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viernes, 18 de junio de 2010

la Revista Vida Nueva entrevistó a Julio Cardenal de Bolivia y Presidente de la Conferencia de los Obispos

Julio Terrazas: “Evo Morales puede caer en el ridídulo presentándose como un líder religioso”ImprimirE-Mail
Vida Nueva. 18.06.10. Al cardenal Julio Terrazas, arzobispo de Santa Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), le toca lidiar con uno de los líderes políticos más incómodos para la Iglesia latinoamericana, Evo Morales. Una semana después de la polémica audiencia entre el presidente indigenista y el Papa (ver VN nº 2.708), fue el cardenal Terrazas quien se reunió, el 24 de mayo, con Benedicto XVI, recibiendo todo el apoyo del Pontífice.

Fuente: Revista Vida Nueva El cardenal Terrazas, muy bregado en las difíciles relaciones Iglesia-Estado, tiende la mano al Gobierno de su país, aunque tacha de apresurado y forzado el cambio que éste impulsa.

- ¿Cree que la Iglesia boliviana está viviendo su período más difícil desde el inicio del actual ciclo democrático, en 1982?

Últimamente se ha producido un cambio fuerte, y que era esperado por toda Bolivia para superar las injusticias y desigualdades que existían. Quienes tienen la responsabilidad de Gobierno han intentado ponerlo en marcha cuanto antes. Han querido hacerlo a la fuerza, por lo que nosotros hemos reaccionado diciendo que todo cambio, al menos en un país católico como el nuestro, tiene que ser a partir de los valores evangélicos, y, sobre todo, respetando el gran valor de la vida y de la dignidad humana. Por estas razones, ha habido algunas incomprensiones que, llevadas quizás al extremo, las hacen parecer como insalvables.

Ese acento de la Iglesia no puede parecerse a ningún tipo de ideología; tiene que superarlas y ayudar a ir más allá de las deficiencias y diferencias que pueden surgir cada vez más.

- ¿Qué quería conseguir Evo Morales cuando se reunió con el Papa y le pidió la abolición del celibato y la apertura del sacerdocio a la mujer?

Él ha deseado siempre encontrarse con el Santo Padre. Sus solicitudes van mucho más allá de lo que la Iglesia considera prioritario. Nosotros estamos con otras dimensiones, con otras búsquedas y con otros problemas. Creo que el presidente está representando el papel que le han dicho que él tiene: el del salvador de todo el mundo indígena. Morales se presenta como el que salvará a los indígenas de todo el mundo y sostiene que tiene una personalidad casi a la misma altura que la de los otros líderes religiosos. Dicen por ahí que lo grande y lo hermoso está a un segundo de lo ridículo, y él puede caer en esta situación al apuntarse a cosas que no le corresponden.

- Hasta ahora, la raíz indígena de Bolivia ha sido un elemento enriquecedor del cristianismo en este país. ¿Considera que con las actuales políticas puede cambiar y convertirse en un peligro para la identidad católica boliviana?

Desde hace mucho tiempo se ha convivido. La mayoría de la población es católica, pero, a la vez, un buen número de personas ha mantenido sus ritos, sus costumbres. Eso no se borra de la noche a la mañana. La preocupación no sólo se da entre la oposición política, también entre gente del partido del Gobierno, quienes ven con temor que se les arrebate esa gran riqueza que significa el Evangelio.

- Usted es arzobispo de Santa Cruz, una de las regiones de Bolivia que pide una mayor autonomía al Estado central. ¿Piensa que se verán nuevas revueltas como las acaecidas en el pasado?

Llevo 19 años en Santa Cruz y no he notado síntomas de separación, de destruir el país. Puede haber un pequeño grupo de personas que dicen eso, pero como ocurre en los otros lugares de Bolivia. En otros sitios se habla de la nación aimara, de la nación quechua… Lo que sí se ha sentido en Santa Cruz son las ganas de tener una cierta autonomía, de que se produzca una descentralización administrativa. También se pide el derecho a disponer de los propios recursos para el bien de todo el país.

- ¿Qué está necesitando la Iglesia boliviana hoy en día?

En estos momentos, la Iglesia boliviana, dentro de la dinámica que se está viviendo en América Latina, necesita un esfuerzo por mantenerse despierta para responder así a los nuevos desafíos que se están viviendo en el país y en el continente. Un gran desafío viene con la capacidad de mantenerse serena, sabiendo que su mensaje es para todas las generaciones e intereses, y que debe ser traducido al estilo y a las formas que hoy se requieren para ser escuchado.

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