Soy un hombre de bien que siempre ha consagrado su vida a la justicia, soy un creyente en Dios y un justo funcionario público al servicio de la ley.
Durante mis 23 años de trayectoria profesional, he tenido grandes satisfacciones y amarguras por mi apego al respeto de las normas, conozco las fortalezas y los riesgos inherentes a mi función; es por ello que desde ése lugar he dedicado mi vida al servicio de la ley, entendiéndola ésta como la única servidumbre que nunca mancha.
Fruto de un sorteo computarizado, originado en el sistema informático del Palacio de Justicia, hace un año, llegaron a mi despacho los procesos de los supuestos atentados al domicilio de Saúl Avalos, Cardenal Julio Terrazas y el del hotel Las Américas, yo no los pedí ni ejercí influencia alguna para que llegasen a mis manos. Reitero esta tarea es resultado de un proceso informático que no tiene intervención de juzgador alguno.
Como era de rigor, y en estricta aplicación de la normativa penal vigente, procedí a tomar conocimiento de dichos procesos, a pesar de la clara intencionalidad gubernamental de violentar con el orden jurídico y atentar flagrantemente contra el derecho al juez natural.
En el devenir procesal, luego de varios abusos de poder, trasgrediendo la ley y de manera tiránica, fruto de presiones del Poder Ejecutivo se llevaron el caso a la ciudad de La Paz donde se lo está tratando actualmente, contradiciendo un principio jurídico universal y nuestro Código de Procedimiento Penal que indica que: "la investigación de un caso debe desarrollarse en el lugar donde ocurrieron los hechos, donde viven los supuestos implicados y donde se pueden buscar las pruebas".
He defendido la ineludible aplicación de la ley, ya que esto es lo correcto. Por ello estoy siendo víctima de amenazas y de una implacable persecución de los órganos represivos del Ministerio de Gobierno, sólo por hacer que se respete nuestro ordenamiento jurídico. Denuncio públicamente a los déspotas que hoy me hacen buscar por sus cancerberos, con el único propósito de causarle daño a mi vida.
En los últimos años se han estado produciendo transformaciones que están afectando profundamente al Poder Judicial y otras áreas de la institucionalidad pública, se podría pensar que estas transformaciones impactarán positivamente en nuestra sociedad, sin embargo mucho me temo que la ciudadanía quedará decepcionada ya que paso a paso, ley a ley, se está construyendo un sistema direccionado a la defensa y protección de los abusos del régimen totalitario que hoy gobierna nuestro país.
Por defender la ley y la democracia, estoy siendo perseguido y por culpa de esa insana persecución me he visto obligado a salir de mi Patria; me siento tranquilo por el deber cumplido, ya que cuando me tocó aplicar la Ley, no me excusé, ni traté de negociar, ni me doblegué ante el poder opresivo; hoy puedo orgullosamente afirmar que mi conciencia está tranquila, por eso con hidalguía asumo el precio por defender estos principios.
En el último año mi vida ha sido transformada en una pesadilla, he pasado por un intento de secuestro de mi hijo menor, han disparado contra mi esposa y he estado bajo el intenso acoso de los organismos de inteligencia del Estado, a pesar de haber vivido toda esta odisea, jamás admitiré jurisdicción y competencia al juez y fiscal de la ciudad de La Paz, porque contraviene el orden jurídico vigente.
Tampoco admitiré ser procesado por delitos inventados e inexistentes, estoy consciente que estas amenazas solo tiene el fin de amedrentarme, para así someternos al Poder Ejecutivo, para así alcanzar sus obscuros propósitos.
Finalmente después de una serena reflexión, me siento impulsado a formular el siguiente testimonio, por considerar que mis derechos y mi vida están amenazados en Bolivia, sin embargo seguiré mi lucha para restablecer con prontitud el estado de derecho, la legalidad y la justicia. Desde mi posición hago una llamado a la institucionalidad nacional e internacional, para que se pronuncie en contra de la instauración de una tiranía que se valió de la democracia para hacerse del poder total.
¡Dios salve nuestra Patria!
Santa Cruz de la Sierra, 06 de julio de 2010
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