Bloqueos, cercos y pobreza
¿Cuál es la razón para que miles de bolivianos puedan marchar por días o bloquear carreteras por semanas, sin que esta acción no impacte en su economía familiar? Esta pregunta se plantean muchos compatriotas a pocas horas de que se inicie una nueva marcha de los “movimientos sociales”, encabezada nada menos por el Presidente de la República Evo Morales Ayma.
La respuesta se encuentra en la base productiva precapitalista que prevalece en gran medida en las áreas rurales, especialmente del Altiplano y de los valles. Esa producción se lleva a cabo con instrumentos de trabajo arcaicos, como el arado egipcio o el pico, la pala y la dinamita en la minería, como en la colonia, la única diferencia es el uso de dinamita. Esta situación ha condenado a 62% de las bolivianas y bolivianos a vivir bajo condiciones de pobreza, la mitad de ellos en extrema pobreza.
La productividad de su trabajo es tan baja, que no impacta en los resultados de su producción si dejan sus campos por dos o tres semanas, al final obtendrán alimentos para su subsistencia y seguirán viviendo bajo las mismas condiciones de pobreza. Otro grupo de los marchistas, pertenece al gran ejército de desocupados y del subempleo, que viven en las ciudades, igual que los bloqueadores rurales, ellos también están sumidos en la miseria.
La gran oportunidad del Gobierno de Evo Morales Ayma de cambiar y transformar Bolivia, eliminando la pobreza se va desvaneciendo, convirtiéndose en uno de los tantos discursos demagógicos, sin contenido ni programa. En dos años y medio no se hizo prácticamente nada, por el contrario, el número de pobres se incrementó en 392.000 nuevos pobres, según un estudio de organismos internacionales.
No existen en este momento proyectos serios y responsables para atacar la pobreza, sólo se conoce un cronograma de movilizaciones, cercos y presiones de los pobres, en vez de generar empleos dignos y estables se trabaja arduamente para mantener ese ejército de desocupados y subempleados en estado de apronte para derrotar al “enemigo interno”, a cambio de una limosna diaria.
Sin embargo, eso no es todo, el Gobierno desea incrementar ese ejército con aquellos que perderán sus trabajos por la supresión de las preferencias comerciales del ATPDEA de los Estados Unidos, fabriles desocupados y pequeños y microempresarios serán reclutados.
Nuestra Bolivia necesita compatriotas dignos y soberanos, y la dignidad y la soberanía se la conquista con puestos de trabajo de calidad y estables en el tiempo. ¿Por qué no aprovechamos la crisis alimentaria mundial produciendo más alimentos para el pueblo de Bolivia y para la exportación? ¿Por qué la empresa del Estado EMAPA hace una competencia desleal a pequeños y medianos productores y comercializadores de alimentos, en vez de apoyarlos y fomentar su actividad? ¿Por qué no aprovechamos la crisis energética mundial produciendo más gas para todos los bolivianos, para industrializarlo y exportar productos con valor agregado?
No se puede hacer todo en dos años y ocho meses, pero sí se pudo haber sentado las bases para incrementar nuestra producción agrícola y de hidrocarburos. Bolivia no necesita mercenarios pobres, sino un ejército de trabajadores, de constructores de la nueva Bolivia.
¡OTRO CAMBIO ES POSIBLE!
(autor: Julio Alvarado. fuente: www.hoybolivia.com)
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