El discurso del Sr. Presidente del Estado Plurinacional, Socialista, el pasado 22 de Enero, fue una exhibición del modelo utópico ideal de política de Estado, construida sobre 13 pilares fundamentales que lo aguantan todo. Fue la definición de la utopía.
El mensaje duró algo más de cuatro horas, tiempo más que suficiente para explicar a los diez millones de habitantes que tiene Bolivia (si el censo no se equivoca) y hacerles entender, digo, la cuadratura del círculo o el sexo de los ángeles. En cambio, el discurso de inauguración de la legislatura en Washington no pasó de los 24 minutos, tiempo suficiente para recordar a los 308,745,538 norteamericanos y al mundo entero, que su país sigue siendo la primera potencia del mundo.
El primer pilar de la agenda gubernamental de Evo Morales es “erradicar la extrema pobreza”. Por lo que el Gobierno masista, hasta el año 2025 procurará lograr una “pobreza moderada”. Esta terminología de moderación, tan inusual en Evo Morales, rebaja muchos puntos a la meta del “vivir bien” puesto que para el bien vivir se requiere algo más que una pobreza moderada.
Por lo demás, en la medida en que el programa de don Evo es tan completo y perfecto se hace más difícil de creer que se llevará a cabo en una proporción aceptable, especialmente cuando en los siete años de mandato, no se cumplieron las promesas fundamentales que propuso en el 2006, cuando subió al poder.
Advierto de entrada que en este artículo no entraré a fondo del plan gubernamental. Otros ya lo han hecho, y con más que suficiente competencia. El que suscribe ha preferido referirse a algunas cuestiones de forma. Y es que los grandes temas nacionales, tantas veces anunciados como deprisa olvidados, son para la mayoría como cartuchos mojados: Ya no asustan a nadie ni suscitan grandes esperanzas.
Pero sí vale la pena repasar lo dicho por otros comentaristas que han destacado el hecho nada banal de que el Sr. Presidente del Estado Plurinacional Socialista, se trabuca cuando lee un texto escrito, y mucho más cuando lee cifras multimillonarias, dificultad que no le suele ocurrir cuando el fogoso orador de masas se dirige, de memoria, a las multitudes populares. Tal vez sí deje deslizar algún error de lenguaje que no es perdonado por los críticos.
Ahora bien, ¿No ha comprobado Usted, ilustrado lector que muchas personas cultas, acostumbradas a leer libros de todo género, también se trabucan al leer en público y en voz alta?
Hechas estas aproximaciones a la forma de hablar en público, del Sr. Presidente, me sorprendió en gran manera la descripción que hizo de su agenda para los próximos años. He aquí la gran parrafada: “América del Sur debe emerger como potencia industrial tecnológica, política y financiera, debilitando a los medios de comunicación y a las potencias imperiales, reconfigurando las relaciones y las estrategias del poder geopolítico en los distintos continentes del mundo que permitan reducir las emisiones de gas con infecto invernadero….”, etc.
Todo esto y mucho más, regido por principios éticos ancestrales del no robar, no mentir y no ser flojo. Don Evo omitió el cuarto precepto de ama llunku -no seas servil- que recientemente había rescatado la entonces presidenta de la cámara de diputados, Rebeca Delgado (MAS). La anotación de Doña Rebeca fue una alusión velada a los “serviles” masistas que no renunciarán a nada, con tal de que haya pitanza en el pesebre.