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sábado, 30 de agosto de 2008

peligro de guerra civil. dante pino no es el único en advertir que las medidas de evo incitan a un enfrentamiento inevitable

Veamos la situación nacional a la luz de las determinaciones adoptadas por el gobierno: primero, no cabe duda que hicieron lo que tenían que hacer, avanzar políticamente para consolidar el triunfo de la urnas con fraude incluido; resultado el D.S. 29691 que modifica la agenda nacional y va más allá del PCPE masista.
La elección de Consejeros Departamentales y Sub Prefectos implica la movilización electoral de 112 subprefectos y al menos 200 Consejeros. Esto es como una granada política que arroja múltiples esquirlas por todos lados. Son muchas las ambiciones y apetitos que se despiertan. Todas la provincias se alistarán para elegir a sus autoridades con lo cual se evita que la población se concentre únicamente en la aprobación o no del PCPE y vaya en busca de la consolidación de su poder político provincial. No ir al referéndum por la constitución sería negarse la posibilidad de apuntalar políticamente a las provincias cosa que nadie haría.
Pero además convierte al PCPE masista en un trampolín ineludible que debe usarse para asegurar el salto hacia el poder provincial. La constitución masista es como la harina al pan, no puede hacerse sin ella. Eso significa que las autonomías regionales se supeditarán en la intención del voto por encima del concepto de autonomía departamental.
De esta forma el MAS espera concentrar de un manotazo todo el Poder. Tendría según sus cálculos todos los subprefectos de La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca y al menos dos tercios del total de los Consejeros Departamentales. Este capital político es la base para el lanzamiento de la reelección indefinida de Evo Morales.
¿Qué importancia tiene en este contexto la discusión de la “legalidad” cuando vivimos en un permanente legicidio? Al fin estalló todo el ordenamiento jurídico. Esto es igual a decretar la muerte del Estado de Derecho fundado en la Constitución vigente. Hemos pasado entonces hacia la transición revolucionaria. En este momento en Bolivia no existe marco legal alguno y todo se define en base a la capacidad de convocatoria social que imprime la direccionalidad del proceso.
Cuando se dice que ya no hay marco para dialogo alguno, es porque se está reconociendo que la resolución de la contradicción Centralismo – Autonomías se definirá usando la correlación de fuerzas políticas favorables al gobierno, en las urnas, sin ninguna malla protectora de reglas de juego imparciales. Es decir: las urnas representan la formalidad de la elección asegurada mediante la movilización y aplicación de su fuerza política sin las garantías del respeto por el voto individual y con toda la presión coercitiva del voto colectivo que ya se usó en la consulta del 10 de agosto pasado.
El MAS usa la formalidad de las urnas y opera con la contundencia del control social movilizado que le “pide” olvidarse de la legalidad y asumir su papel conductor del proceso de cambio sino quiere correr el riesgo de perder su apoyo. La consigna “Ahora es Cuando” ha definido el comportamiento político de sus sectores más radicales a los cuales se ha sumado la estructura gubernamental que considera ha llegado la hora de la reelección.
Evo Morales ha desafiado a los conductores de las autonomías a defender sus argumentos en las urnas. Pero previamente se aseguró de destruir todo el andamiaje legal que pudo para no tener freno a sus repetidos asaltos y violaciones a la ley. Sin un marco legal que respalde a la oposición ¿Qué puede hacer esta para evitar el manotazo que se avecina? Nada. Le queda únicamente tratar de movilizar a su ciudadanía para evitar el acto plebiscitario y si decidiera ir al plebiscito; la densidad demográfica que tiene no le permite asegurar el voto nacional y no tiene manera de frenar el control electoral del Gobierno.
Repartidas las cartas de esa manera nada hay que detenga la victoria del MAS. Y si los conductores de las autonomías se dejan llevar por este juego planteado de esa forma han perdido todo. Me explico. El uso de las urnas por el gobierno es una provocación política para desvirtuar cualquier acusación de uso antidemocrático, con lo que obligan a la oposición a no rehuir su concurso. Pero este uso de la formalidad electoral tiene de antemano las cartas marcadas. Por esto el juego está perdido de antemano y seguirle es una ingenuidad política.
Decidir ir al voto previa una auditoría del Padrón Electoral es asumir desde el inicio la aceptación del desafío, pero además es darle cuerda a la manija oficial para que acuda nuevamente a los expertos internacionales que refrendarán, como ya lo hicieron, este Padrón. Con lo cual una vez resuelto esto ya no se puede detener nada.
Como dijimos, la consulta del 10 de agosto tenía que radicalizar el cuadro político y social. Pues bien he aquí que se cumplió esa previsión. El MAS ha tirado el guante de la afrenta a las autonomías y acude al “voto” para definir el nuevo Estado Nacional. Las autonomías no deben rehuir el reto, pero claro está sin seguir las reglas que se pretende imponerles. Ya que el Gobierno ha decidido ir por “su camino” las autonomías deben comenzar a marchar “por el suyo”. Es la hora final y comienza su descuento. (Aparecido en hoy bolivia)

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