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martes, 10 de julio de 2012

admiro la capacidad de síntesis en los textos de Karin Arauz, más todavía si se convierten en documento histórico en su "revolviendo el rio" de la manipulación masista

La maestría de los actuales gobernantes para distorsionar la realidad mediante la constante alteración del orden establecido por una sociedad que mal que mal había mantenido a la República de Bolivia cohesionada, supera a todos los proyectos políticos ensayados a lo largo de esta nuestra historia. El surrealismo extremo en el que nos estamos desenvolviendo, logra su punto alto con el calificativo “miembro de una pandilla de ladrones” sobre el ex presidente Paz Zamora al tiempo que éste se reunía en festiva coincidencia con el actual presidente.
 El erudito licenciado García Linera, o no sabía que SE en Tarija compartía palco oficial con el supuesto pandillero (lo que dada las condiciones caóticas en las que se desenvuelven no sería de extrañar) O, él mismo es el desencadenador de las fuerzas oscuras que andan rondando los pasillos del poder. Los diferentes conflictos sólo son solucionados por el desastre, lo que levanta ciertas sospechas. Que existen dos corrientes dentro del gobernante MAS no es ningún secreto y los cortocircuitos entre ilustrados y mesiánicos se están evidenciando a diario. Otra sospecha se basa en la consistencia que ante la incapacidad de hacerse cargo de sus falencias para prever y solucionar los conflictos, recurren a la develación de golpes de estado. Este extremo como impacto, eventualmente, sería un recurso buscado. 
Para algunos atentos observadores, la ley del embudo es la ley más respetada en estos días. Hasta quién puede o no recorrer el perímetro de la plaza Murillo -hoy por hoy cuestión de Estado- es un acto discriminador entre los que sabemos y los demás. El absurdo es tal, que hasta pareciese que la ley anti racismo y discriminación fue pergeñada para darse el gusto de violarla oficialmente. El tratamiento que se ha dado a los indígenas del Tipnis, ha rebasado los límites admisibles. Es extraño que un presidente que gusta de contar que los indígenas de su familia no tenían derecho a usar la calzada en la ciudad, mande a gasificar en el rostro a ancianos y niños mientras espontáneamente y en legítima "defensa propia", los carros Neptuno de la Policía empapaban y destruían las precarias carpas refugio de sus “hermanos “. Para evitar lo grotesco, alguien debería sugerir que es mejor suprimir el tratamiento filial cuando de indígenas originarios se trate, pues minusvalora a Caín. 
Los llamados revolucionarios, brazo operativo de los ilustrados antes mencionados, intuyen que la democracia es un gran obstáculo para la concretización de su sueño. El verso democrático que implica por ejemplo, libertad de expresión o derecho a la protesta por otros que no sean ellos mismos, es un verdadero fastidio. Ni hablar de la división de Poderes y sistemas de fiscalización y equilibrios. Calculen la incomodidad cuando en pocas horas se destapa: el cuento chino de las barcazas de papel de más de 25 millones de dólares; caen dos altos ejecutivos de YPFB por tener cajitas de seguridad con efectivo de lo que queda de un negociado de varios millones; la revista Veja de Brasil, que no es de historietas, presenta un organigrama de conexiones en la llamada “la República de la cocaína”; el comunario muerto en Mallkukhota falleció por un disparo -no como suponía el romántico Ministro Romero- ebrio manipulando dinamita; lo de Papelbol ya es historia antigua; y la guardia presidencial está compuesta de una flotilla de seis movilidades del año que suman medio millón de dólares. 
Muy incómodo. La oposición como partidos políticos, ha dejado de ser la piedra en el zapato y la creciente irritación de la ciudadanía de a pie aún permanece a sotto voce. Molesta que sea la libertad de prensa lo más resistente al embate revolucionario. Es un virus mutante, movedizo y tenaz que no da muestras de querer dejarlos en paz y a sus anchas. Como han transformado hasta lo irreconocible las instituciones y la ausencia de Estado se hace cada día más patente, cuando llega el momento de solucionar los conflictos ineludibles como el de Mallkukhota, se ven obligados a cortar por lo más fácil y lo más demagógico dejando la impresión de que se abre un hueco para tapar otro al son de réquiem para la seguridad jurídica y las inversiones y sentando además, un peligrosísimo precedente. Y cuando el mesianismo es exacerbado distorsionando los cristales con que se mira la realidad, las cosas tienden a empeorar. Como distracción, se habla ya de una nueva cumbre social “que dure al menos un mes” a fin de enfrentar la segunda etapa de la profundización del proceso de cambio.
 El que las seis federaciones de cocaleros, hayan ratificado su confianza en su líder, Evo Morales Ayma -quien considera su proyecto políticamente imbatible- obliga a mantener alerta a sus seguidores con lo del constante supuesto golpe de Estado por la consecuente supresión de sus privilegios. Debido al amedrentamiento y la judicialización persistente, hay una ciudadanía enmudecida por el miedo. Harían muy bien los ilustrados en investigar qué sucede al momento del inevitable despertar del instinto de supervivencia. La reacción puede superar los límites de la racionalidad. A no equivocarse, el temor que no es cobardía, y la anomia social a la que han empujado al país, no son ni irreversibles ni definitivos..

Fuente: eju.tv - Revolviendo el río
http://eju.tv/?p=219992

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