Todo anda de cabeza. Nadie quiere hacerse cargo. Todo lo que está pasando aquí y en el resto del mundo no es fortuito ni gratuito, es el resultado de tanta corrupción, de tanto darle manija al mundo apurándolo sin esperar su ciclo, haciendo que todo reviente antes de que pueda dar naturalmente sus frutos.
Todo tiene su tiempo en la vida, todo tiene su proceso, pero nuestra sociedad ha tratado de pasar por encima de los procesos, de los tiempos naturales, e incluso ha querido romper la barrera de la realidad.
Esto y no otra cosa es la gran acumulación de capitales, la aberrante carrera por acumular bienes de una manera insaciable, por tener el auto último modelo, el celular de más avanzada tecnología, el plasma en vez de la cajita de TV, la mansión del sueño americano, la mascotita de moda.
Vemos a diestra y siniestra la desesperación de las chicas para cazar al mejor postor, así como la desesperación de los hombres porque los amigos vean que detenta a la chica diez: muy siliconada, con extensiones a toda mecha y con lentes de contactos azules entre otros parámetros de lo que es hoy la belleza.
Ahora está de moda el sexo irrestricto, y hay que aprender mil berrinches, apelar a todo tipo de recursos para estar en la onda del sexo a toda hora, a mil por horas, mientras el mundo se convulsiona por todos lados, mientras los abusos contra las mujeres procrean y se multiplican, mientras se disparan las cifras de violaciones, porque la liberación del sexo, las clases de liberación sexual no han detenido las patologías, no han hecho más felices a los hombres y las mujeres, sino que los han vuelto más insensibles, más plásticos, más desechables unos y otros.
La gente desconoce el valor de pasar los días juntos, de conversar, de compartir el espectáculo de un atardecer desde su ventana, o de hacerse comentarios sobre las terribles noticias que nos escandalizan a todos. Son muchos los que creen hoy día que vivir es tener experiencias corporales, sacarse la mugre con el viagra, ir de unos brazos a otros, y en este círculo vicioso se pierde el sentido de la dignidad, del respeto, de la verdadera compañía, del amor fraterno, del amor de pareja que está más allá de la pasión.
En esta escalada de desvalores los gobernantes se conducen como verdaderos maniáticos del poder, no aceptan que el poder es un asunto de segundos, minutos, que tiene que ser temporal, que depende de una coyuntura y luego todos tienen que ser repuestos por otros, que tiene que haber recambio. Ellos quieren estar para siempre, gozar sin tiempo, aunque sea a costa de consumir ingentes cantidades de viagra de poder: represión, asesinatos, engaños, fraudes.
Así se dan las cosas, tal como ahora en Latinoamérica con Evo, Chávez, Correa, Cristina, un conjunto de gobernantes ambiciosos de glorias, queriéndose eternizar en el oropel de la historia así sea a costa de embestir a sus sociedades. Ellos quieren convertirse en los gobernantes Super Stars, los supuestos salvadores, los insuperables, cuando en realidad ese mambo está sólo en sus cabezas y responde a una actitud de omnipotencia, al narcisismo que no han superado.
¿Quién los ungió como elegidos? ¿Quién los ha designado como los salvadores? Sólo la corte de aduladores que los corea, porque los usan para alcanzar sus propios beneficios, desean obtener también sus propias prebendas; como la casa que se logró comprar Santos Ramírez y se quedó chitón después de obtenerla, las tierras en el pantanal que dicen que ha obtenido la familia de García Linera, el Hammer amarillo, no confundirlo con el submarino amarillo de los Beatles, en el que logró subirse y exhibirse Gabriela Montaño antes que los minusválidos la tomen de rehén y le jaloneen los pelos por no atender la demanda de tan pobres y necesitadas personas, los 175 kgrs de cocaína que transportaba la familia de Margarita Terán fundadora del MAS y Constituyente de Evo, que con este cargamento quería seguramente comprar los sueños-pesadillas de quien sabe qué veleidades, y podríamos seguir ad infinitud en la lista de los chicos que a nombre del Socialismo del Siglo XXI, de los pobres del mundo y de Bolivia, de los indios y las étnias, pretenden beberse a Bolivia en un sorbo de vinagre y luego repartirse sus pobres vestiduras.
No hace falta que diga mucho más aunque podría también escribir los versos más tristes, y decir por ejemplo, que a nombre de todas estas apetencias hay gente privada de libertad. Entre los hombres del Presidente, Quintana ha sufrido una transformación kafkaiana transformándose en paramilitar y comandante de operaciones que pretenden emular a Stalin o a Hitler; y como él muchos, porque Sacha Llorenti también ha mutado de defensor de DDHH a aniquilador de DDHH y sin embargo todos ellos siguen durmiendo y levantándose por las mañanas, probablemente hasta tengan sexo sin horrorizarse de sentir placer mientras otros sufren la seca y la meca, mientras las ciudades son sitiadas, mientras hay mujeres presas de conciencia que son violadas, mientras hay hombres que son tratados en calidad de bestias, pero ellos levantan el puño izquierdo y dicen que no creen en el libre mercado, mientras practican el libre tránsito de la líbido y de los bienes terrenales e incluso de cocaína, con la condición de que estos sean para ellos y no para otros.
Estamos cansados de mentiras, de pretextos a nombre del usufructo de unos sobre otros, de tanto invento para apropiarse del capital y del dinero, de las riquezas que quieren relamerse unos y otros. Todo esto no es socialismo, es pura y simple apropiación indebida, burdo chantaje para hacerse del poder total.
Señores y Señoras que han podrido al mundo, entre ellos también los que conforman este gobierno que se pretende del siglo XXI, quién de los aludidos esté libre de culpas que tire la primera piedra.
La estaremos esperando.
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