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viernes, 26 de diciembre de 2008

carlos mesa nos sorprende otra vez con un artículo de fondo publicado en la nación, tiene de historia y de visión de futuro

-En Bolivia los partidos (tradicionales) no se han organizado democráticamente, ¿puede ser esta una causa de su caída?
-Una parte del problema es que los partidos no entendieron el tránsito histórico en el que Bolivia estaba, generaron un circuito de hierro al que no se podía acceder, controlaron el poder de la democracia, un triángulo Acción Democrática Nacionalista, Movimiento Nacionalista Revolucionario, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que consideró que ya todo estaba hecho y que ellos tenían la opción de quedarse indefinidamente alternándose en el poder e inventaron un sistema de alternancia en el que rotaban y se aliaban entre sí.Esta circunstancia transformó a los partidos en maquinarias electorales cada vez más distanciadas y en ruptura con la base de su estructura organizativa, por lo tanto, lo único que les interesaba era el voto, no les interesaba la penetración en los sectores de representatividad social. Entonces, esta combinación en la que no estuvo exenta la corrupción, un control cerrado del poder, alimentó a élites que se beneficiaron de ese poder y una ruptura con las bases que votaban por ellos, terminó por hacer colapsar el sistema partidario y en ese sentido los partidos contribuyeron mucho a la crisis institucional boliviana y facilitaron la penetración y la llegada de sectores antisistema que finalmente ganaron las elecciones y son ahora los protagonistas de la democracia.

-¿Hay capitalización de esa experiencia?-Creo que la crisis de los partidos en Bolivia responde a un patrón común en América Latina, el descrédito de la política, de los políticos y de los partidos concebidos en el viejo esquema democrático, llegó a un punto de crisis y de quiebre que requiere de una renovación.
Las respuestas son diferentes en cada nación. En el caso boliviano, el hundimiento de los partidos coincidió con la crisis social del 17 de octubre del 2003, que me llevó a mí a la presidencia y generó el nacimiento de una organización, que en realidad se consolidaba a partir del lugar que ocupó en 2002 el presidente (Evo) Morales hoy día, el Movimiento Al Socialismo (MAS) se ha convertido en la primera fuerza política, lo que no necesariamente quiere decir un partido en el sentido clásico; es más, es un movimiento muy heterogéneo.Y la oposición ha sufrido reveses demasiado importantes durante el periodo del presidente Morales como para suponer que tenga aire hacia el futuro, lo que justifica la necesidad de reconstruir el sistema de partidos, porque hay algo que parece evidente es que no se puede pensar en la democracia sin partidos políticos, una democracia sin gobierno y oposición, en una democracia donde la hegemonía de un modelo es la que manda, que de algún modo es la tentación en la que está el presidente (Hugo) Chávez (de Venezuela) o eventualmente el presidente (Rafael) Correa (de Ecuador), o el presidente Morales, que puede funcionar por algún tiempo corto, pero que corren dos riesgos: Dejan un gran vacío en el momento del final de su ciclo y desinstitucionalizan el país.
-Pero los proyectos hegemónicos no se diseñan pensando en el final del ciclo.-No hay ciclo que no termine, por mucho que el diseño sea milenario. Aquí no se trata de cuánto se cree que se puede construir como proyecto en el mediano o largo plazo, sino en la realidad del tiempo. No estamos en un momento en que las democracias puedan ser sometidas a una hegemonía de… veinte años.El presidente Chávez está cumpliendo diez años y está empezando a enfrentar elementos complejos. El presidente Morales vive en un país mucho más volátil, como es el caso de Bolivia, con los factores de estabilidad más frágiles, más fragmentados; en consecuencia, yo no creo en proyectos de largo aliento. Pueden ser esperanzas y pueden ser transformaciones de largo aliento, sin duda, pero suponer que esa transformación solo la representa un hombre es un error y creo que en Bolivia no vamos a vivir a un presidente Morales por los próximos veinte años, estoy absolutamente seguro, lo que no quiere decir que el cambio que él ha comenzado no y vaya a continuar sin él.

-¿Son movimientos sociales los que nutrieron la fuerza de Evo Morales?-Evo Morales llegó a la política desde el sindicalismo. No desde el indigenismo. No desde la reivindicación milenarista. Evo nace a la política desde la producción y la defensa radical de la hoja de coca, Evo nace enfrentando a un enemigo concreto que es el imperialismo norteamericano y contra el Estado que supuestamente representa los intereses de ese imperialismo.Ese es el origen de Evo y, por tanto, el corazón del respaldo de Evo Morales, son los sindicatos de productores de hoja de coca.Ahora bien, allí se ha ido construyendo una fuerza política y al llegar esa fuerza política al poder, Evo tiene varios elementos que la componen: El indigenismo, el marxismo setentero, la antiglobalización y el nacionalismo revolucionario (tomando este elementos de la Revolución Boliviana de 1952), más el sindicalismo cocalero. Hay una multiplicidad de tendencias, que le restan unicidad al discurso y que plantean posiciones muy diversas expresadas en las paradojas y en las propias contradicciones de las propuestas políticas, económicas y sociales del gobierno.

-¿Los elementos marxistas pueden democratizarse?-Lo del 52 (en Bolivia) es nacionalismo al estilo Perón, al estilo Haya de la Torre… nunca marxista. (Hernán) Siles (Zuazo) estuvo vinculado con el MIR que dejó el marxismo antes de aliarse con Siles y con el Partido Comunista, que en ese momento era un núcleo pequeño, pero el movimiento dominante era el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNRI) que nunca se alejó del nacionalismo revolucionario y que jamás tuvo adscripción al marxismo.El movimiento de Evo sí tiene una raíz marxista, que es diferente de la social revolucionaria, son dos vertientes distintas. Yo he mencionado indigenismo, marxismo, antiglobalizadores y nacionalismo revolucionario, y esas corrientes, cada una tiene su propia especificidad. Los sindicalistas no son marxistas, los nacionalistas no son marxistas, para tomar ejemplos, aunque hay grupos marxistas dentro del gobierno de Evo, por supuesto.
-¿Acaso pueden los grupos autoritarios construir más democracia? Chávez es una involución. -Para analizar el fenómeno boliviano hay que entenderlo distinto de la experiencia de Chávez, porque en el caso boliviano el elemento indígena y el tema étnico cultural tienen una importancia crucial en la propuesta del debate nacional, que es distinta, radicalmente distinta, a lo que está proponiendo Chávez. Pero la pregunta va en la dirección de la construcción del modelo democrático. En ese sentido el riesgo del autoritarismo y el riesgo de disminución de la democracia, entendida como un proceso de pluralismo, es alto y uno de los temas en los que nosotros estamos trabajando desde una visión opositora al gobierno del presidente es que creemos que hay que reconstituir el sistema de partidos, reconstituir las instituciones y demandar alternancia en el poder para cortar esta lógica de mesianismo que permite pensar en proyectos de largo plazo, se practiquen o no se practiquen en la realidad.Ciertamente, la dirección en la que va Bolivia está disminuyendo los grados de democracia, lo que no quiere decir que no estemos en democracia. Estamos en democracia pero el riesgo de que esos márgenes se cierren es algo que nos preocupa.
-¿Hasta qué punto este riesgo está alimentado por Chávez?-Nada es absolutamente blanco o absolutamente negro. Solo el dinero venezolano no permitiría a Evo Morales consolidar su proyecto. Es un error de apreciación suponer que alguien puede construir algo exclusivamente por el apoyo externo, la plata externa.Evo Morales tiene respaldo muy importante en la población boliviana, más de la mitad de los bolivianos aprueba la gestión del presidente Morales. Si Evo no tuviera ese apoyo, todo el dinero venezolano no le serviría.En consecuencia, hay que hacer una doble lectura. Que el dinero venezolano ayuda a alimentar y profundizar el proyecto de Morales, sí. Que el respaldo de Chávez a Evo es importante en ese sentido, sí. Pero Evo Morales solo con eso, no podría. Por tanto, el nivel de popularidad, el nivel de aceptación –bueno, malo, con razones o sin ellas, esa es otra historia– que el presidente tiene es lo que explica también en parte el proceso político exitoso, en términos de permanencia en el poder que tiene Evo Morales, o el propio Hugo Chávez. Si Hugo Chávez no tuviera el respaldo que tiene en Venezuela, ya se hubiera ido a su casa, por más dinero que le hubiera dado el petróleo.
-¿El temor al marxismo elimina la democracia también en la oposición?-El mayor éxito del gobierno de Evo Morales es el fracaso y los errores de la oposición en la forma en que encaró su enfrentamiento con el presidente. Fue una oposición que creyó que iba a ganarle la guerra en las calles a Evo Morales, que le iba a ganar en violencia a Evo Morales, que le iba a ganar en desinstitucionalización a Evo Morales y Evo ganó en todos los campos.Pareció en un momento que el presidente estaba cediendo posiciones, la violencia, la anarquía y el desorden se apoderaron del país y a la vuelta de la crisis que se produjo con los muertos en el departamento de Pando, el presidente volvió férreamente a controlar la situación y hoy día la oposición regionalista y la que dirige el ex presidente (Jorge) Quiroga están seriamente debilitados.La oposición se equivocó porque debió atrincherarse en la ley, debió atrincherarse en las instituciones y la lucha democrática y no lo hizo.
-¿Esta oposición mantiene vínculos con el viejo sistema, con el ex presidente Gonzalo Sánchez?-Sin dudas y ese es uno de los errores de la oposición, suponer que no ha pasado nada, después de la presidencia de Evo Morales. La presidencia de Evo Morales cambia el escenario político del país, define una nueva estructura de protagonistas que antes habían estado un poco en la periferia de la sociedad y de la política y tiene nexos para intentar recuperar lo que habían construido la Alianza Democrática Revolucionaria (del ex presidente Hugo Bánzer), el Movimiento Nacionalista Revolucionario (del ex presidente Gonzalo Sánchez) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (del ex presidente Jaime Paz), los partidos tradicionales de la historia boliviana que ya no tienen el espacio que tuvieron antes del 17 de octubre (del 2002).En efecto, hay esos lazos y, de vuelta, hay una lectura equivocada de vuelta imposible al pasado. El futuro podrá ser pesimista, el presente podrá ser criticable y, de hecho, es criticable, y no representa el cambio que dice representar, que haya un cambio en un sentido irreversible en la historia boliviana me parece claro.
-¿Cómo se explica que los grandes partidos hayan terminado siendo acusados de ser los culpables de la exclusión social?-Hay una combinación de varias cosas. Son más de sesenta años de protagonismo de un partido (el MNR) que termina agotando su propuesta. Segundo, hay una lectura que está demasiado apasionada de los años que corren en Bolivia. Cuando pasen los años y se sedimenten las cosas se podrá analizar que el MNR hizo al final de su gestión, y no hablo del gobierno en que yo participé sino del primero gobierno de Sánchez de Lozada, cambios importantes, positivos, en el buen sentido de la inclusión.Creo que decir que esos partidos, en particular el MNR de Paz Estenssoro, le dio la espalda a la gente es una visión parcializada, pero bueno, estamos en medio de la pasión y además es parte del discurso del presidente Morales, todo lo que se hizo en el pasado está mal, algo muy característico de estos regímenes que inventan la historia y que inventan el mito de que ellos son el punto cero del cambio.Incluso en el mundo parecía que Bolivia era Sudáfrica y no es así. Bolivia había llevado adelante procesos de inclusión social, de aceptación del mundo indígena, mucho antes de la llegada de Morales, de modo que ahí hay también un poco de mitología.
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1 comentario:

LAW dijo...

LA IZQUIERDA GESTADA EN LA EMBAJADA NORTEAMERICANA:

La totalidad los integrantes del gabinete del obispo Fernando Lugo provienen del sector de las ONGs financiadas por la embajada norteamericana. Se cuentan entre ellos a Gloria Rubín (referente en Paraguay del NED y la CIA), Camilo Soares (beneficiario de fondos de IAF y NED, favorecido del gobierno de George W. Bush) Rafael Filizzola (signatario de acuerdos con Alvaro Uribe a instancias de la ex operadora del plan Colombia Liliana Ayalde), Karina Rodríguez (de la Casa de la Juventud, que recibió 127 mil dólares de la Inter American Foundation), Liz Torres (referente de las logias de ONGs dependientes de la embajada norteamericana), Esperanza Martínez (del movimiento Tekojojá, financiado por USAID, hoy envuelto en escándalo por corrupción), Canciller Hamed Franco (del Pmas, un movimiento financiado por James Cason), el Vice-canciller Jorge Lara Castro (recibe dólares de la embajada a través de la ONG fantasma Alter Vida), Ministro de Defensa General Bareiro Spaini (hombre de la embajada norteamericana, educado en las escuelas de golpistas de Estados Unidos) o el ministro de Hacienda Dionisio Borda, antiguo responsable de las finanzas de los gobiernos corruptos y agente de la embajada norteamericana y del FMI.