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domingo, 11 de enero de 2009

otro 11 de enero y los tiempos continúa con el estudio del hecho social que costó la vida a un estudiante 17 años, mártir por la democracia Christian

La confrontación entre campesinos y citadinos dio lugar al resurgimiento del racismo tradicional y a la inversa

Redacción Central
El 11/E fue sólo el preludio de los episodios de violencia que detonaron poco después en Sucre, Santa Cruz, Tarija y Pando. La polarización que se visualizó en la llajta se tradujo luego en bandos con denominaciones distintas pero que se caracterizaron por una defensa o un ataque al Gobierno. Ése día, Cochabamba se tornó en el laboratorio de conflictos venideros en el que las fuerzas aliadas al Movimiento Al Socialismo (MAS) se enfrentaron con grupos citadinos, durante la crisis prefectural. Han transcurrido dos años pero la batalla de ciudadanos contra ciudadanos aún es un recuerdo fresco.
Según la analista María Teresa Zegada el enfrentamiento del 11 de enero es inseparable del proceso constituyente. Pero, además sirvió para desenterrar problemáticas complejas como el racismo no sólo entendido como una discriminación tradicional sino en nuevas formas como el denominado “racismo a la inversa”.
El conflicto del 11/E está vinculado, porque aunque fue muy localizado entre los movimientos sociales afines al MAS y el Prefecto dio lugar a la aparición de bloques opuestos. Desde la perspectiva de Zegada: “Se veía en Cochabamba, ese momento que la oposición estaba consolidándose en torno a un bloque cívico prefectural”. La quema de la Prefectura el 8 de enero de 2007 sólo fue el presagio de la contienda del 11/E.
El atentado marcó la postura de los grupos sociales que acompañaban al Gobierno y dio lugar a que alrededor del movimiento cívico se incrusten grupos de choque prefecturales. Pero, también despertó el afán de cientos de ciudadanos de volcarse a las calles en rechazo a lo que veían como una ocupación de sus espacios. La analista afirma: “La gente que se involucró el 11 de enero no tenía un libreto.
En las investigaciones que hemos hecho se puede ver dos cosas. Si bien en las dirigencias, los sectores afines al MAS y en grupos organizados en torno al movimiento cívico sí había una acción deliberada. La acción masiva, no respondía a esas directrices. Sin embargo, ha sido más fuerte que la determinación de esos actores. Ha rebasado la capacidad de control de las propias dirigencias, respecto, del alcance de esta movilización”. Continúa: “Más allá de que no hayan tenido una dirección político ideológica clara sí han tenido por una parte, un objetivo circunstancial, que era la defensa de espacios públicos, que los veían vulnerados por la acción del Gobierno.
Por otra parte, era un reclamo de los sectores sociales (indígenas) que veían como una amenaza la presencia de un prefecto que no era afín”. Zegada, concluye en su análisis que: “Finalmente se manifestó como una suerte de autodefensa ante grupos. Al calor del conflicto han surgido objetivos y han aglutinado esta movilización”. Una de las secuelas son las fisuras sociales. “El racismo se puso a flor de piel. No sólo es la discriminación hegemónica (citadinos), sino lo que se ha denominado el racismo a la inversa.
LAS VÍCTIMAS COMPARTEN EL OLVIDO Y LAS SECUELAS
Se desata la violencia de ciudadano a ciudadano. Para varios analistas lo que empezó el 11/E en Cochabamba acabó en Pando con la masacre de campesinos. La conexión del 11/E con los conflictos que estallaron en otras regiones como Sucre con su demanda de capitalidad a la Asamblea Constituyente; en Santa Cruz con su demanda de autonomía y la toma de instituciones públicas; en Tarija y el Chaco con la destrucción de gasoductos por la autonomía tiene su origen en una manera de ejercer el poder y en una perseverancia de la oposición de articularse con los bloques cívicos.
Si uno mira en el largo plazo ese proceso constituyente no ha concluido, precisamente estamos en un momento culminante. Los acontecimientos que se han suscitado después del 11 de enero tienen una vinculación directa, con esta suerte de rebasamiento del escenario institucional de la asamblea, que se ha ido plasmando en movilizaciones y enfrentamientos entre civiles”, opina Zegada. Desde hace dos años que el Instituto de Terapia e Investigación sobre las Secuela de la Tortura y la Violencia (ITEI) monitorea los conflictos en Bolivia. Su representante, Zulema Callejas, expresa que: “El 11 de enero en Cochabamba ha sido un conflicto impactante, donde se ha producido la violencia de ciudadano a ciudadano.
Eso se ha convertido en una cadena de maltrato, violencia con racismo”. Para el ITEI lo sucedido “en Sucre con la humillación de los campesinos, fue una repetición del 11/E. “En Pando sucedió lo mismo.
LOS HECHOS CRONOLOGÍA DEL CONFLICTO 20 de noviembre de 2006. El Poder Ejecutivo remite al Congreso Nacional el proyecto de Ley de censura contra los prefectos con el argumento de buscar la fiscalización de la gestión prefectural, que había sido cuestionada en algunos departamentos. 14 diciembre de 2006 El Prefecto de Cochabamba, Manfred Reyes Villa convoca a una multitudinaria concentración por la Cochabambinidad en la plaza de las Banderas en “defensa de la democracia” que deriva en la convocatoria a un nuevo referéndum autonómico. 19 diciembre de 2006.
Se realiza la marcha convocada por la Central Obrera Departamental (COD) pide la renuncia del Prefecto. El cabildo termina en un caos por explosión de granadas de gas lacrimógeno. 20 diciembre de 2006 El ampliado de la Central Obrera Departamental reitera pedido de renuncia del Prefecto. Con el fin de presionar a la renuncia, resuelve vigilia y movilización permanente. 4 enero de 2007 Masiva marcha de campesinos ratifica pedido de renuncia del Prefecto. Se conforma el Comité Cívico Popular y declara vigilia y bloqueo de caminos. 5 enero de 2007 Cocaleros que llegaron masivamente del trópico exigen al Prefecto renunciar a su cargo implementando una vigilia permanente en la plaza principal de Cochabamba y las calles aledañas. 8 de enero de 2007 Queman la Prefectura.
Después del mediodía los grupos afines al MAS, que hacían vigilia en la plaza 14 de Septiembre, incendian la sede prefectural. Ante las agresiones los policías gasifican a los manifestantes y provoca que la ministra de Gobierno, Alicia Muñoz, destituya al comandante departamental, Wilge Obleas, y ordene el repliegue policial. Ante la falta de resguardo los manifestantes más radicales retomaron la plaza e incendian la Prefectura. 9 de enero de 2007 La movilización que pide que Manfred Reyes Villa se vaya se extiende a las provincias con el bloqueo de caminos.
El Prefecto comunica que no dejará su cargo. Los manifestantes se instalan en la plaza de Las Banderas, donde el Comité Cívico, tenía previsto un cabildo. Los cívicos suspenden la concentración pero aparecen los “Jóvenes por la Democracia”, que llaman a una marcha. 10 de enero de 2007 La marcha cívica congregó a una multitud que intentó medir fuerzas con los sectores sociales, a quienes desafiaron a desalojar la plaza de Las Banderas en 24 horas. 11 de enero de 2007
La ciudad se convirtió en un campo de batalla. Cívicos y grupos sociales se enfrentaron. La lucha cuerpo a cuerpo. Tras el encuentro frontal la violencia fue incontrolable. Los cívicos atacaron a golpes, bates, palazos con púas y armas a sus rivales. 12 de enero de 2007 La movilización se volcó contra un par de medios televisivos, a quienes censuraron por oponerse al partido gobernante. En las inmediaciones de la Red Unitel confluyeron los sectores sociales, que intentaban tomar el medio de comunicación, pero fueron contenidos por la Policía.
HERIDAS SOCIALES
Los hechos ocurridos en enero de 2007 ahondaron los conflictos sociales. - La violencia transgeneracional hace que el tipo de violencia sufrida atraviese muchas generaciones. - Los acontecimientos de enero se caracterizaron por la violencia colectiva, planificada con significación de humillación pública. - La población quedó traumatizada. Todavía hoy en día nos encontramos en un país donde campea la impunidad, las víctimas quedaron abandonadas. - En el conflicto de enero resultaron heridas 200 personas, 52 de ellas necesitaron atención de largo plazo. Una de las víctimas, Raúl Claros, fue intervenida quirúrgicamente 10 veces.

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