Paralelismo entre UTARC y DINA
Mauricio Aira
Los gobiernos autoritarios tienden a la autoprotección desechando los instrumentos legales que el Estado les asigna. Resulta una constante la presencia de policías de élite, grupos de seguridad más o menos encubiertos que actúan a la sombra, enmascarados o cara pintados para no descubrir su verdadera identidad. Los ejemplos a lo largo de la historia son numerosos, aunque hoy deseamos referirnos a dos de ellos UTARC en Bolivia y la DINA en Chile, ésta última resultó siendo doblemente condenada por la Corte Suprema por los delitos de secuestro y homicidio de opositores al régimen militar, entre los oficiales condenados figura el torturador de la actual presidenta Michelle Bachelet.
Los altos magistrados chilenos condenaron al exjefe de la DINA Manuel Contreras, brazo derecho del general Pinochet, la mano armada que ejecutó todas las sentencias dictatoriales a partir de la Caravana de la Muerte, según lo hemos descrito a nuestros lectores en artículos precedentes. Conocida la historia de los primeros crímenes de Pinochet que fueron cometidos con una doble finalidad. Sentar la mano a sus opositores sumiéndolos en el terror y la delación y para comprometer de por vida a los oficiales del ejército en las responsabilidades de gobierno.
La existencia patética de los primeros muertos sin figura de juicio, ni culpabilidad probada. Había que esconder las pruebas, ninguna evidencia debía salir a luz y por ello se creó la DINA tenebroso aparato policial destinado a encubrir los crímenes en cadena, sin importar costo alguno humano ni material como veremos más adelante. Del embrollo resultó que el dictador no tuvo paz ni sosiego hasta el final de sus días, su conciencia no lo dejó tranquilo y dedicó su tiempo y los medios del Estado para cubrirse de un halo protector, no obstante ¡oh, Providencia Divina! Salieron a luz con lujo de detalles sus crímenes y el asalto a la economía nacional al punto que nadie en la historia de Chile había saqueado tanto al Tesoro como lo hizo Augusto Pinochet en todo su gobierno. Los desfalcos fueron de tal magnitud que su familia afronta un centenar de juicios y la amenaza de libertad para algunos de sus descendientes está a las puertas de la Justicia.
Marcelo Moren Brito el oficial que torturó a la entonces dirigente socialista Michelle Bachelet guarda prisión y junto a él más de un centenar de otros oficiales asignados a la DINA, junto a su jefe Contreras que llegó a tener 50 mil soplones a sueldos para mantener a raya a los opositores que se atrevían a cuestionar la dictadura que ante los ojos del mundo, aparecía como “un gobierno de restauración de las libertades democráticas y para preservar al mundo del comunismo”.
El lector se preguntará qué tiene que ver la DINA con la UTARC? Le respuesta es que existen historias paralelas impresionantes. No se crea que la primera condena judicial llevó a prisión a Contreras por una masa de crímenes, fue por el homicidio calificado de Lumi Videla esposa de otro asesinado Sergio Pérez (todavía desaparecido) y por el secuestro ordenado por Contreras el jefe indiscutible de la DINA que respondía directamente a Pinochet al que reportaba varias veces al día. El ministro Rada es el equivalente a Contreras, cuando la Justicia investigue, juzgue y condene los crímenes en Bolivia, las violaciones a los derechos humanos, no juzgará al capitancito Walter Antezana a quién se pretende mostrar como responsable de las tropelías de UTARC, sino a sus jefes Rada y Morales autores intelectuales y verdaderos responsables legales de las muertes que pasan de 60, de los secuestros, las órdenes de prisión, los extrañamientos de cientos de ciudadanos y de daños y torturas a opositores.
Continuemos la glosa de lo que hizo la DINA y acto seguido de los pecados de UTARC. Cuando la Suprema condenó por segunda vez a Contreras por varios casos de DDHH señaló el homicidio de Lumi Videla tomado como emblemático por la crueldad con que actuaron los represores, Lumi profesora de 28 años, dirigente del MIR murió el 3 de noviembre de 1974 en una sesión de tortura en un cuartel de la DINA. Los agentes arrojaron el cadáver al patio de la embajada de Italia para culpar a los solicitantes de asilo de haber cometido “un homicidio entre marxistas” y hubo quién lo creyó, ¡claro que sí!, tenían de su parte casi toda la prensa y el pueblo estaba presa del terror.
Contreras tras las rejas acusado de la muerte de centenares de personas y de atentados terroristas en Argentina, Italia y los EEUU, declaró que en determinado momento contaba con 50 mil informantes a quienes el Estado retribuía. Fueron necesarios 10 y más años de acción judicial para lograr las condenas que afectan hoy en día a 800 agentes civiles y uniformados bajo el mando del jefe de la DINA. La más reciente actuación del juez Victor Montiglio en contra de 120 agentes en su mayoría ex policías imputados de ser coautores de secuestros y traslado de prisioneros políticos afectó también a Manuel Contreras que cumple condenas por 300 años. Las tres mil desapariciones a manos de unos 650 violadores de los DDHH están siendo esclarecidas y el mismo juez Montiglio ha expresado “estamos cerca del final del túnel de la impunidad”
Un comando especial de la Policía Boliviana, grupo Delta de la Unidad Táctica de Apoyo y Reacción (UTARC) tomó por asalto el hotel de las Américas en Santa Cruz donde mató el 16 de abril pasado a tres miembros de un grupo innominado y detuvo a otros dos. El fiscal a cargo de las investigaciones Marcelo Sosa, dijo que los muertos y detenidos “formaban una célula terrorista al servicio de la Secesión de Santa Cruz. Planeaban nada menos que asesinar al Presidente Morales, al vice García Linera e incluso al prefecto del departamento opositor Rubén Costas”.
Los tres acribillados por UTARC fueron el boliviano – húngaro – croata Eduardo Rosa Flores, el irlandés Martín Dwyer, y el rumano Arpád Magyarosi. Fueron detenidos el húngaro Elod Toasó y el boliviano croata Mario Tadic (ambos guardan detención sin juicio en el panóptico de San Pedro, La Paz) Evo morales desde Cumaná, Venezuela donde se realizaba la Cumbre de Alternativa Bolivariana para las América (ALBA) se atribuyó haber dado la orden para la operación poco antes de salir de viaje. El “mea culpa” tuvo por testigos a Raúl Castro de Cuba y Hugo Chávez de Venezuela. En conferencia de prensa horas más tarde el vice García Linera calificó al grupo de “célula terrorista al servicio de la ultra derecha internacional”. A su vez Alfredo Rada jefe civil de la Policía desde Rio de Janeiro declaró que el grupo se había declarado culpable del atentado contra Saúl Avalos vice ministro de Autonomías ocurrido semanas antes al hecho que nos ocupa.
El grupo de cara pintados sumaba de éste modo otra actuación violenta a su haber, después de La Calancha, 11 de enero en Cochabamba, masacre en El Porvenir en Pando y que concluiría con el atentado a los periodistas de un canal de TV que fueron chocados por los vehículos de UTARC, ametrallados, tendidos enmanillados en tierra y la cámara destruida con las pruebas testificales de haber raptado al ciudadano Nelson Vaca Gutiérrez quién declaró después haber sido ferozmente torturado por un alto funcionario del Gobierno.
Los periodistas no se quedaron callados después de la enésima arremetida del ente policial, hicieron llegar reclamaciones a todo nivel e inclusive fueron recibidos por el Presidente Morales ante quién exigieron se ponga en claro quién ordenó los actos violentos, quiénes los cometieron y que sean investigados y castigados. Como respuesta a tan firme determinación de los gremios de los comunicadores, el Gobierno vía Rada y del jefe policial Victor Hugo Escóbar resolvieron disolver la UTARC. De nuevo aparece la acción paralela con la DINA de Chile. Dice bien la crónica del diario La Prensa de La Paz, “metamorfosis es lo sucedido” desapareció la sigla, pero la responsabilidad jurídico legal sigue en manos de los mismos personajes en éste orden: Presidente, Ministro, Comandante Policial, añade la denuncia que los oficiales de UTARC han sido acomodados en otras secciones de la misma institución para rehuir la responsabilidad civil.
Los trabajos sucios que se encomendaron a la UTARC no desaparecerán con haber borrado la sigla de los organismos represores, sino que a la par que la DINA, sus acciones ilegales, criminales, antidemocráticas y contrarias a la Ley quedarán para siempre jamás, ya el juez chileno aseveró “33 largos años le llevó a la Justicia desenmarañar la trama que está llegando a su fin, con 800 acusados, varias decenas ya purgando sus penas”. Pueda ser que en Bolivia la indagación y la condena tarden algunos años, pero no puede caber duda alguna sobre la fuerza de la Ley y la Justicia que más pronto que tarde, por acción no tan solo de los tribunales nacionales dejarán sentir su peso, sino por la solidaridad internacional. A la par que el Juez Garzón que tuvo el acierto y la inteligencia de retener a Pinochet en Londres, Evo Morales, Alfredo Rada, Victor Hugo Escóbar podrán ser detenidos, mañana, pasado mañana o cualquier otro día en Buenos Aires, Rio, o Santiago por acción de los Justicia Global para la cual los delitos de lesa humanidad carecen de fronteras y de atajos o de inmunidad, sino que llega a todos y en todas partes.
En la conclusión una anécdota en la forma cómo le fue referida al cronista por el convicto Faustino Rico Toro quién ejerció en aquel momento siendo capitán de ejército, como ayudante de órdenes del General Ovando . “En aquel momento, cuando gobernaba Bolivia, René Barrientos Ortuño y ejercía de Comandante en Jefe de las FFAA, el general Alfredo Ovando, recibimos la orden de éste último de reglar nuestra artillería pesada, la del gran Cuarte de Miraflores hacia una determinada vivienda en la que conversarían ambos generales sobre el proyecto del primero de crear una unidad de tarea constituida por soldados a paga (mercenarios) al servicio del Presidente”.
El constitucionalista Ovando se oponía firmemente a tal iniciativa que significaba desvirtuar el rol de las FFAA y aceptar tropas irregulares comandadas desde el Palacio de Gobierno. El debate entre ambos estaba llegando al agotamiento y “la firmeza de Ovando era tal, que nos ordenó que si hasta determinada hora, no estaba de regreso al cuartel, disparásemos los cañones a sabiendas del riesgo que muerte que significaba para el propio Comandante en Jefe”. Hasta aquí el relato. La moraleja: un ejército constitucional jamás podrá aceptar la existencia de grupos irregulares para ejecutar “las operaciones encubiertas de ningún gobierno”. El General Ovando de estar actuando hoy en día en lugar del comandante actual hace rato que habría disparado cañonazos mortales contra la residencia presidencial de San Jorge. De vuelta al “reality show” el principal inculpado reconocido por los periodistas como el ejecutor del último atropello mediático capitán Walter Andrade llamado también “rambo” o “el loco” habría desaparecido del escenario. Sus jefes inmediatos “no saben dónde está”, además se le van descubriendo cargos y acusaciones que contribuirán a que “pague las bodas del pato” como otro “chivo expiatorio” mientras los peces gordos “se campean a sus anchas”, como “inocentes palomas”. La DINA desapareció por obra de su creador Pinochet, pero sus crímenes se están purgando. La UTARC despareció por obra de Evo Morales, pero sus crímenes no podrán quedar impunes y más temprano que tarde tendrá que rendir cuenta de ellos a la comunidad boliviana y al consenso internacional. Todo en aras del imperio de la Ley y la Moral Pública.