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sábado, 25 de octubre de 2008

la fiesta del chivo y/o el cumpleaños de evo corresponde a nuestra serie de cuento ficción. cualquier coincidencia es pura casualidad.

El próximo 28 de octubre Evo cumplirá 49 y sus correligionarios cocaleros le han ofrecido regalarle una nueva constitución que le permita renunciar a la terminación de su mandato que se cumplirá el 2010, que se reincriba como candidato a nuevas elecciones para gobernar del 2009 al 2014 y que de ahí para adelante pueda ser reelecto hasta el 2019 o sea toda una eternidad imitando a su protector y financiador y padrino Chávez que agotó las mismas instancias y lleva más de una década en el poder, “inobjetablemente” legalizado por la constitución de Venezuela que la cambió para acomodar a sus planes personales.

Sus acólitos, los blancoides que le echan incienso y le sirven en forma incondicional a cambio de disfrutar del poder, ocupando puestos de senadores, ministros, embajadores, alcaldes y un largo etc., han conseguido movilizar a una masa obediente, sumisa, sometida que obedece a todos los gobiernos de turno, veamos esa masa estuvo con Villarroel en el primer Congreso Indigenista, estuvo con Paz Estenssoro en Ucureña cuando se dictó la Reforma Agraria, estuvo con Hernán Siles cuando celebraba con la presencia de miles de ellos los aniversarios del 9 de abril. El pueblo de La Paz, se tenía que aguantar horas de horas el paso de cala marqueños, altiplánicos, ucureños, y otros, además de decenas de miles de mineros, fabriles, gremialistas (eufémico nombre de contrabandistas y vendedores de mercados) y de los comandos del MNR que también eran milicias al servicio del partido y dispuestas siempre a salir a las calles a cambio de prevendas.

Vino más tarde la contrarevolución y Barrientos ganó el poder, como Morales creó un instrumento político, el partido barrientista de cuyo nombre ni siquiera podemos acordarnos, de nuevos grupos de milicianos, asalariados generalmente de la fuerza aérea a la que pertenecía el militar, y talegazos, sumas de dinero incontable, siempre a la mano para sacar a la calle ésta vez a incondicionales con el nombre de células campesinas, que actuando bajo un acuerdo “pacto militar campesino” eran manipulados para remacharse en el poder y cada vez que los opositores, empezando por el MNR y otros militares con las mismas aspiraciones que Barrientos, amenazaban serrucharle el piso.

No pasó mucho en saberse que los recursos para tanta movilización, salían de las arcas del Estado, como antes y como ahora, aunque entonces juraban y rejuraban que el dinero provenía de donaciones. No obstante, Barrientos se quejó muchas veces de los “pseudo dirigentes campesinos” que le sacaban dinero una y otra vez a nombre de sus bases y sólo servía para ir a dar a sus bolsillos.

La historia se repitió con Bánzer aunque con ligeras variantes, la financiación para sostenerse en el poder dependia de grandes préstamos que contrajo el país para fomento agrícola, desarrollo, etc., que se repartió entre una clase surgente que adquirió el compromiso de apoyarlo con las movilizaciones y de otras formas de darle estabilidad a su gobierno. En resúmen, los mandones de turno siempre se han dado el modo de contar con aúlicos para desfilar, marchar, crear el marco de apoyo popular sin el cual no se puede gobernar en Bolivia.

De vuelta al título de ésta crónica. Vargas Llosa ha escrito una obra magistral “la fiesta del chivo” para describir el apogeo y la caída de aquel idílico dictador de República Dominicana que fue Rafael Trujillo, cruel, déspota, vengativo, despiadado, traidor y villano que se mantuvo tantos años en el poder, sin advertir que el círculo de sus leales se venía reduciendo hasta que no obstante la fiereza con que los chupamedias, exactamente como hoy, no dejaban de cantarle loas y hacerle creer que no había hombre igual a él, “el padrecito de los pobres, el justiciero, el excelente gobernante” para merecer la confianza de absolutamente todos los dominicanos. Ah! No faltaban en su “cohorte” los embajadores de los países que lo apoyaban representantes de Franco, Mussolini, Hitler y los caribeños que le eran incondicionales y que a cada discurso le aplaudían y enviaban flores, que los propagandistas del generalísimo, hacían aparecer como sendos apoyos, qué curiosa semejanza con el presente.

A Trujillo (que el puelo llamaba “el chivo”) le gustaba celebrar su cumpleaños a lo grande, rodeado de extravagancias, ideas disparatadas a cual más caras en comidas, en música, en representaciones apoteósicas que imitaban a los tiempos faraónicos o de la opulencia romana. Vargas Llosa nos presenta el pasaje de un refinamiento perverso que caracterizara los últimos años del dictador, ningún regalo apreciaba mejor que le ofrecieran una virgen, elegida de entre las hijas de sus colaboradores, de sus ministros o embajadores, “el generalísimo” solía llevar un registro íntimo y detallado de las “niñas que habían pasado por sus armas” y las que vendrían. Con extrema crueldad decidía que tal o cual adolescente tendría que ser presentada de blanco en la cámara nupcial para la ceremonia del desvirginamiento. Ningún funcionario podría jamás, resistir al pedido del tirano que había eliminado casi por completo a sus enemigos y en el cenit de su gloria no tenía nada más que hacer que disfrutar de sus perversidades.

Por lo que estamos viendo, el tema de las dictaduras no termina, obras como el Tirano Banderas, El otoño del patriarca, el Dictador Suicida, o El inefable Dr. Rosas, no están agotados. En lugar de una virgen, ofrecedme un instrumento político que me permita perpetuarme en el poder. En lugar de una fiesta extrambótica con invitados traídos de Europa o del Norte, ofrecedme un banquete de multitudes, sostenidas con petrodólares y alimentadas con “ajíucho”, acullicu, con lejía y pisco a lo largo de una caminata de diez días por los pueblitos del Altiplano. “Prometo a todos pegas, prebendas, oportunidades de enriquecimiento, ahora nos toca” los blanco han tenido 500 años para disfrutar del poder “ha llegado la hora hermanos, compañeros, llajtamasis, kási okós, koña surus, aka chankás, sua runas” y las arengas continúan mientras allá abajo, gimen, tiemblan, se desgañitan los blancoides, los oligarcas, los fifís, las jailonas, y los hasta ayer aliados pero que hoy son temibles enemigos, porque con la nueva constitución se viene también la total estatización de todos los bienes de producción, vale decir cooperativas y colectivos especialmente en el oriente donde han tenido tantísimo éxito económico, y de la reforma urbana, “una casa por familia”. Huay!, del que tenga dos casas o casas grandes, porque con tanto desahabitado, hay que partir las casas grandes, para los que no tienen vivienda. Esta promesa la mantendremos en secreto para evitar que levante aspiavento y se espante la perdiz. Claro está que no será gratis el Estado pagará la indemnización, aunque el pago demore algunos muchos años cuando la economía se haya recuperado, mientras tanto los nuevos inquilinos ya podrán trasladarse y pagarán alquileres al Estado, en los montos “racionales” que fije la ley desterrando la especulación y el robo en materia de vivienda. “En el día de mi cumpleaños prometo que ningún boliviano quedará sin vivienda, así sea tomándosela prestada a los oligarcas que siempre tuvieron casa, en nuestros terrenos, en nuestra patria, que es solamente nuestra, ello son inquilinos y gentes de paso”

Corolario. Trujillo fue asesinado por un puñado de seminaristas que asumieron la sacrosanta tarea de acabar con el tirano y terminar con las fiestas del chivo y el sacrificio de todas las vírgenes. La democracia fue restituída y la República Dominicana vive un período democrático normal y común a todos los países que se rigen por los prinicipios de gobiernos del pueblo por el pueblo y para el pueblo. La otra fiesta de los petrodólares llegó a su fin con la caída del petróleo que les despellejó a los tiranos hugo y evo del dinero sobrante que les permitía mantener miles de desocupados sin trabajar y realizando las más diversas marchas de pelopinto color. Terminó en Bolivia el reinado del odio y la cocaína fue definivamente exterminada, manteniéndose una simbólica plantación de coca para los pocos “acullicadores” que quedan en su mayoría ancianos a los que el vicio les acompañará hasta la muerte. El dictador cocalero guarda detención en Conchokoro, cumpliendo una pena de sin cuenta años sin derecho a indulto, junto a una decena de “viejos compañeros” que fueron condenados a penas igualmente duras por complicidad e inspiración de delitos.La nueva constitución duró un par de años hasta que fue convocado un congreso realmente democrático que introdujo las reformas necesarias para la cohabitacion de collas y cambas en una hermosa región de América del Sur que continúa llamándose República Unitaria de Bolivia.
Mauricio Aira


Apéndice. No se puede hablar de la fiesta, sin mencionar “la muerte del chivo” según nos lo cuentan los historiadores de la época:
SANTO DOMINGO.- La noche del 30 de mayo de 1961, Antonio Imbert Barrera acudió junto a Antonio de la Maza, el teniente Amado García Guerrero y Salvador Estrella Sahdalá al Malecón de Santo Domingo y se sentaron frente al mar, detrás del teatro Agua y Luz, cerca del Centro de los Héroes.
Llegaron en el carro de De la Maza. A eso de la 9:45 de la noche la avenida Washington estaba poblada de luces y vieron pasar el carro de Trujillo, un Chevrolet Bel Air, modelo 1957, azul. “Iba solo con el chofer Zacarías de la Cruz. Habíamos esperado ese momento varias veces, pero el sátrapa no se presentaba”, relató Imbert.
Dos horas antes, los cuatro habían visto a Wascar Tejada, Pedro Livio Cedeño y Roberto Pastoriza (Fifí), quienes pasaron por el lugar en un carro y acordaron con De la Maza irse más adelante para interceptar el vehículo de Trujillo, en caso de que ellos fallaran el primer intento para el ajusticiamiento. “Ellos formaban parte de la trama, pero yo no los conocía, esa misma noche me los presentó De la Maza, quien era el contacto con los demás involucrados”, agrega.
Para Imbert Barrera no había marcha atrás. Tan pronto pasó el carro de Trujillo, entraron al Chevrolet de De la Maza y lo siguieron a cierta distancia. Imbert conducía y al lado suyo, en el asiento delantero, iba su tocayo Antonio, con una escopeta caibre 12, recortada, lista para disparar. “En su mente y en su corazón llevaba clavada la espina de la venganza por la muerte de su hermano más querido, Tavito de la Maza, asesinado por Trujillo”, dice Imbert.
En el asiento de atrás iban Estrella Sahdalá, con un revólver Smith & Wesson 38, y el teniente Amadito, que portaba un fúsil. “Cuando pasamos la Feria Ganadera terminaban las luces de la ciudad y entramos a un tramo oscuro de la autopista. Aceleré el carro y me coloqué al lado del de Trujillo; entonces De la Maza le disparó al cuello y a la cara con la escopeta, a través de la ventanilla del asiento de atrás donde sabíamos iba Trujillo”, relata el general Imbert.
Agrega que ese primer disparo hirió severamente al dictador y que el chofer detuvo el carro más adelante. “Tal vez pensaron que podían repeler o defenderse de la agresión, y por eso se pararon”. Imbert no pudo detenerse, sino que siguió la marcha y a unos 200 metros más adelante giró en “U” y estacionó el vehículo del otro lado de la autopista, paralelo al de Trujillo, que tenía las luces encendidas. “Zacarías empezó a disparar con un fúsil M-1 y después con una ametralladora, nosotros respondimos los disparos, originándose un tiroteo que duró varios minutos”, dice.
En medio de la balacera, De la Maza le dijo a Imbert: “Tocayo, vamos a cruzar, usted por delante y yo por detrás del carro, y que Amadito y Salvador nos cubran”. “Cruzamos -narra Imbert- y yo me alejé hacía el Sur y De la Maza hacía el Norte, después empezamos a acercarnos uno por detrás del carro y otro por delante. De la Maza llegó primero y vio a Trujillo que estaba fuera del carro y le disparó por detrás. El herido corrió hacia adelante, y entonces fue cuando De la Maza me voceó: “Tocayo, ahí va”. Yo ví que venía de frente a mí, y ahí se le acabó la vida”, dice.
Según Imbert, en ese momento llegaron Pedro Livio Cedeño, Fifí Pastoriza y Wascar Tejada y se estacionaron al otro lado de la autopista; estaba oscuro, y como no los reconocieron Estrella Sahdalá disparó e hirió a Pedro Livio Cedeño. “Luego se reconocieron y se acercaron, pero ya Trujillo estaba muerto y Zacarías había desaparecido”. En el tiroteo con el chofer de Trujillo salieron con heridas leves García, Estrella Sahdalá e Imbert.
“Muerto Trujillo, abrimos el baúl del carro y tiramos el cadáver adentro, y entonces fuimos a la casa de Juan Tomás Díaz y allí dejamos el vehículo con el muerto en la cajuela. De allí salí y me refugié en la casa de un pariente a esperar la segunda etapa que me anunció De la Maza”, concluye Imbert.
Fragmento del libro de I.de la Maza: “La muerte de Trujillo”.

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