Antofagasta antes del desembarco de las tropas chilenas en esa ciudad, y principal dirigente de la sociedad secreta "La Patria", que operaba en esa zona en defensa de los intereses chilenos obtuvo del Gobierno chileno autorización para dotar de agua a Antofagasta, cuyos derechos los transfirió a la Compañía Huanchaca de Bolivia. Por
Ley chilena del 21 de enero de 1888, se autorizó a la Compañía Huanchaca la canalización de las aguas del río Loa para el consumo de Antofagasta y puntos intermedios. En ese mismo año, el Gobierno chileno aprobó los planos para el tendido de una cañería con capacidad de 2500 metros cúbicos por día, desde el Loa a Antofagasta. Al llegar la línea férrea al punto denominado "Ascotán", límite de la frontera que señalaba el Pacto de Tregua, la Compañía Huanchaca vendió sus derechos y acciones del ferrocarril a la compañía inglesa "The Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway Company Limited", venta que se hizo en fecha 8 de diciembre de 1888. El 25 de junio de 1889, la Bolivia Railway obtuvo una nueva concesión del Gobierno chileno, para aprovechar las aguas de las vertientes de las quebradas Amunaha, Cebollar y Polapi. Algún tiempo después, la Bolivia Railway encontró que había mejores aguas en el río de San Pedro, un tributario del río Loa. Con este motivo, el Gobierno de Chile autorizó por decreto a la compañía la construcción de las obras con una cañería de 314 kilómetros hasta Antofagasta. El 9 de junio de 1892 empezó a llegar el agua a ese puerto.
En 1901, una pequeña cañería con una longitud de 28 kilómetros, unió los manantiales de Polapi con el depósito de San Pedro. Por decreto chileno del 30 de julio de 1904, la compañía ferrocarrilera adquirió derechos sobre los manantiales de Palpana, concesión que implicaba un tendido de una cañería de 20 kilómetros de longitud. Y así sucesivamente obtuvo las concesiones de las aguadas de Ujina Grande y Poquios. En 1906, se efectuó la colocación de una segunda cañería, cuya primera sección o tramo, con una capacidad de 8.000 metros cúbicos diarios, quedó completada en octubre de 1907, hasta la estación de Cerrillos, a 205 kilómetros de distancia de los depósitos. El ingeniero británico, Josías Harding, quien demarcó la frontera para el Pacto de Tregua de 1884, y posteriormente hizo el trazo y estudios del ferrocarril de Arica a La Paz, con sospechosa anticipación a la firma del Tratado de 1904, se internó en 1908 con sus técnicos más allá de la frontera demarcada, y en esas exploraciones halló las vertientes del Silala en pleno territorio del altiplano
boliviano".

P. Volviendo a sus afirmaciones anteriores: las aguas del Silala fueron concedidas para el uso del ferrocarril pero sabemos que fueron usadas para otros fines ¿cuáles fueron esos fines?

P. Bueno, aquí no hay secretos, la verdad es que las aguas del Silala se han usado desde el siglo pasado primero para Sistemas de riego agrícola y consumo humano en poblaciones menores ubicadas entre la cuenca baja del Silala y Antofagasta. Segundo para el uso de los habitantes de Calama, Antofagasta, Mejillones, y Tocopilla. Y tercero para uso doméstico e industrial en el centro minero de Chuquicamata.

La desviación para el robo de las aguas del Silala

P. El boliviano Milton Lérida, luego de varias investigaciones denunció el desvío de las aguas del Silala por parte de Chile, ¿es cierto esto?

P. Saque usted misma la conclusión. Yo le revelo algunos datos de mi investigación, porque la aguas de las vertientes del manantial del Silala se canalizan de la siguiente forma: 94 vertientes de agua potable son colectadas por medio de canaletas construidas de cal y piedra que vacían el agua a un canal central, que haciendo un recorrido de 2500 metros, se reúne con otro canal similar que lleva las aguas de otras vertientes que se hallan próximas a la frontera dentro del territorio boliviano.
Los dos canales provenientes de ambas zonas de las vertientes se reúnen formando un caudal de consideración que se conecta a una Caja de Agua llamada la Primera Toma, la cual está ubicada en la quebrada del cerrito Silala, a 600 metros de la línea fronteriza. De esta Primera Toma sale una cañería central de 12 pulgadas que cruza la frontera y se interna 10 kilómetros en territorio chileno. Ahí se conecta con otra caja llamada la Segunda Toma desde donde se distribuye el agua para los servicios que ya le detallé.
Ahora bien, tomando en cuenta que desde los años cuarenta aproximadamente, las locomotoras a vapor del ferrocarril chileno fueron sustituidas por las locomotoras a diesel, las cuales no requerían agua para funcionar, la empresa anglo-chilena usó el agua para venderla a consumidores chilenos de las ciudades aledañas.
Obviamente esto no estaba previsto en la concesión original. Por consiguiente, el contrato de concesión de 1908 a favor de esta empresa debió quedar sin efecto inmediatamente después del cambio de las locomotoras a vapor por locomotoras a diesel. Pero una vez más la inteligencia de la geopolítica de mi país se movió para anticiparse a los hechos y contando con el silencio cómplice de las autoridades bolivianas, comenzó el robo indiscriminados de las aguas que son un Recurso Natural invalorable.

P. Háblenos ahora de los documentos que revela su libro en cuanto a las acciones concretas de Bolivia para terminar con ese robo de las aguas del Silala, por favor.

P. Volvemos atrás en la Historia para analizar que mediante la Escritura Pública Nº 48 del 23 de septiembre de 1908, la Prefectura del Departamento de Potosí, basada en la atribución que le confería el Art. 217 del Reglamento de Aguas del 8 de septiembre de 1879, elevado a rango de ley en 1906, otorgó la concesión y consiguiente adjudicación del uso de las aguas que forman unas vertiente existentes en la comprensión del Vice-Cantón Quetena, de la provincia Sud Lípez del departamento de Potosí, a la empresa The Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway Co. Ltd. para los fines de abastecimiento de las locomotoras a vapor del ferrocarril. Posteriormente desaparecida la necesidad de agua por la utilización del Diesel, Bolivia no hizo nada, hasta el año 97, mediante Resolución Nº 71/97 de 14 de mayo de 1997, la Prefectura de Potosí dispuso la revocatoria y anulación de la concesión mencionada, al haberse establecido en el segundo considerando de este documento "que ya no existen las motivaciones condicionantes reales como normativas que dieron lugar a la concesión, por lo que no se justifica mantener subsistente la concesión de las aguas que forman las vertientes del Silala [Siloli]".
En mi libro señalo que esa Resolución de la Prefectura fue elevada a la categoría de decreto supremo mediante D.S. Nº 24660 de 20 de junio de 1997. Pero el 17 de junio de 1997, la empresa inglesa (que a la fecha había sido comprada por un grupo económico chileno) presentó un Recurso Directo de Nulidad contra el Prefecto de Potosí, sosteniendo que esa autoridad "no tiene competencia ni jurisdicción alguna para revocar y anular concesiones y adjudicaciones de aguas públicas". Este Recurso de Nulidad fue resuelto por la Sala Plena de la Corte Superior del Distrito de la ciudad de Potosí, en fecha 2 de agosto de 1997, en virtud de la cual este tribunal "se declara sin competencia para reconocer el recurso de nulidad intentado por la empresa Antofagasta and Bolivia Railway Co. Ltd., debiendo recurrir esta empresa a la jurisdicción llamada por ley".

P. ¿Es verdad que Chile nunca pagó a Bolivia por el uso de las aguas del Silala y explíquenos por qué?

R. Su pregunta es importante pues curiosamente, el Contrato de Arrendamiento que la Prefectura de Potosí otorgó a la Antofagasta & Bolivia Railway Co. Ltd. el 23 de septiembre de 1908, no menciona ni el monto que la empresa chilena debería pagar por el uso del agua del Silala, ni tampoco la forma de pago. En el libro incluyo este documento que declara que el agua arrendada sería usada para alimentar las locomotoras a vapor de dicha empresa ferrocarrilera. De acuerdo a mis datos no se conoce de ningún pago desde Septiembre de 1908 a la fecha.

P. ¿En qué Ley se basó el contrato de "arrendamiento" firmando por la Prefectura de Potosí y la Antofagasta (Chili) & Bolivia Raylway Co.Ltd.?

R. En la Ley de 1906 sobre Reglamentación de Aguas de la legislatura chilena. Pero aquí hay otro dato curioso, según dicha normativa la Concesión debería durar 99 años; por lo tanto, al menos en teoría, esta Concesión terminaría el 23 de septiembre del 2007. Pero del pago y forma de pago, no se hace mención alguna.

P. ¿Por qué se basó este contrato en Leyes Chilenas y no en las leyes de Bolivia? ¿Hubo acuerdos implícitos para que Chile obtuviera semejantes beneficios y Bolivia se conformara a regalar prácticamente su invalorable Recurso Natural?

P. Situándonos en aquel tiempo, podemos constatar que la Guerra del Pacífico, en lo que concierne a Chile y Bolivia, había terminado oficialmente el 20 de octubre de 1904, al firmarse el Tratado de Paz y Amistad. Los dolorosos recuerdos de la exacción que Chile efectuó de los ingresos y riquezas de Bolivia mientras duró el malhadado Pacto de Tregua eran recientes y las heridas difícilmente podrían estar sanadas. Entonces, una empresa chilena, cuya sola procedencia era susceptible de evocar para los bolivianos tanto sufrimiento y humillaciones de parte del vencedor, se presentó ante las autoridades del Departamento de Potosí y solicitó que se le arriendara agua boliviana. Las autoridades bolivianas ya no estaban obligadas a nada para con el país vencedor, de modo que cualquier negociación o transacción con una empresa chilena debería regirse por las normas bolivianas. Y se concede el arrendamiento del agua de las vertientes del Silala mediante un Contrato de Arrendamiento, pero se omite el asunto del pago por parte de la parte arrendataria. ¿Por qué esta omisión? ¿Fue acaso una concesión gratuita? No es posible, eso habría sido una aberración. Una alternativa sería que la empresa chilena efectivamente pagó por el arrendamiento, pero los detalles se protocolizaron en un documento separado.
Pero como hasta la fecha no se sabe de la existencia de semejante documento de pago, hasta que se demuestre lo contrario, debe suponerse que nunca existió.

P. ¿En sus investigaciones pudo obtener el documento o al menos tener una pista del posible del "Acuerdo separado".

R. Eso lo dejo a los investigadores bolivianos. Sin embargo le ofrezco otro dato interesante que revelo en mi libro. Las instituciones bolivianas que tuvieron la responsabilidad de desarrollar la actividad económica en Antofagasta, estuvieron penetradas por chilenos. Ellas abrieron las puertas para esta catástrofe. Por ejemplo: En mayo de 1877, la compañía minera "Huanchaca" de Bolivia, entre cuyos principales accionistas estaban los chilenos Melchor Concha y Toro y sus hermanos Enrique y Domingo, así como Elías Balmaceda, el cual era hermano del ex-Presidente de Chile, José Manuel Balmaceda- compró la línea férrea de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, que operaba en territorio boliviano. ¿Cómo permitieron eso? ¿O será que no tuvieron suficiente visión para analizar que de allí comenzaría la desgracia para Bolivia? Yo no afirmó, sólo pregunto; ¿Por qué en 1887, Enrique Villegas, Cónsul de Chile en Antofagasta, antes del desembarco de las tropas chilenas, y como principal dirigente de la sociedad secreta "La Patria", que operaba en esa zona en defensa de los intereses chilenos, obtuvo del Gobierno chileno autorización para dotar de agua a Antofagasta, cuyos derechos los transfirió a la Compañía "Huanchaca" de Bolivia?
Bueno, una vez abierta la puerta a las ambiciones de la sociedad secreta, se tramitaron los instrumentos legales en la parte chilena para obrar rápidamente, y por Ley chilena del 21 de enero de 1888, se autorizó a la Compañía "Huanchaca" la canalización de las aguas del río Loa para el consumo de Antofagasta y puntos intermedios. En ese mismo año, el Gobierno chileno aprobó los planos para el tendido de una cañería con capacidad de 2500 metros cúbicos por día, desde el Loa a Antofagasta. Entonces, primero fue el Loa y después de la invasión, una vez penetrado el territorio boliviano ya se incursionó en el manantial del Silala.

El poder de la oligarquía chilena

P. ¿Cuáles son las vinculaciones familiares de este negocio?

R. Elena Abaroa, hija de Eduardo Abaroa Hidalgo, el héroe del Topáter, se casó con un empresario con grandes riquezas: Policarpio Luksic. Su nieto Andrónico Luksic Abaroa, compró en 1979 la Compañía Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway Co. Ltd, actualmente denominada Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB), que usa, sin pagar nada, las aguas del Silala. Posteriormente, el bisnieto del héroe de Calama, Andrónico Luksic Abaroa, se convirtió poco a poco en uno de los más poderosos hombres del planeta, ya que la fortuna del grupo Luksic sería la quinta de todo el mundo.
En cuanto a las aguas del Silala, el uso que ésta y otras empresas chilenas hacen de esta agua bolivianas no sólo es ilegal sino que, además, es abusivo. Andrónico Luksic, uno de los más grandes potentados chilenos está ligado a capitales norteamericanos y asiáticos, pero no sólo es eso, también posee intereses agroindustriales en el oriente de Bolivia y jamás ocultó su ambición de controlar el negocio del gas boliviano en puertos chilenos, pues así lo declaró abiertamente en entrevistas con la prensa chilena. Luksic es quien se niega a pagar al Estado boliviano una deuda aproximada, según la Comisión de Política Internacional de la Cámara de Diputados, (datos del año 2006) de 900 millones de dólares acumulados desde 1908 por el uso ilegal de las aguas del Silala, arguyendo que dicha fuente es un río internacional y no un manantial.

"En la actualidad, la Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway Co. Ltd. se conoce como el "Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB)" y pertenece al grupo económico chileno Luksic. Sus operaciones se desarrollan en la II Región de Chile y posee oficinas en Antofagasta y Santiago de Chile y representación en Bolivia. En abril del año 2000, mediante licitación pública, la empresa boliviana Ductec SRL obtuvo la administración y uso de las aguas del Silala. Al tratar de cobrar el uso de esta agua a la empresa de Ferrocarriles de Antofagasta y Codelco, éstas se negaron a pagar las facturas de consumo. Don Pablo Ribbeck, gerente administrativo de la Antofagasta and Bolivia Railway -el Ferrocarril Antofagasta- Bolivia (FCAB)- escribió a la firma Ductec, manifestando su extrañeza por haber recibido la factura de cobranza por el uso del Silala, al más puro estilo König: "Rechazamos y desconocemos cualquier pretensión de obtener tal pago ya que a ustedes [Ductec] no los conocemos y jamás hemos tenido relación, convenio o nexo alguno, así como tampoco hemos requerido ni recibido algo de ustedes". La respuesta del Sr. Ribbeck terminaba en el mismo tono altanero: "Esperamos que con lo expresado, enmienden vuestro error retirando de inmediato la citada factura y tomen las medidas pertinentes para evitar la repetición de estos hechos. Esperamos un fax en que retiran formalmente la factura enviada en forma errónea por una supuesta captación y entrega de agua de una tal cuenca Silala en Bolivia".
Por otro lado, la empresa estatal cuprífera, Codelco, otra principal usuaria de las aguas provenientes del Silala, también intenta desentenderse de la responsabilidad que les corresponde por su uso de agua boliviana. La respuesta del vicepresidente de desarrollo de Codelco, Juan Enrique Morales Jaramillo, como recitando una lección ya aprendida, dice, en parte: "El uso de todas las aguas que utiliza esta Corporación en sus actividades se encuentra amparado por los consiguientes derechos de aprovechamiento otorgados de conformidad a la legislación chilena. En tal virtud, no existe razón para iniciar conversaciones. Por lo anterior, no nos es posible aceptar la invitación formulada a conversar sobre el uso de las aguas del Silala".
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile cursó instrucciones a Codelco y FCAB para que no entren en conversaciones directas con la firma boliviana DUCTEC, ya que ahora el asunto salía del ámbito empresarial para convertirse en un "litigio internacional".

P. Finalmente, ¿qué debe hacer Bolivia a su criterio para impedir que siga el robo de las aguas del Silala?

R. Bolivia debe mantenerse en los procedimientos legales para continuar esta negociación, volviendo a revisar la Resolución de la Prefectura de Potosí de 1997 y por consiguiente, el contrato de concesión de 1908 a favor de la empresa anglo-chilena que usó el agua para venderla a consumidores chilenos de las ciudades aledañas, lo que no estaba previsto en la concesión original, y que debió quedar sin efecto inmediatamente después del cambio de las locomotoras a vapor por locomotoras a diesel y partir de allí exigir una justa compensación por lo ocurrido desde el momento del cambio de uso del agua hasta la fecha. Sobre todo Bolivia debe insistir en sus reclamos por el derecho que le da tener en su territorio un manantial como el Silala y no un Río Internacional que lo que Chile quiere para consolidar el robo indiscriminado de esas aguas.
Bolpress

2 comentarios:

Unknown dijo...

para este caballero que escribio esta historia,muchas gracias por darnos aconoser todo estos,porque,muchos BOLIVIANOS ignoramos estas verdades,hoy dia al leer esta historia de mi patria me conmovio el alma y al mismo tiempo
senti rrabia por los governantes que atraves de muchas decadas an dejado pasar estos atropellos,que mas se dedican hacer politiqueria y no politica en si.
al Señor Castulo CHaves mis agradecimientos y felicitaciones
desde japon-mie ken que DIOS me lo vendiga.
atte. miwa frank

PATRICIO GERMÁN dijo...

YANACONA