El Estado Plurinacional está entre los países del mundo de escaso impacto, por la dimensión de su economía, significa entre el 0.01-0.02% a nivel mundial; por una historia o cultura sin mayor trascendencia en el período pre Colonial, aun reconociendo su participación en el imperio incaico; quizás la excepción sea el período Colonial, cuando se convierte en uno de los centros más importantes de exportación de oro y plata a los centros europeos de poder, período en el cual también logra un relativo desarrollo y organización social.
Sin embargo, su presidente Evo Morales, ha demostrado un olfato muy sensible para detectar oportunidades de estar en las noticias mundiales, a veces haciendo propuestas de carácter principista en la defensa de los pobres, de los indígenas y de la madre tierra. Propuestas utópicas, algunas hasta descabelladas, para comentarios de humor en todas partes. Evo en el poder ha demostrado su verdadera intención, no es hacer realidad esas iniciativas, sino instrumentalizarlas en función de su imagen diseñada con meticulosidad por sus asesores y para sostenerse en el poder. ¿Hasta cuándo? Si por él fuera, eternamente.
Contrasta la realidad en su pueblo. El divorcio con el movimiento indígena es total. Ha convertido la proclamación de derechos individuales y colectivos de los indígenas en una sistemática persecución a sus dirigentes, que ha unido al fin a los de Occidente con los de Oriente. Los atropellos a los pueblos indígenas consiguen impunidad oficial, el silencio en la justicia. Discriminación racista dentro del propio gobierno.
Discriminación con carácter de género, donde la mujer es la víctima, disimulada con una Ley específica sobre el “feminicidio”, tan inútil en lo académico como para detener la ola de abusos impunes contra la mujer: se dan en un domicilio particular (caso Clavijo, asesinato), en público durante una Asamblea Departamental (caso Chuquisaca, violación), en los cuarteles del Comando Mayor de las Fuerzas Armadas (caso de la enfermera, otro asesinato envuelto con orgía), en toda una ciudad (caso El Alto, hasta 50 denuncias por día) o en la Asamblea Legislativa Plurinacional (caso de la diputada Rebeca Delgado, acoso político por reclamar el derecho a pensar), siendo estos ejemplos de muchos similares denunciados durante estos siete años.
La violencia contra la mujer se ha hecho carne en la cultura nacional. La impunidad durante ésta gestión la alienta la ineficiencia, incompetencia y hasta la corrupción en la administración de justicia. Evo fue el inventor oficial de transgredir la ley como modus operandi. Su famosa frase ha pasado a ser parte instrumental del partido de gobierno: “Si algo me dicen, no es legal, le meto nomás; que arreglen los abogados, para eso han estudiado”. Y así van las cuentas en el país, ¡650 millones de dólares usados sin fiscalización! ¿Quién responde?
La confrontación no afloja. El senador R. Pinto, recluido más de 13 meses en La Paz y al gobierno no le da la gana de darle el salvoconducto para su traslado al Brasil, país que le ha concedido el asilo político. ¿Cuál su pecado?, haber denunciado vínculos de algunos del gobierno con el narcotráfico. Otro, elocuente: el 16 de julio, fiesta de La Paz, hubieron dos actos, uno oficialista y otro con las autoridades de la ciudad (en manos de otro partido). No es capaz de enterrar el hacha de guerra ni unas horas. Esta actitud es una tragedia con tremendas consecuencias para una sociedad ansiosa de trabajar en paz.
¿Algo más alejado del espíritu católico? No es un comportamiento ético. La amoralidad acompaña al ejercicio discrecional del poder. Sin respeto a las leyes, ni a las reglas más básicas de la educación, no se puede hablar de un ejercicio ético en la política ni, por tanto, de condiciones para reconocer un Estado de Derecho. Exigir respeto a tratados internacionales cuando no se respeta lo mínimo en casa, pasa a ser un acto cínico, cuando menos. Pero a la larga tampoco se puede burlar a todo el mundo todo el tiempo.
¿Evo en Río? Francisco es una autoridad religiosa, de visita al país vecino con intenciones pastorales; a fortalecer en la fe a los católicos, con un mensaje para todos los cristianos y personas de buena voluntad para, sobre todo, recordarles la tremenda responsabilidad que tienen en un mundo donde se ha perdido la esperanza, la alegría y la confianza en un futuro mejor. El papa es un peregrino, más que representante del Estado Vaticano.
Apela a la naturaleza humana, a los derechos naturales o fundamentales de la persona, al compromiso con los excluidos. Confía en las fuerzas de los que escuchan y en sus oraciones para empresa tan grande. Para él los pobres no son parte de un discurso para ganar las próximas elecciones, no hay reelección en su carrera; sufre con los enfermos, los abraza y, hasta donde puede, colabora atendiendo hospitales, dispensarios, etc.
Para el papa la ignorancia de Dios es lo primero, pero no se le pasa por alto que la falta de oportunidades en la educación está en la raíz de casi todos los males, y colabora con miles de centros académicos y de investigación a lo largo y ancho del planeta.
Para el papa, el narcotráfico “es una lacra” para la sociedad, origen de violencia, crimen y sufrimiento. No hay que ceder a los mercaderes de tanta miseria, solo por dinero o por poder. Se adelanta al debate sobre la legalización de las drogas, sospechosamente puesto en el tapete. Está el sufrimiento del ser humano y allí hay que conducir los mayores esfuerzos: comprensión, tratamiento, rehabilitación, apoyo a las familias. Un programa amplio para el Estado y la sociedad.
¿Puede hablar con Evo de sinceridad, solidaridad, caridad, de amor al prójimo? El papa representa a más de mil millones de católicos, su influencia es universal; al César lo que es del César. Claro que podrían hablar de muchos temas, pero, ¿están dadas las condiciones, o sería solo una reunión para la foto?